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Voto de Chris Jiménez:
6
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5,3
6.943
Thriller. Intriga
Al salir de prisión, Rudy Duncan (Ben Affleck) se propone empezar una nueva vida con Ashley (Charlize Theron), una chica con la que ha mantenido una relación epistolar desde la cárcel. Pero se verá en una situación muy comprometida cuando el hermano de Ashley (Gary Sinise) y sus secuaces intenten sonsacarle información sobre un casino que la banda planea asaltar. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Puede haber propósito más humilde y honesto para la Navidad que celebrarla tomando un chocolate caliente y una tarta en casa de tus padres y con toda la familia? Puede que no.
Estas fechas son signo de júbilo, paz y tranquilidad...sin embargo los planes pueden torcerse de vez en cuando.
En no pocas ocasiones hemos oído una sentencia, sobre todo en el mundo del deporte, a cuya sabiduría hemos de rendirnos, y es esa de (en paráfrasis) "es mejor retirarse cuando uno está en la cima que seguir con el riesgo de caerse y no volver a levantarse"; esto lo podemos aplicar al universo cinematográfico en general y a muchos directores en particular, por ejemplo John Frankenheimer, veterano realizador ya consagrado en la década de los '60 gracias a obras como "El Tren", "Plan Diabólico", "El Mensajero del Miedo" o la inmortal "El Hombre de Alcatraz".
Hablamos de uno de los miembros por excelencia de aquella "generación de la televisión" que estableció las pautas de un cine basado en la caracterización y profundidad de los personajes y en la importancia del compromiso político más allá de la mera denuncia, hablamos de un maestro artesano de la industria, poco conocido hoy día ya que nunca buscó el éxito comercial directamente y a quien la suerte parecía haber abandonado a finales de los '70 pese a ciertos golpes de gracia. Su carrera, que había tocado fondo definitivamente con la nueva versión de "La Isla del Dr. Moreau", se recuperó a todos los niveles por obra y gracia de "Ronin", que le puso de nuevo en primera línea cuando nadie daba un dólar por él.
Ésta podría haber sido su perfecta carta de despedida, un digno broche de oro...no obstante el hombre iba a preparar su última obra para el cine aventurándose en el recién iniciado siglo XXI, y todo debido a un proyecto donde se inmiscuyó (por voluntad propia o porque le contrataron para ello, es irrelevante) con un interesante guión firmado por el "lúcido" Ehren Kruger, responsable directo de las vomitivas versiones americanas de "The Ring" o de algunas entregas de la (ídem) saga de "Transformers". "Operación "Reno" " arranca entre las paredes de una fría y asquerosa prisión, uno de los lugares predilectos de la filmografía del director.
Allí, dos convictos se preparan para saborear las delicias de una nueva y redentora vida: Nick Cassidy y Rudy Duncan, ladrón de coches cuya única ambición es regresar a casa de sus padres por Navidad; la trama, como nos irá demostrando a lo largo de su desarrollo, muestra especial predilección por la acidez de los giros del destino y la repugnante catadura de la condición humana. Tras un poderoso prólogo (quizás lo mejor del film) se iniciará la farsa que es el motor de todo el guión. Rudy, desesperado por encontrar a una chica, se hace pasar por Nick, atacado de manera inesperada, para disfrutar de la guapa y dulce Ashley, con la que el anterior se carteaba desde la cárcel.
Suplantación que revela una falta absoluta de ética y desfigura de cara al espectador a un personaje que en un principio resultaba casi entrañable. En efecto es el engaño lo que guía esta historia, y lo que hará a Rudy caer en su propia trampa pues la inocente Ashley se servía de la confianza de Nick para planear un atraco al casino donde aquél trabajaba, llevado a cabo por el supuesto hermano de la joven y sus acólitos, unos transportistas de armas, a todas luces una panda de desgraciados maleantes bendecidos con un golpe de suerte que ni ellos mismos se creen.
Peligroso intercambio de identidades con los que Rudy se mete de cabeza una salsa de mezquindades donde veremos cómo cada personaje se sirve de la manipulación del otro, ya sea psicológica (Ashley) o por medio de la violencia (Gabriel) para su propio beneficio; incluso Frankenheimer se sirve del guión para ir zurciendo los pliegues de una atmósfera tan agresiva y agobiante (el secreto está en hacernos sentir tan acorralados y estafados como Rudy) como afiládamente irónica, alimentada desde la raíz por el cinismo.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Una lástima, todo podría haber acabado mejor con "Ronin", pero el destino quiso que "Operación "Reno" " se convirtiese en el último título de su extensa y dispar filmografía estrenado en cines.
De todas formas no creo que el guión de Kruger hubiese funcionado mejor en manos de otro realizador.
Estas fechas son signo de júbilo, paz y tranquilidad...sin embargo los planes pueden torcerse de vez en cuando.
