Hace poco vi en un cine, donde hay que ver las películas, no lo olviden, la penúltima de Scott, EL ÚLTIMO DUELO. Muy larga, creo que algo más que esta, pero la disfruté prácticamente de principio a fin. Por ahí andará mi crítica, claro.

En el caso de esta otra película, estoy de acuerdo totalmente con Carlos Boyero, algo poco habitual, y sus 150 minutos se me hicieron eternos.

Es un intento fallido de abordar con cierto sentido del humor un drama real. Seguramente hubiera sido una serie aceptable, del estilo de American Crime Story, dándole algo más de vuelo y minutos. Pero como película no funciona, solo se puede ver gracias a Pacino, Irons y un poco de Salma Hayek, el resto de actores naufragan de forma patética en el caso concreto de Lady Gaga, actriz que debería ser consciente de que no lo es, que lo suyo es cantar, sorprendentemente en el caso del gran Adam Driver, fuera de sitio constantemente o un Jared Leto irreconocible, tanto en su aspecto como en sus actitudes interpretativas, rozando el ridículo constantemente y consiguiéndolo totalmente en alguna ocasión.

Sobran minutos, pretensiones, falta profundidad en los personajes y detenerse algo en el mundo de la moda, que debería ser el centro de la historia. La parte de las relaciones familiares no se cuenta tampoco bien, poco se explica y casi nada se entiende, irritando sobremanera la exhibición de tópicos y mal gusto que Lady Gaga hace de lo que ella (y el director, se supone) entienden que es una mujer italiana de gran temperamento y con muchas ambiciones.

Una película fallida en la que solo el vestuario y la puesta en escena pueden destacarse. Poca, muy poca cosa.