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Voto de Chris Jiménez:
9
Intriga. Drama Adaptación de una de las novelas más conocidas de Agatha Christie. Narra la historia de un asesinato perpetrado durante un viaje en el legendario Orient Express. La investigación del famoso detective belga Hercules Poirot (Albert Finney) tropieza con grandes dificultades, pues los ilustres pasajeros disponen de una coartada que los excluye como sospechosos. Inmejorable reparto para un film que consiguió un Óscar (mejor actriz ... [+]
14 de septiembre de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tren que parte de Estambul con dieciséis pasajeros ha quedado detenido por una tormenta de nieve en Yugoslavia. Sin embargo, el suceso más inquietante es que uno de los viajeros ha sido brutalmente asesinado, y el culpable puede estar aún dentro...
Como alega el muy perspicaz Poirot, "durante tres días, todas estas personas, absolutamente desconocidas entre sí, viajarán en un tren en el que la máquina controla sus destinos".

Una de las novelas de misterio más conocidas e influyentes de la Historia es y será siempre el "Asesinato en el Orient Express" que la experta en el género Agatha Christie publicó allá por mediados de los '30. A lo largo de los años, muchas de las historias de la escritora han sido trasladadas al panorama cinematográfico, destacando "Testigo de Cargo", de Billy Wilder, "El Tren de las 4:50", de George Pollock (cineasta que adaptó otros tantos títulos), o "Muerte en el Nilo", dirigida por John Guillermin.
El mismo año en que Peter Collinson realizó la tercera versión de "Diez Negritos", los productores John Brabourne y Richard B. Goodwin intentaron convencer a Christie de que les cediera los derechos del "Orient Express", desgraciadamente, la mujer no estaba por la labor de aceptar tales peticiones dado el fastidio que le produjeron algunas de las adaptaciones de sus obras que habían sido llevadas al cine durante la década de los '60. EMI Films consiguió que el proyecto despegase, con Christie aceptando a regañadientes, disponiendo a un Sidney Lumet en el mejor momento de su carrera para que ocupara el puesto tras las cámaras.

El famoso, sagaz y muy sarcástico detective belga Hercule Poirot se encuentra retornando a su Inglaterra en el Orient Express acompañado de su querido amigo Bianchi, directivo de la línea Wagons-Lits. En dicho tren acabarán subiendo, entre otros pintorescos personajes, un conde húngaro y su esposa, un coronel de la armada británica, una distinguida y anciana princesa rusa, una misionera tímida muy devota a la religión y un misterioso hombre de negocios llamado Samuel Ratchett junto a su secretario y su sirviente.
En mitad de la fría noche, el Orient Express es asaltado por el mal tiempo, y la nieve impide el paso al ferrocarril. A la mañana siguiente, el sr. Ratchett, quien había revelado al detective la existencia de unas cartas de amenaza hacia su persona, yace muerto en la cama, apuñalado y envenenado; las pistas llevarán a Poirot a relacionar el caso con el turbio secuestro y asesinato de una niña americana ocurrido cinco años antes, en el cual Ratchett estuvo implicado. Uno de los pasajeros está detrás de esa repulsiva y, sin embargo, bien merecida muerte...¿pero quién de todos los sospechosos?

La novela, tomando la escritora inspiración del rapto y asesinato del hijo del aviador Charles Lindbergh en 1.932, es un clásico del género que ella popularizó, el "whodunit", cuya intriga se mantiene intacta en el film. Sidney Lumet, eficiente cineasta que había demostrado un talento especial para los "thrillers" de suspense, es el indicado para afrontar la difícil responsabilidad de llevar "Asesinato en el Orient Express" a la gran pantalla, con guión de Paul Dehn, donde resulta muy fácil de apreciar la cantidad de modificaciones en la trama y en los nombres y carácter de los personajes (Masterman y Bouc son ahora Beddoes y Bianchi, y la solterona Greta es transformada en misionera), así como en el desarrollo de las entrevistas a los pasajeros.
Cambios aparte, la habilidad de Lumet es decisiva para que la adaptación sea lo más digna posible al texto de Christie, y yo creo que eso se cumple con creces; influenciándose de los cánones del cine negro clásico, especialmente el de Hitchcock o Preminger, y con un curioso guiño a sus "Doce Hombres sin Piedad", el director elabora una perfecta intriga repleta de cinismo, violencia, humor negro y un importante dilema moral (Poirot, defensor de la ley, conoce la identidad de los autores del crimen...pero también es consciente de la atrocidad cometida por Ratchett), aspectos que se mantienen como algunas de las máximas de su cine.

Una de las grandes bazas de la película es el inmenso reparto coral que acaba reuniéndose y que tenemos el privilegio de ver. Desde Martin Balsam a Jacqueline Bisset pasando por Vanessa Redgrave, Michael York y míticos astros de la industria como Lauren Bacall, Ingrid Bergman, John Gielgud, Richard Widmark, Sean Connery o Anthony Perkins (en un papel que sin duda escribieron para él), algunos de ellos ya habiendo colaborado con Lumet previamente; todos a la sombra de un maravilloso Albert Finney que, con disculpas a Peter Ustinov, consigue dar vida al mejor Poirot.
El buen hacer del diseño de producción, la fotografía de Geoffrey Unsworth y el dominio para el misterio y el suspense de Lumet, aseguran una de las mejores adaptaciones, sino la mejor, de una novela de Agatha Christie al cine, la cual acabó nominada a seis Oscar en su momento.

Nada tiene que ver la nueva e innecesaria versión de Kenneth Branagh, que tuvimos la desgracia de ver hace poco en cartelera, donde los iluminados productores, por la gilipollez esa de la diversidad cultural, nos han cambiado a Ingrid Bergman por Penélope Cruz y a Denis Quilley por Manuel García Rulfo...olé sus cojones.
Chris Jiménez
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