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Voto de Chris Jiménez:
7
Western La Guera Civil estadounidense (1861-1865) ha terminado, pero muchos en el Sur se resisten a admitir la derrota. Algunos de los héroes que cabalgaron junto a Lee se han convertido ahora en unos facinerosos. Entre ellos, y dominando las praderas de Missouri, se encuentran los hermanos James, ladrones de bancos y asaltadores de trenes que viven al margen de la ley. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2019
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jesse Woodson James y su hermano Alexander Franklin fueron dos de los forajidos más temidos y famosos de cuantos cabalgaron a través de las tierras del salvaje Oeste, y junto a su banda, la James/Younger, llegaron a convertirse en leyenda.
Aquí se nos presenta la historia de sus hazañas tras la Guerra Civil hasta su separación, captura y el posterior asesinato de su líder por Robert Ford.

Hay directores que durante sus carreras siempre han aprovechado para rendir tributo a sus mentores espirituales o ídolos, y si Woody Allen tenía a Ingmar Bergman, Brian DePalma a Alfred Hitchcock y Clint Eastwood a Don Siegel, no había nadie que idolatrase tanto a Sam Peckinpah como Walter Hill, para quien escribió el guión de "La Huida". Éste último consideraba que todos sus trabajos guaradaban esencia de "western", pero por fin podría afirmar tal cosa de manera literal cuando se puso al frente de su primera película del Oeste, la oportunidad perfecta de homenajear a su maestro como nunca había hecho.
Aunque no era la primera vez que las correrías de los James o los Younger eran plasmadas en pantalla (sirvan de ejemplo "La Verdadera Historia de Jesse James", "Los Hermanos Younger" o "Sin Ley ni Esperanza") la idea asaltó a James y Stacy Keach allá por 1.971, una explosión de combustión lenta que en un primer momento se barajó para ser transformada en miniserie de televisión producida por la NBC. Más tarde sería el productor Tim Zinnemann quien ofreció el proyecto a Hill, recientemente habiendo saboreado las mieles del éxito con "The Warriors".

La mayor curiosidad fue la intención del cineasta de reclutar a verdaderos hermanos actores para interpretar a los forajidos del film (Stacy y James Keach (además ejerciendo de guionistas y productores) dan vida a los James; David, Robert y Keith Carradine a los Younger; Dennis y Randy Quaid a los Miller y Christopher y Nicholas Guest a los Ford). La historia nos sitúa tras los terribles acontecimientos de la Guerra de Secesión, que ha hecho de Missouri un territorio dividido, marcado por la degeneración, la desfiguración, la derrota y un odio aún muy presente (las fichas del juego al que Cole no deja de perder: azules y rojas).
Testigos y supervivientes de la masacre, los Younger/Ford mantienen su banda como los miembros de la comunidad sudista a la que pertenecieron, una comunidad de hombres desatados y unidos en la pura negatividad (quizás por una causa noble, por el puro interés o por una esperanza de muerte); su mala fama como los más hábiles atracando bancos y trenes despierta el interés de la agencia Pinkerton, cuyos agentes irán tras ellos en nombre de la ley, una ley que se impone despiadada, causando más muertes y destrucción que los propios forajidos. La cacería será implacable y los resultados terribles.

Divorcio Norte-Sur en una tierra de violencia e inhumanidad donde los hombres no pueden librarse de esa vida fácil tan llena de peligros, dinero y crímenes por más que lo intenten (la mayoría de los protagonistas se asentarán al separarse, casándose o formando una familia), hombres unidos por una sincera amistad la cual les conducirá a la traición y el abandono por una de las razones más viejas del ser humano, la supervivencia, además de proponerse la figura de la mujer como sembradora de la discordia (Belle incita a Cole y al indio a luchar; Beth acrecienta la hostilidad entre Jim y Ed).
Walter Hill compone una sinfonía de sangre, polvo, alcohol y vasta naturaleza encontrando sus raíces en el tradicional "western" de Anthony Mann o Delmer Daves y en el más desencantado y crepuscular de Monte Hellman, Arthur Penn o Don Siegel, así como de otros títulos en particular ("El Fuera de la Ley", "Los que no Perdonan", "La Hora de las Pistolas"...). Aunque no hay influencia más grande para el director que la recibida de su maestro Peckinpah; de éste tomará algunos de sus temas más recurrentes, personajes de trazo grueso, brutalidad inherente al ser humano y cámaras lentas (de las que abusará hasta el tedio).

Pero, además de esto, hereda la melancólica imaginería de "Pat Garrett y Billy, "el Niño" " y un comienzo y un final directamente sacados de "Grupo Salvaje", un final del todo espectacular (el memorable asalto fallido en el Banco de Northfield) donde demuestra una vez más su nervio y precisión como director de acción. Bajo su mando, un plantel repleto de hermanos donde cada uno brinda unas decentes actuaciones, en especial David y Keith Carradine, Randy Quaid y James Keach, sin olvidar las intervenciones de James Whitmore Jr., Pamela Reed y el habitual del cineasta, James Remar (vistiendo los mismos trapos que en "The Warriors").
Pese a contar con cierto éxito en taquilla y una nominación para entrar en Cannes, la película no gozó de la gran acogida que seguramente esperaba Hill; parte de culpa recayó en el poco interés que se vivía en la época con un género cinematográfico tan mustio, que no así dio aquel 1.980 títulos tan interesantes como "El Valle de la Furia", "Tom Horn" o la mesiánica (y catastrófica) propuesta de Cimino "La Puerta del Cielo". Sin embargo la obra honesta, ruda y sobre todo primitiva que es "Forajidos de Leyenda" no engaña a nadie ni ofrece medias pintas.

Como dijo Albert-Patrick Hoarali: "El primitivismo del "western" es aún hoy día, a los ojos de los civilizados, lo esencial de su seducción".
Chris Jiménez
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