Después de gastar su dinero en mujeres, alcohol y juego, Torrente (Santiago Segura) decide volver a las andanzas como investigador privado. Con la ayuda de un yonqui llamado Cuco (Gabino Diego), y un perro al que le llaman Franco, abre un destartalado despacho. Lo que no sabe Torrente es que una de las pertenencias que perdió en el casino, un chip del atleti, ha pasado en malas manos y camufla el chip de un detonador de misiles que apuntan a Marbella. Su propietario, Spinelli (José Luis Moreno) quiere una recompensa a cambio de abortar sus malvados planes.

Después del éxito de “Torrente, el Brazo Tonto de la Ley”, Santiago Segura se aseguró de que si preparaba una continuación más le podría reportar y otorgar al casposo “alter ego” que había creado: el ex-policía nacional José Luis Torrente, alcohólico, cocainómano, fascista, machista, putero, fan del Fary y del Atleti de Madrid.

Un personaje así, quijotesco, maloliente pero menos rancio de lo que intenta aparentar, siempre sale en busca de defender unos valores perdidos de la Patria. Aunque a su manera, pero más con risa que humor. La gracia estereotipada de la primera entrega pierde puntos en “Torrente 2” que abandona Madrid para acercarse a Marbella; capital de la especulación inmobiliario, refugio de la “jet set”, y caldo de cultivo, claro está, de los grupúsculos mafiosos más peligrosos.

Con más presupuesto y con el público a su favor, Santiago Segura contó en su segundo largometraje con la colaboración de actores, presentadores y algunos friquis habituales de la televisión; desde la presencia del citado José Luis Moreno, a los veteranos actores Juanito Navarro (como alcalde de Marbella), Tony Leblanc (trajeado de tío mafioso de Torrente) José Luis López Vazquez, Rosa Maria Sardà, Jesús Bonilla, Antonio Resines, las modelos Inés Sastre y Ester Cañadas así como la presencia de Andreu Buenafuente interpretando de nuevo al dominguero y Pepe Navarro como agente de la Interpol.