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Voto de Chris Jiménez:
4
Ciencia ficción. Terror. Acción Dos miembros de la tripulación de una nave espacial, el Teniente Payton (Dennis Quaid) y el Cabo Bower (Ben Foster), se despiertan en sus cámaras de hibernación sin recordar nada de lo que ha sucedido: ni quiénes son, ni cuál era su misión o por qué, aparentemente, son los únicos supervivientes. Conforme se adentren en las zonas más profundas de la nave, descubrirán que no están solos, y desvelarán el terrible misterio que rodea la ... [+]
24 de mayo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya hemos disfrutado en el Espacio de grandes aventuras, épicas batallas, dramáticos relatos, pero el género más acertado para viajar al cosmos, y Ridley Scott acertó de pleno en ello, es sin duda el terror.

Desde la aparición de su "Alien" la ficción espacial se llenó de una intriga, miedo y tensión innovadoras, y el gérmen se extendería hasta límites insospechados. Hoy día casi no entraña sorpresas ya que las referencias y similitudes están ahí, y si Scott influyó al género en los '80, "Horizonte Final" haría lo propio en los '90, cuyas imitaciones ya se cuentan por centenares. Estrenada al mismo tiempo que la inglesa "Moon" (con la que comparte semejanzas), "Pandorum" surgiría de la costilla del film de Paul Anderson y de un guión escrito por Travis Milloy, el cual habría de esperar varios años para ponerse en marcha.
Curiosamente éste acabaría en manos del sr. Anderson, que haciendo las veces de productor decidió ofrecérselo al interesante Christian Alvart, quien ya había estrenado su primera (y denostada) obra fuera de su tierra natal: "Expediente 39". Antes de arrancar la historia se nos avisa de que nos hallamos en un lejano futuro donde los recursos de La Tierra se agotan y están llevando a la raza humana y su hiperpoblación a una situación límite; la solución es investigar otros planetas a los cuales se pueda emigrar...

La visión de Alvart, a diferencia de la de Duncan Jones, está colmada de pesimismo y amargura, y este sentimiento tiñe la primera parte, en la que un escalofriante mensaje es enviado a una nave antes de introducirnos en las entrañas de la Elysium, que vaga silenciosa en la inmensidad del Espacio a la espera de llegar a un destino incierto. Dentro dos tripulantes, el cabo Bower y el teniente Payton, despiertan de su letargo en sus cámaras de hibernación; este inicio, con la claustrofobia, la oscuridad y la tensión acorralando a ambos personajes, es sencillamente magistral por parte del director.
Y es que su habilidad para modelar las atmósferas, de un suspense asfixiante que sin problemas traspasa la barrera del terror, son dignas de elogio. Hay un gran enigma planteado (¿quiénes somos, adónde vamos y qué hacemos aquí?) y un elemento, casi un "macguffin", propio de un "thriller" psicológico: el "pandorum" (una enfermedad paranoica). Parece que vayamos a asistir a un "Cube" en el Espacio...hasta que Bower se propone investigar en la nave y se encuentra con un cadáver, una mujer trasunto de Lara Croft (atlética, atractiva y buena luchadora) y, para rematar, un grupo de extraños seres mutantes mostrados demasiado pronto. Y todo se tuerce.

Porque una fábula como esta se sostiene sobre la cuerda floja, pues ha de contener un argumento original, aprovechar al máximo sus mejores recursos y terminar de manera eficaz para que el público no se sienta decepcionado o con la sospecha de que ya ha visto todo eso. "Pandorum" no cumple este cometido, y tras unos veinte minutos brillantes la perfecta intriga se convierte, así como así, en un típico "survival" de la más cutre categoría; como no puede ser de otro modo, los fallos se irán sucediendo en el guión: los dos primeros son sacarnos del interior de la nave, sin duda lo peor, y la intromisión de molestos "flashbacks" para explicarnos la historia (qué manía con usarlos siempre...).
Pero tampoco se queda a la zaga el que Alvart y Milloy sigan presentando personajes, a cada cual más innecesario y ridículo (Nadia o el chiflado de Leland como paradigma de ello), que de algún modo esclarecerán las dudas con respecto a la nave y los secretos que oculta, no dejando absolutamente nada, por desgracia, bajo el misterio. Así, el terror y la tensión son reemplazados por violencia y acción, y el film va tomando de referencia la estética de los comics de Dark Horse y anteriores obras como "Horizonte Final", "Sunshine", "Pitch Black", "Doom" y "Aliens", mientras el recurrir a la presencia de los extraños seres para generar terror y frenesí recuerda a la misma torpe artimaña ideada por Neil Marshall en "The Descent".

En realidad sí hay un elemento que dispare la incertidumbre y el interés en el film. No es la existencia del planeta llamado Tanis, ni los monstruos caníbales, ni siquiera el tiempo de vida que le queda al reactor de la Elysium; es el "pandorum", ese síndrome que causa paranoia y psicosis por la influencia del espacio profundo. Mientras Bower y sus amigos se van a cazar por ahí, un hombre se queda en la sala de control, Payton, y descubrirá a un nuevo inquilino, el cabo Gallo; de esta minimalista transferencia de engaños y psicopatía nace la mejor historia de la película.
La de una confrontación mental entre cuatro paredes donde se recupera el tono desasosegante y desquiciado del inicio. Está claro que es el salvavidas del guión, pero ninguno de los implicados lo aprovechará como es debido; Alvart prefiere hacer una aventura espacial "B" de acción frenética con un puñado de guiños y claves unidas por hilos tan finos que ha de hacer milagros para que no se rompan. Ben Foster cumple decentemente, de la horrenda Antje Traue sólo destacan sus voluminosos atributos y Cung Le protagoniza la escena más espantosa y estúpida (¡¿quién se cree que el líder de los mutantes vaya a librar un duelo de honor con su personaje?!); el mejor es sin duda Dennis Quaid.

A efectos técnicos "Pandorum" es brillante (diseño, fotografía, efectos especiales, la lograda atmósfera de imaginería casi "lovecraftiana"), pero nada importa cuando todo se apoya en un guión cuyos cimientos se derrumban a cada paso y remata la función al estilo tan propio del Hollywood comercial.
Mis cuatro puntos tienen justificación: uno por su ritmo incansable, que te entretiene pese a todo, otro por Quaid y otros dos por ese buen par de razones por las cuales no podemos dejar de mirar a Traue, aunque su actuación sea horrible. "Doom" me gustó más...al menos da lo que promete sin engañarte con absurdas trampas.
Chris Jiménez
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