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Voto de Chris Jiménez:
8
Drama Ester, su hermana Anna y su sobrino Johan atraviesan en tren un país extranjero y sombrío, probablemente en guerra. Los tres vuelven a casa, pero tienen que interrumpir el viaje y detenerse en una ciudad a descansar en un oscuro y destartalado hotel, ya que Ester, que sufre una crisis vital, se ha puesto enferma. Mientras Ester trata de reprimir la atracción sexual que le inspira Anna, ésta sale en busca de sensaciones que la liberen ... [+]
13 de noviembre de 2017
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"Yo no aceptaría mi miserable papel, pero ahora estoy demasiado sola [...] Las fuerzas son demasiado poderosas, quiero decir las horribles fuerzas...vigila tus pasos entre los fantasmas y los recuerdos. No hay necesidad de hablar de la soledad...es una pérdida de tiempo".
Y la respuesta para todas estas palabras...es el silencio.

Tercera entrega de la denominada, y no oficial, Trilogía del Silencio del maestro Ingmar Bergman, que llegaba tras los pequeños clásicos "Como en un Espejo" y "Los Comulgantes", personalmente he de decir que es mi favorita de las tres. En este caso el sueco desarrolla una historia recordando los viajes que hizo a numerosas ciudades tras la 2.ª Guerra Mundial, en especial a Hamburgo, lugares donde se encontró a personas que estaban sobreviviendo al desastre.
Esta fue una de las bases de lo que en un futuro sería "El Silencio", aunque lo que realmente inició la idea del film fue una infección de garganta que le apartó de un proyecto de fantasía que tenía en mente, decidiendo entonces contar la historia de dos viajeros que acaban en un país extranjero desconocido (y en un principio los dos eran personajes masculinos, pero el director cambió esto porque no quería que, en sus propias palabras, resultara "tan autobiográfico"). Si hay una cosa que podemos distinguir es que, a partir de este largometraje, el cine de Bergman se torna más agresivo, y la respuesta se halla en su deseo de introducir de una manera más explícita el sexo y aspectos relacionados con él, como nunca antes había hecho.

"El Silencio" nos narra la historia de dos hermanas, Esther y Anna, que junto a Johan, sobrino e hijo de ellas, acaban en una ciudad llamada Timoka, una ciudad centro-europea donde parece que una gran guerra se está librando. Ninguno de los viajeros sabe dónde está, qué ocurre o el idioma que allí se habla; están atrapados, aunque sólo van a estar un día mientras continúan su recorrido. Y esa es la premisa de la película, punto, pero, como en toda obra de Bergman, lo interesante se descubre mientras el director, usando su cámara como un papel de lija, va desnudando a los personajes y el ambiente en el que se encuentran. Desde el principio vemos que la relación de las dos hermanas no se presenta tan satisfactoria, y en efecto así es, esa es la clave del film.
Anna se deja llevar, responde sobre todo a lo físico, es sensual, atrevida, es puro nervio, sin embargo Esther es lo diametralmente opuesto, presentándose como una mujer intelectual, más preocupada por temas trascendentes, es más culta, más cerebral, y entre ellas hay una envidia corrosiva. Anna no puede comprender más allá de lo que ve, toca y siente, Esther no puede tocar ni sentir como la anterior y, para más inri, la enfermedad pulmonar que acarrea se convierte en una carga para Anna, sintiéndose ésta culpable al mismo tiempo. Las dos arrastran un sufrimiento constante, y, a pesar de ser dos seres humanos completamente distintos, se exponen como las dos caras de una misma moneda, siendo este el anticipo más directo de lo que veríamos después con "Persona".

Esther, deseando sentir físicamente, se aproxima a su hermana, lo que da pie a sospechar una posible atracción incestuosa hacia ella. En esta incómoda situación está Johan, el hijo de Anna, quien actúa mayormente de observador y sirve de algún modo como guía para el espectador, ya que, como nosotros, es testigo mudo de la relación de su madre y su tía, pero no obstante sirviendo a Esther de conexión sentimental, ya que como ésta se ve incapaz de intimar con su hermana lo intenta a través de su sobrino, pero él huye, la esquiva y únicamente es a su madre a la que se aproxima, en lo que parece ser otra relación de connotaciones incestuosas.
El ambiente que se respira en el hotel donde transcurre casi todo el film es de pura asfixia, cargado con los perversos sentimientos de las protagonistas, y a la vez agobiante por presentarse en una ciudad que funciona de asedio para ellas, usándose los elementos bélicos, como los tanques, por ejemplo, de metáfora (algunos piensan que de símbolo sexual). Mientras las hermanas se descubren a sí mismas, Johan, atrapado inevitablemente entre ellas, siendo imágenes perfectas de la vida (su madre) y la muerte (su tía), deambula entre curioso y divertido, y descubrimos a la vez que él, sumergiéndonos en una atmósfera de extrañeza que en más de una ocasión raya el puro surrealismo "buñueliano" (sobre todo en la inclusión de los enanos).

En ella también conocemos al anciano sirviente del lugar que a todas luces parece ser la representación de la Muerte, cosa bien demostrada en esa escena en la que se le ve manejando un reloj a los pies de la cama de Esther. Siendo el silencio la tónica dominante, en esta obra todo son símbolos, alegorías y claves escondidas que hay que ir descifrando poco a poco. Bergman logra imbuirnos en una experiencia de pura sensorialidad, entre enfermiza, sensual y oscura, donde la realidad opera a dos niveles, la apariencia y la cara oculta, siempre tan importante en el cine del maestro sueco.
Dos realidades tornándose cada vez más permeables hasta la secuencia en que las dos hermanas se enfrentan en la habitación, frente al amante de Anna (interpretado efusivamente por el que fuera el actor estrella en los primeros films de Bergman, Birger Malmsten). Hablamos de una de las obras más crípticas y fascinantes del director, una pequeña joya para el que sepa apreciarla, la cual ganó un inesperado éxito en su momento por su polémica y marcó un punto y aparte en el cine de la época.

"El Silencio" es pura vanguardia cinematográfica, arropada por la preciosa fotografía de influencias expresionistas de Sven Nykvist y las maravillosas actuaciones de Ingrid Thulin y Gunnel Lindblom, quien, como dato curioso, al final protagonizará una escena que ya hizo acto de presencia en una obra anterior de Bergman, "Sueños".
Chris Jiménez
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