Isabel Coixet cambia de tercio en su nuevo trabajo, y por lo que hemos podido comprobar, también cambia de personalidad. Parece mentira que estemos hablando de la misma directora que en su momento concibió obras tan conmovedoras y repletas de sensibilidad como "Cosas que nunca te dije", "Mi Vida sin Mí", o "La Vida Secreta de las Palabras".

Coixet parece haber perdido su técnica, tanto a nivel de escritura como desde el punto de vista visual. En "Mi Otro Yo" no hay rastro de su famosa sutileza a la hora de expresar sentimientos, o en su manera de desarrollar los argumentos. Las relaciones humanas entre los personajes, otra de las especialidades de la casa, están descuidadas hasta límites escandalosos, careciendo de profundidad y coherencia en todo momento.

Está bien, Coixet ha querido probar suerte con un género nuevo, lo cual no es reprochable; pero no parece haber hecho los deberes. Su manera de buscar tensión a través de golpes musicales, o simplemente ruidos efectistas, delata su incapacidad para generar el terror psicológico que deberían desprender las situaciones de esta película. Como consecuencia de este despropósito, los actores se encuentran perdidos en todo momento y declaman sin convicción sus calamitosas líneas de diálogo.

Podemos considerar "Mi Otro Yo" un desastre artístico a todos los niveles. No hay pasión ni tensión en la dirección de esta película, que más bien parece un ejercicio de estilo para hacer caja. La última secuencia del film podría servir como resumen de lo mencionado anteriormente: torpe, vulgar, y previsible.

Carlos Fernández Castro (www.bandejadeplata.com)