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Voto de Chris Jiménez:
7
Drama Eve, una mujer que ha sido abandonada por su marido, se reúne con sus tres hijas para tratar de afrontar la situación. Ella se encuentra en un momento crítico, pero sus hijas también tienen sus propios problemas, algunos de ellos derivados del poco cariño que han recibido de su madre. Las emociones se desbordan cuando el marido se presenta en la casa familiar acompañado de la mujer con la que quiere casarse. (FILMAFFINITY)
24 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi empezada "Annie Hall", Alvy y Annie van a ver una película titulada "Cara a Cara", sin embargo el álter-ego neurótico de Allen se niega a entrar en la sala pues ya ha empezado la sesión...

Y es que, como le sucede a DePalma con Hitchcock o a Eastwood con Siegel, hay un evidente amor y constante tributo a Ingmar Bergman en todo lo que el neoyorkino hace...pero entonces, en 1.978, decide dejarse los típicos guiños para acometer su primer gran homenaje al maestro y de paso dar la espalda a su pasado cómico; el caso es que "Annie Hall" le ha catapultado definitivamente al éxito y al prestigio y se siente en posesión de su trabajo para hacer lo que le de la gana. También escribe en solitario el guión, bebiendo en abundancia de la fuente de experiencias que le brinda el pasado familiar atormentado de su ex-mujer Louise Lasser, cuya madre se suicidó tras años de internamiento en un hospital psiquiátrico.
"Interiores" abre en un espacio completamente hermético, ahogado por la quietud y cuyas entrañas están devoradas por la culpa, la soledad y la amarga presencia de la muerte; maníaco del plano-secuencia, el director se acoge firme a la belleza del estatismo y el plano general, gran angular del arte "bergmaniano". La historia, sin música, contada a través de las ocasionales narraciones "en off" e incluso ciertas "confesiones" realizadas por un ausente entrevistador, se inicia con una tragedia que desconocemos para luego fundirse con el pasado, y tiene como protagonistas a tres hermanas de clase media-alta: Renata, Jo y Flyn.

El repentino divorcio de sus padres, Arthur y Eve, empieza a desestabilizar los pilares de su mundo, de dentro hacia afuera. El universo del realizador sueco inspira las formas y el entorno, al igual que la gravedad existencial del tono, la extrema atención que se le presta a los rostros y a los primeros planos, mientras Allen se regodea en diálogos afilados y, siendo esto el mayor impedimento para sus fans, aprisionados por una gran carga intelectual y una pretenciosa teatralidad, al igual que las actuaciones. Por otra parte, la silueta dominante y enferma de la madre planea sobre el film, que se contagia de su rigidez gélida y pasiva desafección asfixiando cada encuadre.
Es ella la instigadora de la fatalidad y aplasta bajo su severo catácter a todo bicho viviente. La trama enfoca las dificultades personales de Jo y Renata, entre ellas, con sus padres y sus respectivas parejas, Mike y Fred, todos modelados a la manera neoyorkina del director: individuos atormentados, cínicos, insatisfechos, neuróticos, habituados a la angustia y a la reclusión de sus emociones y demasiado cobardes para finalizar sus conflictos o confesar la verdad. Louise inspira el personaje de Flyn, actriz de mediocres telefilms y a la vez el único que no goza de una introspección profunda como las otras dos (algo imperdonable).

Pese a prestar más o menos atención a las figuras femeninas protagonistas, la configuración de tres hermanas se ubica bajo la doble influencia de "Gritos y Susurros" y "Las Tres Hermanas" de Chekhov (adaptada en 1.966, contando, muy curiosamente, con Geraldine Page); Eugene O'Neill es otra poderosa fuente de inspiración, y no es casualidad que algunos de los instantes más trágicos y ásperos parezcan extraídos de "Long Day's Journey into Night". El segundo punto de inflexión se halla en la aparición de la nueva amante de Arthur, Pearl, con la que planea casarse.
La meticulosa atención de Allen por los colores, tratados magníficamente por la fotografía del genio Gordon Willis, se revela aquí más que nunca (Pearl, en su llamativo vestido rojo, resaltando su vitalidad entre la mustia atmósfera gris y nívea que componen los protagonistas); el cineasta también sabe plasmar en pantalla los viajes interiores del film, su densidad y su dureza. Dos secuencias donde mejor conjuga su talento para lo dramático son: el intento de violacion a Flyn, cuyo clima desasosegante se refuerza por el uso de los primeros planos, y la confesión entre Jo y su madre.

Éste, inscrito en el canon "bergmaniano", permite la liberación de la culpa y los corrosivos secretos con el fantasma sigiloso que escucha entre las sombras de un recodo de la estancia; como su maestro, Allen confunde la realidad y lo soñado en un clímax desgarrador, de pura tensión psicológica y emocional, derivando en una muerte que constituye la liberación familiar, un alivio teñido de amargura, y concluyendo (igual que "Gritos y Susurros") con la evocación de un pasado lejano donde se pretende atrapar un segundo de efímera felicidad para concederle un valor de eternidad.
Pese a que "Interiores" es fiel al deseo de su creador de lograr un drama ambicioso y perfeccionista, queda lastrado por sus fallos, y uno de los más notables es cómo éste abre muchas interesantes subtramas (el deseo infiel de Frederick, el embarazo no deseado de Jo, la amarga existencia de Flyn) en las cuales no se profundiza absolutamente nada; tampoco ayuda la composición de personajes, con los que en general nos es imposible empatizar, en especial los encarnados por Richard Jordan, la debutante Mary B. Hurt y Geraldine Page, detestable hasta la náusea como Eve, en cuyo papel Allen quería a Ingrid Bergman (ésta estaba ocupada rodando, irónicamente, la magistral "Sonata de Otoño").

Cautivadora como siempre se desvela Diane Keaton en la piel de la criatura cerebral y arrogante pero realmente frágil que es Renata. "Interiores", por su parte, adolece en sus intenciones; las esferas truculentas de Bergman, en cuyos abismos es inevitable enroscarse, desgarran las tripas y vapulean la conciencia.
La obra de Allen, pese a estar dirigida con rigor y una inmensa valentía, no respira autenticidad y termina por ahogarse en su frialdad abrumadora, hueca y casi artificial...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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