En no pocas ocasiones hemos oído una sentencia, sobre todo en el mundo del deporte, a cuya sabiduría hemos de rendirnos, y es esa de (en paráfrasis) "es mejor retirarse cuando uno está en la cima que seguir con el riesgo de caerse y no volver a levantarse"; esto lo podemos aplicar al universo cinematográfico en general y a muchos directores en particular, por ejemplo John Frankenheimer, veterano realizador ya consagrado en la década de los '60 gracias a obras como "El Tren", "Plan Diabólico", "El Mensajero del Miedo" o la inmortal "El Hombre de Alcatraz".
Hablamos de uno de los miembros por excelencia de aquella "generación de la televisión" que estableció las pautas de un cine basado en la caracterización y profundidad de los personajes y en la importancia del compromiso político más allá de la mera denuncia, hablamos de un maestro artesano de la industria, poco conocido hoy día ya que nunca buscó el éxito comercial directamente y a quien la suerte parecía haber abandonado a finales de los '70 pese a ciertos golpes de gracia. Su carrera, que había tocado fondo definitivamente con la nueva versión de "La Isla del Dr. Moreau", se recuperó a todos los niveles por obra y gracia de "Ronin", que le puso de nuevo en primera línea cuando nadie daba un dólar por él.
Ésta podría haber sido su perfecta carta de despedida, un digno broche de oro...no obstante el hombre iba a preparar su última obra para el cine aventurándose en el recién iniciado siglo XXI, y todo debido a un proyecto donde se inmiscuyó (por voluntad propia o porque le contrataron para ello, es irrelevante) con un interesante guión firmado por el "lúcido" Ehren Kruger, responsable directo de las vomitivas versiones americanas de "The Ring" o de algunas entregas de la (ídem) saga de "Transformers". "Operación "Reno" " arranca entre las paredes de una fría y asquerosa prisión, uno de los lugares predilectos de la filmografía del director.
Allí, dos convictos se preparan para saborear las delicias de una nueva y redentora vida: Nick Cassidy y Rudy Duncan, ladrón de coches cuya única ambición es regresar a casa de sus padres por Navidad; la trama, como nos irá demostrando a lo largo de su desarrollo, muestra especial predilección por la acidez de los giros del destino y la repugnante catadura de la condición humana. Tras un poderoso prólogo (quizás lo mejor del film) se iniciará la farsa que es el motor de todo el guión. Rudy, desesperado por encontrar a una chica, se hace pasar por Nick, atacado de manera inesperada, para disfrutar de la guapa y dulce Ashley, con la que el anterior se carteaba desde la cárcel.
Suplantación que revela una falta absoluta de ética y desfigura de cara al espectador a un personaje que en un principio resultaba casi entrañable. En efecto es el engaño lo que guía esta historia, y lo que hará a Rudy caer en su propia trampa pues la inocente Ashley se servía de la confianza de Nick para planear un atraco al casino donde aquél trabajaba, llevado a cabo por el supuesto hermano de la joven y sus acólitos, unos transportistas de armas, a todas luces una panda de desgraciados maleantes bendecidos con un golpe de suerte que ni ellos mismos se creen.
Peligroso intercambio de identidades con los que Rudy se mete de cabeza una salsa de mezquindades donde veremos cómo cada personaje se sirve de la manipulación del otro, ya sea psicológica (Ashley) o por medio de la violencia (Gabriel) para su propio beneficio; incluso Frankenheimer se sirve del guión para ir zurciendo los pliegues de una atmósfera tan agresiva y agobiante (el secreto está en hacernos sentir tan acorralados y estafados como Rudy) como afiládamente irónica, alimentada desde la raíz por el cinismo.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Una lástima, todo podría haber acabado mejor con "Ronin", pero el destino quiso que "Operación "Reno" " se convirtiese en el último título de su extensa y dispar filmografía estrenado en cines.
De todas formas no creo que el guión de Kruger hubiese funcionado mejor en manos de otro realizador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sin embargo un guión que empieza a mostrar signos de gran inverosimilitud en ese juego de mentiras y medias verdades en el que se enzarzan el protagonista y los cabezas huecas comandados por Gabriel.
Nada o casi nada brinda al espectador la oportunidad de creerse, o de querer creerse, cómo Rudy sale y entra de su falsa identidad por pura supervivencia y el modo en que los villanos, patéticos e idiotas como ellos solos, lo asumen hasta el final (el cuento de la "caja manitú" es para no pestañear...). Hay ingenio en las acciones del protagonista para zafarse de sus secuestradores, pero no en cómo vuelve a los brazos de éstos sin sufrir peores consecuencias.
Lo cierto es que Kruger maneja un guión inevitablemente influenciado en forma y estilo por las intrigas de los hermanos Coen (no pocas similitudes hallamos entre "Fargo" o "Sangre Fácil" y el film que nos ocupa) que es tramposo en sí mismo, tramposo en su modo de avanzar y en su modo de revelar sus giros y sorpresas. Atención a cómo estos llegan tras una ocurrencia soltada o hecha por los personajes en el momento más oportuno (y como perfecto ejemplo ahí tenemos el del mechero y la pistola cargada de licor o la revelación de la verdadera identidad de Ashley y la aparición de un resucitado Cassidy, que no habría sucedido de no ser por el arrebato sentimental de Rudy en el último momento).
