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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Siglo VII. Férreamente determinado a acabar con las injusticias de los líderes de la Meca, Mohammad, que afirma haber tenido una visión del ángel Gabriel, les persuade para que abandonen la adoración de los 300 ídolos de Kaaba en favor de uno sólo. Además de desoir sus ruegos, las reuniones de Mohammad y sus partidarios son respondidas con persecuciones y crueles torturas. Su expulsión de la Meca desencadena la sed de justicia de éstos ... [+]
10 de enero de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo estamos viendo, con el reprobable y cruento ataque ocurrido en París (07-01-2015) en el que perdieron la vida el director, varios caricaturistas y otras personas que se encontraban dentro o cerca del edificio donde se editaba el Charlie Hebdo, que no es nada sencillo atreverse con la sagrada figura de Mahoma, pues, el mensajero de Dios -como le llaman los musulmanes-, inspira tanta devoción y ánimos espirituales, como un cierto fanatismo que lo convierte en intocable –hasta con el lápiz- para los “infieles” de Europa y América, pues no se ha entendido que, para aplicar la ley del ojo por ojo en estos casos, hay que servirse del lápiz por lápiz, de escrito por escrito, y no del terrorismo por lápiz, ni del asesinato por escrito, pues de esta forma lo que aplica es un extremismo intolerante que, en ninguna circunstancia, agrada a Dios.

Por reacciones de este tipo, es que la realización de “Mahoma, el mensajero de Dios”, resultó tan compleja. Su director, el sirio Moustapha Akkad, un musulmán que andaba radicado en los EEUU, quería que el profeta árabe fuera conocido objetivamente, porque, en sus andanzas, “me sorprendió lo poco que se sabe acerca del Islam y entonces pensé que podía contar la historia a fin de abrir un puente hacia occidente”. Entonces, para asegurarse de que el guión (de H. A. L. Craig) que iba a rodar, fuera fiel y de completo acuerdo con la vida de Mahoma, solicitó el beneplácito de la Universidad Al-Azhar de El cairo y del Alto Congreso Islámico de El Shiat en Líbano, y al recibirlo, optó por rodar la película simultáneamente y cuadro por cuadro, en idioma árabe primero, con el titulo "Al-risâlah", y luego en inglés, usando a distintos actores para cada caso.

Durante la filmación, Akkad tuvo que aplicarse a la norma musulmana de no personalizar al mensajero de Dios, la cual se hizo extensiva a sus esposas e hijas, y entonces se sirvió de sombras, tomas fuera de campo y miradas a la cámara de sus interlocutores, para sugerir la presencia de estas personalidades.

El filme resulta novedoso y, sin lugar a dudas muy apreciable, sobre todo por las grandes semejanzas que podremos descubrir entre la vida de Jesús y la de Mahoma que, como expresara muy certeramente el rey Annajashi de Abisinia en una escena memorable: “Lo que dice Cristo y lo que Mahoma dice, son dos rayos de luz que surgen de la misma lámpara.” y “La diferencia entre lo vuestro (musulmán) y lo nuestro (cristiano) es menor que el grueso de una línea”.

A falta de la presencia física de Mahoma, los roles más relevantes son los de su primo Hamza, al que Anthony Quinn representa con gran entereza y de Khalid (Michael Forest) quien predicará el mensaje del Corán con inspirado virtuosismo. También aparece la actriz griega, Irene Papas, quien como Hind, se opondrá junto a los de su clase, a los cambios espirituales que han llegado con el nuevo profeta.

Siento que este filme favorece el conocimiento de una religión que, en ciertos sectores se repudia por prejuicios, por conveniencia o por ciego sectarismo, y como dijera el presidente Hollande en razón de los incidentes que enlutaran a Francia, “es el terrorismo y no el islamismo lo que debemos combatir”.

P.D.: Resulta paradójico que, el 9 de noviembre de 2005, el director Moustapha Akkad y su hija Rima, se encontraban coincidencialmente en el vestíbulo del Grand Hyatt Hotel, en Amán, Jordania, cuando de repente, tuvo lugar un cruento ataque terrorista coordinado, según se afirma, por Al-Qaeda y del cual fueron blanco éste y otros dos hoteles. En las acciones, morirían 67 personas incluida su hija, mientras que, el director, hizo parte de los cientos de hombres y mujeres que quedaron gravemente heridos. Mientras era atendido en un hospital… fallecería dos días después.
Luis Guillermo Cardona
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