Es imposible, hoy en día, hacer una crítica de “Juego Sucio” sin remitirse al posterior remake italo-celta-americano de Martin Scorsese. Y la palabra remake toma su sentido cuando se han visualizado ambas:
- “The Departed” es un remake de “Infernal Affairs” porque copia literalmente, además de la historia, más de una docena de escenas. Pero literalmente es literalmente, es decir, son iguales, uno tiene la clara impresión de estar viendo la misma película con otros actores. No es una versión del director (como puede ser “Apocalypse Now” de “El Corazón de las tinieblas”), ni una recuperación de la ambientación para contar una parecida pero no igual, y de otra forma (como sucede en “El planeta de los simios” de Tim Burton). Es la copia total del 80% de los minutos de la cinta.
- Pero no desollemos a Scorsese por haber logrado su ansiado Oscar en un film del que poca culpa tiene. ¿Poca? “Infernal Affairs” es por dos razones una película ideal sobre la que hacer un remake: 1) por ser oriental, lo cual ya suele conllevar una gran cantidad de confusiones para el público occidental (y más para el estadounidense) aclarables con un remake; y 2) porque contando con una gran cantidad de escenas de acción, dos protagonistas carismáticos, una ambientación ideal (Hong Kong) y una ideas de lo más originales, no acaba de dar todo lo que puede de sí. Es el film de Lau Wai Keng y Mak Alan un guión claramente desaprovechado.

Todo va en “Infernal Affairs” a la velocidad del rayo, el film empieza a saco, transcurre a saco y termina a saco. Huelga decir que dura una hora menos que el de Scorsese y la trama es más extensa. Y, esto, juega en contra de la original.
La ambientación, la presentación de los personajes, la afinidad que se logra con ellos, es a todas luces deficiente. Martin Scorsese cogió un genial guión de película de acción y lo transformó en una crítica social aspirante a conmover los ridículos (ver los 8 oscars de unos indios huevones, los 6 de un muy falso documental sobre un hombre cargado de testosterona, o los 11 de la cursilería de un barco fantasma) corazones de los académicos.

Con la versión original de Hong Kong, a uno se le queda el sabor de estar viendo algo a lo que le faltan partes. Es imposible dormirse con “Juego Sucio” si se quiere seguir la trama (o mejor dicho, lo era).