Como bien dice éste a Nick, "sabes que el plan podría haber tenido más de 100 errores". El guión también, pero gracias a las tramposas maniobras de su creador esto no sucede, claro. Entre medias, la inexorable figura de la "femme fatale" de turno (su misteriosa identidad será uno de los más interesantes puntos) y una desafección cruda y terrible por la imagen de la Navidad, con Santa Claus, su perfecto símbolo, transformado en un grupo de descerebrados atracadores que se esconden tras su entrañable atuendo para cometer el golpe.
Un último tramo de esencia "tarantiniana" que vuelve a demostrar el nervio y oficio de Frankenheimer tras la cámara para manejar el suspense y la acción más desenfrenada y no así desnuda de innecesarios artificios logra arreglar un film que resulta infalible en términos técnicos y estéticos, pero no gracias a la lógica y verosimilitud de su guión, pues por ningún sitio podremos hallarla.
Unos jóvenes Ben Affleck y Charlize Theron encabezan con sus muy correctas actuaciones un plantel en el que únicamente se salva el siempre carismático Dennis Farina; Danny Trejo, James Frain, Donal Logue y el mítico Isaac Hayes resultan detestables en extremo. Intriga y acción de manual, humor negro del más amargo, dobles identidades al más puro estilo Hitchcock y un metraje que al final resulta entretenido. El veterano dirige la mirada a su "thriller" más negro, seco, bruto y desencantado de antaño ("Domingo Negro", "The French Connection II") además de al menos profundo y al más simple y entretenido ("52: Vive o Muere", "Tiro Mortal").
Es decir, al de su etapa de los '70 y los '80, pero esta vez fracasando de cara a la crítica y a la taquilla (la misma Charlize Theron diría que fue la peor película de su carrera; declaración en la que se excedió teniendo en cuenta las cosas que hizo después...).
Nada o casi nada brinda al espectador la oportunidad de creerse, o de querer creerse, cómo Rudy sale y entra de su falsa identidad por pura supervivencia y el modo en que los villanos, patéticos e idiotas como ellos solos, lo asumen hasta el final (el cuento de la "caja manitú" es para no pestañear...). Hay ingenio en las acciones del protagonista para zafarse de sus secuestradores, pero no en cómo vuelve a los brazos de éstos sin sufrir peores consecuencias.
Lo cierto es que Kruger maneja un guión inevitablemente influenciado en forma y estilo por las intrigas de los hermanos Coen (no pocas similitudes hallamos entre "Fargo" o "Sangre Fácil" y el film que nos ocupa) que es tramposo en sí mismo, tramposo en su modo de avanzar y en su modo de revelar sus giros y sorpresas. Atención a cómo estos llegan tras una ocurrencia soltada o hecha por los personajes en el momento más oportuno (y como perfecto ejemplo ahí tenemos el del mechero y la pistola cargada de licor o la revelación de la verdadera identidad de Ashley y la aparición de un resucitado Cassidy, que no habría sucedido de no ser por el arrebato sentimental de Rudy en el último momento).
Como bien dice éste a Nick, "sabes que el plan podría haber tenido más de 100 errores". El guión también, pero gracias a las tramposas maniobras de su creador esto no sucede, claro. Entre medias, la inexorable figura de la "femme fatale" de turno (su misteriosa identidad será uno de los más interesantes puntos) y una desafección cruda y terrible por la imagen de la Navidad, con Santa Claus, su perfecto símbolo, transformado en un grupo de descerebrados atracadores que se esconden tras su entrañable atuendo para cometer el golpe.
Un último tramo de esencia "tarantiniana" que vuelve a demostrar el nervio y oficio de Frankenheimer tras la cámara para manejar el suspense y la acción más desenfrenada y no así desnuda de innecesarios artificios logra arreglar un film que resulta infalible en términos técnicos y estéticos, pero no gracias a la lógica y verosimilitud de su guión, pues por ningún sitio podremos hallarla.
Unos jóvenes Ben Affleck y Charlize Theron encabezan con sus muy correctas actuaciones un plantel en el que únicamente se salva el siempre carismático Dennis Farina; Danny Trejo, James Frain, Donal Logue y el mítico Isaac Hayes resultan detestables en extremo. Intriga y acción de manual, humor negro del más amargo, dobles identidades al más puro estilo Hitchcock y un metraje que al final resulta entretenido. El veterano dirige la mirada a su "thriller" más negro, seco, bruto y desencantado de antaño ("Domingo Negro", "The French Connection II") además de al menos profundo y al más simple y entretenido ("52: Vive o Muere", "Tiro Mortal").
Es decir, al de su etapa de los '70 y los '80, pero esta vez fracasando de cara a la crítica y a la taquilla (la misma Charlize Theron diría que fue la peor película de su carrera; declaración en la que se excedió teniendo en cuenta las cosas que hizo después...).