Amena y fugaz también (a pesar de su larguísimo metraje) resulta esta obra de un clásico de la acción como Donner, que rebuscó en su archivo para generar con poco esfuerzo un producto de rápido y efectivo consumo.

Con un héroe local (Stallone) y un antihéroe foráneo (Banderas) se crea una dualidad física de tiros y explosiones en la que Julianne Moore ni pincha ni corta y que se resuelve con un flashback mental, con una blanda reflexión sobre como a uno le persigue su pasado.
Los ideales que defiende son tan simples como contrarios.

Se deja ver, y su distribución (realmente efectiva en nuestro país) hace de ella un clásico de los blockbusters.