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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia. Drama. Bélico M.A.S.H. narra las aventuras de dos cirujanos del ejército destinados a una unidad móvil médica en Corea durante la guerra. Tanto ellos como su equipo de enfermeras se toman el trabajo muy en serio pero, en su tiempo libre, las bromas constantes y la ironía hacen más llevadera la situación. (FILMAFFINITY)
28 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es admirable la manera como la risa consigue hacerse un lugar aún en los sitios y situaciones menos “oportunos”. No sé a cuantos de ustedes les habrá pasado lo mismo, pero en lo que a mi respecta, algunos de los momentos más divertidos, donde me he reído a mandíbula apretada para no soltar una estruendosa carcajada, los he tenido, precisos e inevitables, en aquellos sitios (hospitales, iglesias, cementerios…) donde se espera que uno conserve una cara seria y/o compungida.

Por ejemplo, jamás olvidaré cuando asistí al funeral de la mamá de un viejo y apreciado amigo, pues, en plena iglesia, sentado en segunda fila de adelante hacia atrás al costado derecho, pareciera que el universo se hubiera confabulado para convertir aquel drama en una comedia desternillante para mi, mi esposa que me acompañaba, y probablemente otros vecinos de butaca. Todo empezó cuando, al sentir un fuerte ronquido, observo hacia atrás y descubro al individuo que lo hacía: estaba impecablemente vestido y parado al lado de su elegante esposa, roncaba de la manera más estruendosa e incontrolable, mientras la mujer –ardiendo de pena- lo codeaba infructuosamente para que despertara. Él, entonces, estiraba los labios como diciéndole: “No me jodas”, y seguía en lo suyo mientras la atractiva dama, cambiaba de colores. Terminada esta “deliciosa” escena, cuando la mujer tomó al marido del brazo y lo sacó casi a empujones, gracias al sonsonete del cura, no tardamos en ver al único ocupante de la banca de adelante, un tipo muy delgado y de aspecto humilde que también se había quedado dormido. Pero éste, en vez de roncar, se caía lentamente hacia un lado y hacia al otro… hasta que de pronto se daba fuertemente con la cabeza sobre el asiento, con el cimbronazo parecía despertar, se erguía, pero luego repetía la acción, mientras nosotros conteníamos las carcajadas. Y el gran remate lo hizo el “tonto” del pueblo, quien se ubicó delante del coro que “felizmente” estaba al frente nuestro. Con una figura muy graciosa y una cara que no se imaginaba uno de donde sacaba tanta alegría, el hombre decidió imitar a la dama que tenía la voz cantante… y fue éste un espectáculo como para filmarlo. Al salir de aquella iglesia, no pude despedirme de mi amigo porque aún tenía la risa apretujada entre mi garganta y no sé si hubiera entendido que de pronto me riera en semejante momento aunque, curiosamente, ha sido él una de las personas más divertidas que he conocido en mi vida.

Como los hospitales, y las iglesias, y las salas de velación, también la guerra (¡Sí, la guerra!) se ha prestado para innumerables incidentes que han motivado carcajadas desternillantes a mucha gente. Y de los cuarteles, puestos militares y trincheras ni se diga. Es como si la vida nos dijera: Nada es tan malo como parece. Ríe para que mantengas contigo la sal de la vida.

“M.A.S.H.” (Mobil Army Surgical Hospital=Hospital móbil de cirugías del ejército) ¿Se dan cuenta como enredan el lenguaje los gringos? Es una comedia corrosiva, una sátira punzante y también un baldado de humor negro, en la que la guerra (contra Corea, Vietnam o cualquier otra, da lo mismo) sirve de recurso para mostrar la morbosidad, la estupidez, la hipocresía… y la fragilidad humana, pero también la astucia, la recursividad, la amistad… y el espíritu de supervivencia que alienta a los soldados de cualquier guerra y de cualquier nación.

La película parte muy libremente del libro de Richard Hooker y el guión, a cargo de Ring Lardner Jr., fue parcialmente modificado porque, el director Robert Altman, dio un amplio margen a la improvisación de diálogos y a la creatividad de los actores. Con todo, el resultado es un filme muy divertido que demuestra que, la risa, como el agua, circula por cualquier pendiente. También es una sátira pletórica de ingenio, con ese ejército que mucho se parece a los de la vida real en esa dosis de inteligencia y de improcedencia a partes iguales que siempre les caracteriza.

“M.A.S.H.” es uno de los buenos momentos en la carrera del director Robert Altman.
Luis Guillermo Cardona
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