Revisión del mito de Drácula llevado a la época contemporánea, más concretamente en el London hippie.
Todo el filme rebosa una rabiosa estética yeyé: la banda sonora a base de música funky que suena con mucha frecuencia a lo largo de la peli, los maquillajes, los bailes, el vestuario...
Una pandilla de niñatos burgueses hastiados de su vida ociosa, deciden ir un paso más allá en su búsqueda de emociones fuertes y no se les ocurre otra cosa que acudir a una iglesia abandonada para realizar un rito de magia negra. Ahí es nada.
El cabecilla de la panda es un tal Jhonny Aculard que por su mirada burlona,su insolencia y su falta de moral es un eco del Alex Delarge de la Naranja Mecánica (estrenada apenas un año antes). Vemos más vestigios de la Naranja Mecánica en las reuniones en el bar psicodélio que es punto de encuentro de la panda y donde perpretan sus futuras fechorías o en la primera y divertida escena de la película, en la que estos hippies escandalizan y provocan con sus bailes y su actitud irreverente a los dueños (unos señores de clase bien) de la casa donde están celebrando el guateque.
Seamos honestos, sabemos desde el principio que un film Hammer no va a ser una película buena, pero entretiene y mucho. Es una película sin pretensiones y eso se agradece. De ahí que no le pueda dar una nota baja.