Para un hombre de mente abierta, quizás no haya un encuentro más grato que el que pueda tener con una mujer de carácter; y para una mujer estructurada, no hay nada tan placentero y atrayente como tener a su lado a un hombre de mentalidad abierta. Es decir, son tal para cual, y entre ambos conforman una de las parejas más enriquecedoras que pueda darse en este mancillado pero encantador planeta.

Carácter, significa ideas claras, objetivos concretos, una posición definida ante la vida, la verdad como ley suprema se encuentre donde se encuentre; también significa respeto por la palabra dada, defensa de la justicia, oposición resuelta ante cualquier cosa que vulnere a seres inocentes… en resumen, significa ser Yo en la plenitud de mi esencia.

Una mente abierta, es aquella que se reconoce en sus imperfecciones; es la que tiene claro que, lo que sabemos, es como las estrellas que conseguimos ver en una noche despejada, pero, lo que nos falta por aprender, es como el resto de las estrellas que hay en el universo. Por lo tanto, escucha a los demás, acepta razones provengan de donde provengan, y sin reparo alguno, deja atrás cualquier cosa que identifique como un rezago en sus ideas o en su forma de vida… en definitiva, es un ser que conoce a plenitud el sentido de la evolución.

El carácter, más que su belleza, es lo que hace adorable a Anna Leonowens; y su humildad ante las nuevas ideas, es lo que hace apreciable al rey Mongkut, el gran estratega que gobierna a Siam. Por esto, lo que surge entre ellos simplemente tenía que darse. Cada uno aprende del otro, crece con el otro y se salva con el otro. Anna y Mongkut, son dos magníficos guerreros de la vida y ponen muy en alto a la especie humana con esa manera de dejarse pulir como dos diamantes que todavía guardan algunas asperezas.

Cuarta adaptación cinematográfica de la vida de la legendaria institutriz inglesa, Anna Leonowens, quien se ocupó de formar a las 23 esposas, 42 concubinas, 58 hijos, y a los 10 más que nacieron durante su estadía en las magníficas tierras de Siam. Andy Tennant, ha logrado un filme que, a diferencia de sus predecesoras (conozco las dos primeras) y con gran acierto, se aplica a darnos una visión más centrada en la perspectiva del rey y la gente de su tierra, incluyendo, en esto, atinados cuestionamientos políticos que van de un lado a otro con plena liberalidad.

Un esplendoroso escenario bordado con inspiradores paisajes; una partitura musical de, George Fenton, emotiva y majestuosa; unos vestuarios preciosos y de gran rigurosidad histórica; unos diálogos donde se entremezclan deliciosamente la sutileza, la pulcritud y la socarronería; y un reparto de primera línea con una, Jodie Foster y un Chow Yun-Fat, perfectamente acoplados, confluyen para que <<ANA Y EL REY>> consiga emocionarnos muy hondo con una historia de amor pletórica de interioridad y de grandes valores.

Un filme memorable.