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Voto de Chris Jiménez:
7
Acción. Thriller. Drama La historia se desarrolla entre Tailandia y Hong Kong. Jeff (Chow Yun Fat), Chung y Sam se unen a la banda de Judge en un atraco a un convoy de armas. Tras el ataque, Judge y su banda matan a Chung y obligan a Sam a liquidar a Jeff. En vez de ello, Sam lo abandona a su suerte en medio de un incendio... pero Jeff sobrevive y los busca uno a uno para vengarse. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"一下子", cuyo significado es "en un abrir y cerrar de ojos" o "rápido y con violencia", sería la descripción perfecta de la aventura que nos aguarda...
a quemarropa y sin miedo, cerebro ni sentimientos, contra todo lo que haya delante.

Después de soportar una codirección para "Twin Dragons" con su colega (luego no muy apreciado) Tsui Hark, que sin embargo terminó siendo uno de los films más taquilleros de 1.992, el sr. Ringo Lam querría seguir en esta misma tónica de ofrecer entretenimiento para alejarse de los muchos problemas que le ocasionaban sus obras más comprometidas, costándole amenazas de muerte desde las Tríadas o sectores políticos corruptos. Desde luego este deseo, al unirse de nuevo con su colaborador Yin Nam y crear el guión de "Full Contact", se cumpliría con creces.
Atención a los detalles que van emergiendo. Un trío de delincuentes atraca una joyería en el centro de la ciudad; Frankie Chin de gigante subnormal, Bonnie Fu de zorra repulsiva y el líder es el Simon Yam más loco de toda su carrera, en un homosexual sádico que se enciende un cigarro con una llama que le sale de la yema del dedo y apuñala en el pecho a una dependienta, mientras los otros dos acorralan a víctimas inocentes y se lían a tiros en las calles como si estuvieran en el salvaje Oeste. El que se alza como uno de los mejores prólogos de la Historia del cine ya nos mete en las fauces de una jungla de asfalto donde la inmisericordia es la carta de presentación.

Y esto, entre los créditos iniciales, lo rematará la explosiva Ann Bridgewater, quien al son de "Get the Funk Out" restriega sus muslos por la ardiente pista de un pub atestado de humo y gente de la peor calaña. ¡Así es como se debe empezar una película de acción, demonios! Entre esta gente se halla Go-Fei, un Yun-Fat Chow de macarra motorista con el nivel de chulería y arrogancia elevado al 4.000%, no dudando en ir a liberar a su amigo Sam (un Anthony Wong muy patético) de las garras del cruel mafioso de turno a patada, navajazo y ostia limpia. Han pasado 12 minutos de metraje y esto se siente como una inyección de ácido mezclado con pólvora en vena y sin avisar.
Contundente declaración de intenciones. Lam ya no apela a esa crítica que llevaba a sus historias a regiones oscuras de la sociedad hongkonesa, ni se preocupa por matices políticos, ni siquiera se molesta en elaborar personajes complejos. Es la válvula de escape que necesitaba, una conjunción malencarada de todos los clichés de la acción palomitera de la época, abandonada a la hiperestilización de la puesta en escena, la fuerza del ritmo sin el uso de coherencia o lógica, la violencia despiadada e inhumana, la interpretación sobreactuada (hasta la náusea en algunos casos) y la celebración de la atemporal mitología de un género: el de criminales.

Y es que la conexión más directa se encuentra entre las páginas del inefable maestro del mismo, Donald Westlake, pues Nam transcribe la sangrienta venganza que el ladrón Parker llevaba a cabo en "The Hunter" al imaginario hongkonés de los '90, donde Chow se endurece y deprava para convertirse en otra versión del Lee Marvin que ya dio vida a aquél en la adaptación de 1.967. Aquí también, este Parker/Go-Fei es traicionado por el primo de Sam (el mismo Yam, el "Juez") y sus descerebrados compinches durante un robo de armas que ya desde el principio sabemos que no va a salir bien.
El chino nos arrolla con su furia a través de un festival de tiros, persecuciones, explosiones y peleas en esa Hong Kong hecha escenario de guerra; un "Lam on Fire" que se regodea en su afán por la destrucción material y el asesinato sin remordimientos. Aquí es que no hay un gramo de cerebro. Y así de fácil somos atrapados, en esta explotación de estereotipos, sólo por sádica diversión, bruto nihilismo y ego masculino herido; su potencia visual heredada del cómic y lo escandalosamente ridículo de los diálogos (las sentencias de Chow a Yam cuando éste flirtea con él...), escritos como por un Shane Black borracho, hacen el resto.

En esa explotación entra la del argumento, claro. El mismo que el de la obra de Westlake. Engaño, falsa amistad, venganza. El delincuente peligroso (aquí de buen corazón) es traicionado y desaparece sin dejar rastro, pero se arranca las balas de la piel, se sacude el polvo, practica su puntería con botellas (¡es que ni esto falta!) y regresa a enfrentarse con los imbéciles ruines que le dieron por muerto. Su chica se ha echado a los brazos de otro, si bien el guión arrebata a Bridgewater un protagonismo que merecía por pleno derecho, en lugar de concedérselo al traidor Sam o a la asquerosa de Fu.
Cada uno de los movimientos de estos ásperos personajes es predecible horas antes de suceder, por lo tanto la trama, que va de duelo en duelo, se dirige a un final transparente...sin embargo no importa qué se cuenta sino qué se muestra y cómo, y el director tiene a su cargo un equipo de diseñadores de arte, operadores y creadores de efectos especiales que hacen de la experiencia un deleite visual y sonoro, imparable de ritmo y movimiento, y sin la necesidad de los bellos artificios de su colega John Woo (ya le hubiera gustado a él elaborar una secuencia como la del duelo climático en el pub, con las cámaras siguiendo la trayectoria de las balas...).

"Full Contact" está plagada de muchos clímax, y en ellos la acción se eleva poco a poco hasta llegar a un cenit atolondrante, con mucha explosión y salpicadura de sangre, caricaturizando la locura del sadismo criminal. ¡Qué hazaña "pulp" de fuego, pólvora y barro la emprendida por este "leemarvinizado" Chow, enfrentado a tal cantidad de peligros sin despeinarse (literalmente)!
Pero el púbico no respondió bien, tal vez por no querer ver a la estrella en un rol tan despiadado, alejado de sus simpáticos héroes. Aun así seguirá siendo una joya del género y la época, rematada con ese plano del héroe marchando en moto entre llamas y lluvia y "The World is Crazy" atronando de fondo. LEGENDARIO es poco.
Chris Jiménez
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