Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia Harold Lloyd se casa con la mujer de sus sueños. Su matrimonio transcurre normalmente hasta que sucede lo inevitable: su familia política aparece. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida es, a veces, una gran tramposa. Y sino, cómo se explica que, cuando uno tiene más claro el valor de ser soltero, y es capaz de gritar a los cuatro vientos frases como “Yo jamás perderé mi libertad porque me miren unos ojos de ternero degollado”… Lleguen de repente unos ojos como esos, y al sentir su brillo y su mirada penetrante, de inmediato rueden por el piso todas las columnas en que se apoyaba mi libertad.

El diablo sin duda ha de ser mujer, porque fuera de que te lleva casi vendado hasta la iglesia, hay tipos, como nuestro apreciado Hubby, que terminan viviendo con su mujer, con su suegra, con el vago de su cuñado, y con el travieso hermanito.

Con esta “linda familia”, comienza para Hubby a derrumbarse cada sueño y a tejerse cada pesadilla... y entonces vuelve a tomar sentido aquel lapidario aforismo que dice que “matrimonio y mortaja del cielo bajan”.

Pero, contra todo lo que parece, éste no es un filme contra el matrimonio, es apenas una advertencia contra las suegras (contra ciertas suegras, claro) pues, con la suegra en Miami, me aguanto hasta un tsunami. Y Hubby se verá en “deliciosas” situaciones para salirle al paso a su nueva vida, mientras nosotros reímos porque pensamos que esto nunca nos pasará, o porque ya nos pasó, y nos da risa ver a otro que enaltecía la soltería, cayendo en lo que ya caímos.

El filme resulta entretenido y motiva algunas risas, aunque le falta algo que lo afine y que permita a Harold Lloyd hacer uso de sus acrobacias como en los mejores tiempos. Tampoco hay una escena de fuerte logro, pero bien comprendemos que, para artista alguno, las obras maestras no son cosa que brote todos los días.

Fred C. Newmeyer y Sam Taylor, tienen aquí su cuarto trabajo de dirección a dúo, y conservan su habilidad para los caos exteriores, para los gratos interiores y para los intertítulos divertidos y muy bien aplicados a la situación que se cuenta.

Una vez más, Jobyna Ralston es la compañera cálida y afectuosa como hija, y tierna y “resignada” como esposa. Y la suegra, Josephine Crowell, muy convincente como sonámbula, pero la clase de mujer que uno quisiera tener bien, pero bien lejos.

“CASADO Y CON SUEGRA” parecería ser la premonición de una desgracia, y lo peor de todo es que, en este caso… es cierto.

He aquí un buen programa para integrar a la familia.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow