La película no es que sea mala, sencillamente es una montaña de estiercol a -50°C que no alcanza ni el nivel más bajo de los peores telefilm de sobremesa de los domingos.

La historia que plantea es absurda sin ninguna base científica ni real, eso si, utilizan palabras técnicas con significados inventados. Algunas escenas son de chiste malo y el guión es, posiblemente, lo más ridículo y fantasioso que he visto últimamente. Es imposible aguantar la risa en algunas escenas y en otras los diálogos son de teatro de primaria.

Lo que no se explica es cómo pueden haber conseguido financiación para hacer esta cosa. Quemar el dinero en una hoguera con universitarios borrachos, habría sido más provechoso.

Los efectos especiales merecen mención a parte. Ni cuando se inventó el cgi a finales de los 80 eran tan malos, una de dos, o al ordenador que utilizaron le faltaba potencia o el técnico era el más vago del universo. Con un teléfono móvil barato, cualquiera puede conseguir mejores efectos en sus videos personales. Lo peor de todo es que ni siquiera se han molestado en respetar las leyes básicas de la física.