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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Rumanía, 1987: el país se encuentra bajo el férreo régimen comunista de Ceaușescu. Otilia y Gabita son estudiantes y comparten habitación en una residencia. Gabita está embarazada, pero no quiere tenerlo. Las jóvenes acuerdan un encuentro con un tal Mr. Bebe para que le practique un aborto ilegal en la habitación de un hotel. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2017
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En el año 2016, en Colombia se registraron 47.248 denuncias de violencia entre parejas, según el Forensis de Medicina Legal. De estos casos, en el 86.66 % las víctimas fueron mujeres. Cuando se trata de abuso sexual, las niñas son las víctimas en el 73% de los casos; y en el mismo año 2016, ¡970 mujeres fueron asesinadas en diferentes circunstancias!

En el mundo (decía la Unicef en el 2014), unos 120 millones de niñas han sufrido penetraciones u otro tipo de experiencias forzadas en algún momento de sus vidas, por cuenta de sus parejas, sus exparejas, parientes cercanos, amigos… o extraños (1). En una encuesta -realizada en el 2014 en la Unión Europea por la Agencia de los Derechos Fundamentales-, el 23% de las mujeres no heterosexuales (lesbianas, transexuales, bisexuales…) confesó haber sufrido violencia física y/o sexual por parte de agresores de ambos sexos.

Estos datos, son apenas una pequeña muestra de que, en pleno siglo XXI, la convivencia humana sigue estando en el más espantoso atraso y de que, en cualquier sociedad, son las mujeres las que casi siempre llevan las de perder. ¿Es, ésto, lo que demuestra, acaso, que los hombres somos más inteligentes, más fuertes y más 'grandes'?

El director, Cristian Mungiu, se convirtió, en 2007, en el primer rumano en ganar la Palma de Oro a Mejor Película, en el Festival de Cannes, y el tema de, <<4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DÍAS>>, es el aborto en una sociedad donde… ¡también las mujeres llevan las de perder!

Se trata aquí de dos chicas, Otilia y Gabriela, las cuales ocupan un cuarto en una residencia de estudiantes, donde conviven con gran sentido de la amistad y del compartir... pero los días de paz y armonía se trastornan cuando, Găbiţa (así la llama su compañera), confiesa que está embarazada, y apoyada por su rubia amiga, planea practicarse el aborto.

Gradualmente, la historia se va pareciendo a un eficaz filme de terror -con sus dosis de tensión, tinieblas exteriores, planos subjetivos, su cuota de sexo... y hasta una pizca de gore-, pero, por suerte, se conserva el propósito de contar el difícil drama por el que atraviesan éstas dos grandes amigas, en aquellas instancias en que, la prohibición del aborto, obliga a tomar riesgos que, en cualquier momento, pueden salirse de su cauce.

Con gran austeridad de recursos, Mungiu -autor también del guion-, consigue atraparnos en una historia cuya interioridad no es sólo física sino también emocional, pues, lo que éstas muchachas sienten y padecen, es inevitable que nos remueva las entrañas. No obstante, se extraña que, entre ellas, no haya el menor debate moral o sentimental y que, la criatura que se está gestando se asuma, de principio a fin, como un estorbo que no merece otro tipo de consideraciones… excepto las que, quizás, carcoman las entrañas.

Aunque bastante satisfactorio, necesario decir que el filme nos deja cierta sensación de contradicción y ambigüedad, pues, además cae en lo que, pretendidamente, se cuestiona (voyerismo = mujer objeto) y lo que pareciera ser un alegato contra la recurrencia de los procesos clandestinos y en pro del derecho de la mujer a decidir sobre sus embarazos, también luce como un acto que puede dejar eternos remordimientos. Claro que, así, ante cualquier posición de los censores, surgen argumentos para acomodarse a lo que se requiera.

Anamaría Marinca (Otilia), Laura Vasiliu (Gabriela) y Vlad Ivanov como el ginecólogo, muy eficaces en sus respectivos roles.
Luis Guillermo Cardona
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