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Voto de Chris Jiménez:
7
Comedia. Romance. Drama Zack y Miri, dos amigos que se conocieron en el instituto, tienen serias dificultades para madurar, por lo que se encuentran agobiados por las deudas. Como necesitan ganar dinero inmediatamente, deciden montar una empresa para grabar cine porno con sus amigos. Durante el rodaje, ambos descubren que sus sentimientos van más allá de la platónica amistad que los había unido desde siempre. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No son pocos quienes mantienen la firme creencia de que "Persiguiendo a Amy" fue la última película realmente memorable de Kevin Smith, cuya trayectoria posterior parecía dirigirse en una clara línea descendente hasta tocar fondo con "Jersey Girl", de la cual todos dudaron que estuviese dirigida por aquel joven que irrumpió en la industria una década antes con la rompedora "Clerks".

Precisamente en 2.006, ya fuera por nostalgia o ganas de lograr un éxito decente en taquilla, el cineasta recuperó a sus personajes para sorpresa de todos en una tardía y, aunque simpática, algo irregular secuela. ¿Cariñoso autohomenaje y guiño a los fans o intento desesperado para seguir reteniendo a éstos?, nunca se sabe. El caso es que la jugada no le resultó mal a Smith, que salió momentáneamente del bache. Para entonces se propuso desarrollar una idea que le llevaba rondando la cabeza desde mediados de los '90: una comedia romántica situada en el mundo de la pornografía, algo que sin embargo nunca pudo poner en práctica.
Lejos de su New Jersey natal éste comenzaría a rodar la que sería su segunda obra no situada dentro del peculiar mundo iniciado en "Clerks" (el "viewaskewniverse"). En efecto estaba empezando a olvidarse de su pequeño universo, aunque el inicio de esta película remite directamente al estilo de sus primeras obras (de hecho uno de los escenarios esenciales será una cafetería/restaurante, lo cual nos traerá recuerdos de su ópera prima...¡además, vuelve el hockey!). Esta vez la acción se sitúa en los suburbios de Pennsylvania, donde residen Zack y Miriam, compañeros y buenos amigos desde la infancia, cuya situación financiera no es muy halagüeña.

Sin poder afrontar las facturas por culpa de su estupidez (pues prefieren gastarse el dinero en otras "cosas") están a un paso de vivir como auténticos mendigos...pero de repente se les ocurre una solución, descabellada e inmoral, con la que poder enriquecerse fácilmente; ese es sin duda uno de los aspectos más interesantes de la trama: no se nos habla de adolescentes que quieran rodar una película porno para pasar el rato, sino de dos personas en la ruina total, sin opciones y con la dignidad por los suelos, a las que no les queda más remedio que perderla del todo si quieren sobrevivir. Así el director, como de costumbre, trata el pesimismo y la amargura existencial desde el punto de vista del humor.
Además de ofrecernos grandes dosis de comedia grosera, ofensiva y bastante estrafalaria (¿ha vuelto el Kevin Smith de "Clerks" y "Mallrats"?, todo apunta a que sí), abordará utilizando la sátira más irreverente distintos temas como el racismo, la homosexualidad (algo que ya había hecho anteriormente) y la industria del porno amateur, lo cual deriva en algo que le acerca a su "yo" juvenil: el tratar desde la nostalgia cómo rodar una película con amigos, un equipo cutre y sin presupuesto; esto también provocará que se envuelva la manta a la cabeza y nos bombardee con un puñado de innumerables referencias cinéfilas, demostrando sin reparo alguno su gran pasión y amor por el oficio.

Uno de esos homenajes y tributos que llevan formando parte de su filmografía desde que comenzó y el cual, como es lógico, no podía faltar en esta ocasión, es el referente a su querida "Star Wars", que aquí parodia sin vergüenza alguna transformando el mítico universo de Lucas en un impagable desvarío porno (para no creerse el ver a Zack de Han Solo o a Barry de R2-D2). Por eso mismo resulta poco agradable que decida destruir (literalmente), no se sabe muy bien por qué, la oportunidad que tendrían los fans de poder asistir a este divertido rodaje; será el segundo giro que tome el argumento y al mismo tiempo su primer bache.
Tras desplazarse la acción hasta la misma cafetería donde trabajan los protagonistas, lo que implica volver a empezar de nuevo ralentizando mucho el ritmo del metraje (en ese momento llevamos casi una hora de película y parece haber pasado ya hora y media), tiene lugar el segundo y más molesto bache de la trama (incluso indigesto, ya que por su culpa ésta se desestructurará perdiendo toda su coherencia narrativa): pese a haber estado soterrada bajo un cúmulo de gamberro y ácido humor negro, la nota romántica emergerá revelándose algo que ya estaba claro desde el principio: el amor entre Zack y Miri, sin duda uno de los motivos esenciales de la historia.

Todo ello provocará que "¿Hacemos una Porno?" resulte al final tan empalagosamente sentimental y tierna como sucedía con "Persiguiendo a Amy" o "Jersey Girl", lo que no le viene muy bien a una película con una premisa tan zafia y cafre como esta. Seth Rogen y Elizabeth Banks, que ya trabajaron en "Virgen a los 40" (hasta veremos a Gerry Bednob en un papel similar), demuestran una gran química y carisma en pantalla, mientras que Craig Robinson, Justin Long, Jeff Anderson y Jason Mewes (estos dos últimos sin interpretar como protagonistas a Randal y Jay por primera vez para Smith) están simplemente impagables; mención aparte merecen el cameo del gran Tom Savini y la aparición de las actrices porno Katie Morgan y (la legendaria) Traci Lords.
El director, que puso mucho empeño y entusiasmo en el film, no tuvo la suerte de su parte cuando sus expectativas de lograr un gran éxito de taquilla no fueron superadas. Dos hechos propiciaron este desastre comercial: la fuerte censura que le impuso la M.P.A.A., con la que Smith batalló duramente, y la nefasta campaña publicitaria que le organizaron los Weinstein, lo cual puso punto y final a una relación que duraba desde hacía catorce años.

Con todos estos problemas, el simpático, controvertido y alocado cóctel entre John Waters, Judd Apatow y John Hughes que es "¿Hacemos una Porno?" termina resultando, pese a su exceso de azúcar en ciertos momentos, satisfactorio para los fans del cineasta, quien no se mostraba así de gamberro, ofensivo, provocador y friki desde los tiempos de "Mallrats".
Chris Jiménez
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