“Hoy día, en mi país, los EEUU, hay gente de las altas esferas que no desea ver abolida la guerra atómica. Por esta causa, un proyecto en el que trabajé durante seis años, fue anulado por mi gobierno. Ese proyecto es mucho más importante que cualquier concepto de lealtad hacia un país determinado. Como consecuencia de ello, yo ofrezco mis servicios a vuestra Universidad de Leipzig (…). Junto al profesor (Gustav) Lindt lograremos producir armas defensivas que harán que todas las armas atómicas de ataque resulten ineficaces y quede, por consiguiente, abolido el terror de una guerra nuclear”.

Este pequeño discurso, que encierra uno de los grandes sueños de ese gran sector de la humanidad que anhelamos una paz más plena y duradera con la definitiva abolición de las armas nucleares, resulta que, en esta película de Alfred Hitchcock, no es más que, el señuelo “bien intencionado” de un espía norteamericano, para poder penetrar los conocimientos que, sobre un tal proyecto Gramma 5, posee un científico de la Alemania oriental.

Con este anticipo, resulta absurdo todo lo que viene a continuación, donde, una Alemania que se muestra hospitalaria y que ha abierto las puertas a la paz (así lo presenta el filme), luce enseguida como una nación de donde “todo el mundo quiere huir” y el falso profesor americano que, en definitiva aprueba la guerra y es capaz de asesinar como cualquier otro hombre, resulta ser el héroe cuya defensa de los intereses estadounidenses -que antes "cuestionara"- está por encima de cualquier moral.

Resulta curioso cómo, quienes estructuran esta suerte de sumisas y banales historias, terminan sin sujeto y sin objeto, cuando se proponen soldarlas con actitud tendenciosa. “CORTINA RASGADA” (título que alude a romper la llamada Cortina de hierro), se apoya entonces en una serie de supuestos y especulaciones. Surgen preguntas que no tienen respuesta (¿Qué es, en definitiva, el proyecto Gramma 5? ¿Para qué sirve a los EEUU? ¿Cuál era la verdadera aspiración del brillante profesor Lindt?...). Y se producen esa suerte de acciones que funcionan solo por “milagro” (la lucha cuerpo a cuerpo con Gromek, el gran soplo del profesor Lindt, el escape del autobús, la estratagema del teatro...).

Sin embargo, apagado el cerebro a la lógica argumental, justo es decir que el filme resulta entretenido por su buena dosis de suspenso, no obstante que, Paul Newman, luce bastante incómodo porque Hitchcock, anhelando a Cary Grant, se esforzó todo el tiempo para que él se le pareciera. Mejor luce, Julie Andrews, con su angelical belleza jugando a la impertinencia; y mucho mejor se revela, Tamara Toumanova, la ballerina de gira, que tiene que estar donde nunca debiera estar (¿o es al revés?).

Algún personaje alemán hablaba de “La lógica de las matemáticas y la inconsistencia del romanticismo”, frase por demás bastante cierta. Relacionado con esto, creo que aquí se habla especialmente de los absurdos de la convivencia humana y la persistencia del pensamiento guerrerista.

Con “CORTINA RASGADA”, la paz entre los hombres sigue en proceso de una larga espera.