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Voto de Chris Jiménez:
5
Ciencia ficción. Thriller. Acción En el año 2019, el mundo ha quedado devastado por el terror nuclear. Un puñado de supervivientes tratan de llegar a un lugar distante del que provienen unas misteriosas señales de radio. (FILMAFFINITY)
6 de julio de 2017
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Se levanta el Sol. Una tierra donde sólo hay cadáveres, y también aparecen chiflados, con armas y ansias de matar o con la fe de que debe de haber algo más que destrucción y caos.
Nadie se salva de la locura...

La locura llegó un 18 de Agosto de 1.982, cuando la secuela de "Mad Max" aterriza en la cartelera italiana, revolucionando el concepto de "aventura en futuro apocalíptico", tanto que se convertiría en una sensación a explotar durante toda la década; no sólo sucedió en la tierra de los espaguetis, claro, pero sí fue donde se realizaron las imitaciones más divertidas, en opinión de un servidor. Y si bien hubo quienes lo intentaron con algún o ningún éxito, jamás superarían al que sí logró Enzo Castellari (¿y cómo no lo iba a lograr siendo el mejor director de acción de su país?).
En efecto, compatriotas suyos ligados a la explotación de bajo estrato se dedicaron uno o dos años a ello; él no obstante pasó a la Historia gracias a su hoy legendaria Trilogía del Futuro tras la oferta del sr. Fabrizio de Angelis, quien le dio esa buena idea de "hacer algo parecido a las películas americanas". La presente se llevó a cabo en unas semanas tras disfrutar de la enorme fama cosechada por "1.990: Los Guerreros del Bronx", esta vez en el extrarradio y espacios abiertos de su tierra natal; así empieza "Los Nuevos Bárbaros", entre el polvo del desierto y los cuerpos descompuestos de aquellos que no pudieron sobrevivir a la última guerra nuclear.

Se nos sugiere durante los créditos, acompañados de una de esas melodías "techno" tan entrañables de la época (una ovación para Claudio Simonetti); ahora, como siempre, reinan los bastardos entre los restos que han quedado de la civilización, luchando por llegar a una Tierra Prometida lejos de ellos. Pero todo atisbo dramático, que da para estas historias, es demolido de un plumazo por el descaro y el sentido del humor del director, además de su fértil imaginación, que juega a ver cómo puede superar el nivel de esperpento de una secuencia tras otra.
De hecho nada nos haría pensar que esta fábula "crazypunk" tiene lugar en un planeta post-nuclear, cuyo escenario se basa en amplios páramos verdes con sus limpias lagunas, nada que ver con aquellos desiertos rojos, sofocantes y desoladores de la obra capital de Miller. Aquí parece que una panda de amigos un tanto imbéciles se han disfrazado, pasado por el taller a "tunear" sus coches y salido a las afueras a representar un espectáculo "freak"; y ellos son los Templars, clásico grupo de sádicos liderado por un fanático pasado de vueltas de destructiva filosofía, al estilo del "Humungus", pero menos imponente y más patético (Luigi Montefiori repelente en extremo, y con una fuerza brutal: ¡descuajaringa una biblia por la mitad!).

La falta de explicación sobre cómo tras la destrucción de la civilización se tiene acceso a recursos, alimentos y armas de alto calibre permite regodearnos en la ilógica "pop-nuke" desplegada por Castellari a lo largo de escenas donde deja sus conocidas "marcas de la casa" (sus lentos planos "peckinpahnianos" en especial) y disfruta de la ultraviolencia más excesiva, como si plasmara las páginas de alguno de los cómics de 2.000 A.D.. Siguiendo los esquemas de "Mad Max II", pone a un pobre grupo de supervivientes, aquí de fe cristiana, contra el nihilismo caníbal de One y sus idiotas, y a un estereotipado héroe en mitad del enfrentamiento.
Este duelo entre dicho líder y el protagonista, Scorpion (muy soso Giancarlo Prete), uno de sus soldados reciclado en héroe cínico que huye de su pasado, remite a los "spaghetti westerns" que el de Roma realizaba años antes, pero dejando en el aire aquello que realmente les une, al igual que al último y a Nadir (¡¿pero por qué en este desierto se conoce todo el mundo?!), ni más ni menos que Fred Williamson interpretándose a sí mismo y disfrutando como un niño con las cosas que el director le pone encima, quien (ayudado de Antonio Visone, Mario Giorsi y Germano Natali) nos regala todo un impresionante catálogo en cuanto a parafernalia baratera-futurista se refiere.

Lo que usted desee en el mercadillo del páramo post-nuclear: arcos con miras telescópicas y flechas que explosionan, armaduras de materiales ultra-resistentes, armas de munición infinita (las cuales, gracias a los divertidos trucos de sonido, pareciera que disparan lásers) y sobre todo esos vehículos surrealistas con luces de discoteca y un equipo que va desde metralletas y lanzallamas a cuchillas, redes, torretas y lanzacohetes (¡ni John Rambo soñó con algo semejante!). Es desde luego lo más destacado en esta historia sin historia sólo sujeta a la venganza recíproca y unos personajes que primero van, luego se marchan y después regresan y se matan.
Así sin rumbo fijo ni verdaderos objetivos (el personaje, nunca mejor dicho, de Williamson, es un claro ejemplo de que disfrutar del sinsentido injustificado es lo mejor), más o menos como el romance entre Scorpion y la explosiva "Miss Italia" Anna Kanakis o la participación del niño que está cuando más se le necesita (Giovanni Frezza, habitual de la "exploitation"). Pero no es necesario pensar para dejarse arrastrar por el frenesí psicotrópico de esta aventura que no disfraza su condición de comedia descarada, a pesar de tanta masacre, tanto cuerpo atropellado o reventado...

Y de hacernos sufrir con el castigo más patético, sádico y cruel que se haya concebido para el héroe, algo inédito en la Historia del cine, como también ese pequeño aparato que éste conecta a su coche para escuchar música; el visionario Castellari se adelanta en décadas al pendrive y su peripecia es amada al momento por los fanáticos de la fantasía "freak".
Ninguno de sus coetáneos hará algo tan colorido, tan deliciosamente descacharrante, dejando claro que son los italianos quienes filman los mejores "rip-offs" de los '80. ¿Hay dudas? Inmediatamente después haría la secuela de "Los Guerreros del Bronx", por si fuera poco.
Chris Jiménez
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