Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
4
Drama. Romance Humbert es un europeo culto, brillante y atractivo que se instala en una ciudad de Nueva Inglaterra como profesor. Una vez allí, se hospeda en casa de Charlotte, una voluptuosa viuda, que ve en Humbert la encarnación de sus fantasías provincianas. Pero Humbert oculta una herida envenenada: el recuerdo de un frustrado amor de adolescencia. Por eso, Lolita, la hija de Charlotte, se le aparece a Humbert como la materialización de sus sueños. (FILMAFFINITY) [+]
13 de diciembre de 2012
7 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay remakes cinematográficos que apenas sirven para confirmar aquello de que, “todo tiempo pasado fue mejor”… una frase por demás sin mucho asidero porque, por ejemplo, cómo va a ser mejor lo que ocurría en los viejos tiempos, cuando a un político corrupto o a un banquero tramposo, les resolvían su problema colgándolos de un árbol, cuando ahora, en cambio, les dan su casa (o finca) por cárcel… solo para que sufran un poquito por no poder asistir a los desfiles de modas.

La, <<LOLITA>> de Adrian Lyne -hay que decirlo así para que a nadie se le ocurra confundirla con la joya que hizo, en 1962, el gran Stanley Kubrick-, está bien lejos de ser una importante película porque, aunque toca reconocer que Lyne es sobresaliente como planeador de ambientes sensuales; entiende bastante de fotografía; y sabe cómo extraer las mejores y más coquetas expresiones de cualquier mujer conservando cierto pundonor... como narrador cinematográfico, el también realizador de la fatal, “9 semanas y media”, es un copietas poco imaginativo y en los diálogos es incapaz de trascender lo que puedan aportarle sus poco sobresalientes guionistas.

Ha de recordarse que, el guion para la película de Kubrick lo escribió el propio autor de la novela, Vladimir Nabokov, siendo el director quien añadió su particular humor negro y el fortalecimiento del personaje de Quilty. El guion para Lyne lo hizo, Stephen Schiff, un debutante sin ningún crédito notable hasta el sol de hoy, y quien solo resalta en dos tempranos momentos de la película: cuando propone la metáfora de la lámpara atrapa-insectos y en ese significativo cambio de ropa de Humbert (en un abrir y cerrar de ojos… de puerta), que ilustra perfectamente la loca ansiedad del maduro profesor por estar en la cama con la ninfa. De haber mantenido este nivel… de algo muy distinto estaríamos hablando ahora.

En cambio, el filme se va al piso con tantísimos planos largos, repetitivos, y en muchos casos, inanes por completo. Los diálogos son muy pobres y los intentos de poesía parecen escritos por algún desteñido baladista: “Luz de mi vida/ fuego de mis entrañas/ mi pecado”... y lo peor de todo, fue la torpísima idea de convertir a una muchachota de 14 años -que da claras pistas de tener su mundo y de que sabe cómo le va el agua al molino-, en una empalagosa bebita, como de 5 añitos, que no deja de chupar bombones, pintarrajearse la boca, hacerse bigotes con la leche, y volverse cargante cada que monta en coche.

No luce, por ningún lado, un contador de historias personales, con sello propio y brillantez… y queda entonces acelerar de tanto en tanto la imagen, hasta ese burdo clímax -donde por fin veremos, sin sorpresa alguna, el rostro del asediante, Clare Quilty (Frank Langella)-, realizado con el peor gusto que pueda uno imaginarse.

La versión de, Stanley Kubrick, duraba 152 minutos y nos quedó faltando lo que él tanto anhelaba incluir. La película de Lyne dura 137 minutos, y yo diría que le sobra cerca de una hora.

Eso sí, queda para el recuerdo el embelesador rostro de, Dominique Swain.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow