Muy buena, un 9, gran nota, no tanto por la película en sí, que también, sino por lo que supuso. Estamos ante el nacimiento de un "monstruo". Estancados desde primeros de siglo en los clásicos y espeluznantes Frankenstein, Drácula o la momia, George A. Romero descubre, a finales de la década de los sesenta, un nuevo ser espeluznante, capaz de ser peligroso porque se mueve en manada, ávidos de carne humana y con sus reglas perfectamente definidas: se mueven de forma lenta, solo mueres quemados o destrozándoles la cabeza, son humanos solo en apariencia y despiertan desde sus tumbas para acechar a los vivos.

La película es de una economía de medios ciertamente notable, es casi milagroso lograr poner un pie un film con tan poco: actores semiprofesionales, maquillaje casero, exteriores mínimos, decorados de interior espartanos.

Romero demuestra que lo importante es la historia, incluso es capaz de mostrarnos la personalidad de cada personaje y de cómo afrontan el horror cada uno de ellos, desde el pánico hasta el sentido del deber o el egoísmo puro y duro.

Gracias, George, sin ti no habría zombis en el mundo.