Ya sea porque a James Gray le entró un ataque irrefrenable de autor, ya sea porque a Brad Pit le apetecía probar con un personaje que faltaba en su carrera, lo cierto es que ambos nos brindan un híbrido entre película de ciencia-ficción y drama autoral que se convierte en un tostón infumable por obra y gracia de un guión lleno de situaciones absurdas, una dirección errática que en ningún momento encuentra el pulso de la historia ni sabe dar con el tono adecuado para hacerla más digerible, y unos personajes mal dibujados que consiguen cero empatía con el espectador. “Ad astra” no es más que el quiero y no puedo de un director que después de ver “2001, una odisea del espacio” pensó que él podía hacer algo parecido. Y es una lástima porque hay que reconocer que el envoltorio de la película es muy prometedor. A los hasta ahora solventes trabajos de Gray, había que añadir la presencia de una primera figura del star system como Brad Pitt acompañado de secundarios de lujo como Donald Sutherland y Tommy Lee Jones. Con todos dentro de una aventura espacial, la pregunta era, ¿qué puede salir mal? Y lo que ha salido mal es, ni más ni menos, que ni el lujoso diseño de producción puede esconder que precisamente toda la película parece una simple excusa para lucir efectos y decorados mientras presenciamos a Brad Pitt flotando vestido de astronauta. Que el fondo, la historia podría tener cualquier otro marco, ya sea de los Apeninos a los Andes o de la Tierra a Neptuno, que a la búsqueda del progenitor ausente transformada en el viaje al interior de uno mismo no le hacía falta tanto artificio. En definitiva, una película fallida que no engancha en ningún momento, sin ninguna capacidad de entretener ni de conmover.

Lo mejor: el acabado visual.

Lo peor: desaprovechar ese elenco no tiene perdón.