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Voto de Natxo Borràs:
10
Drama América, años 40. Don Vito Corleone (Marlon Brando) es el respetado y temido jefe de una de las cinco familias de la mafia de Nueva York. Tiene cuatro hijos: Connie (Talia Shire), el impulsivo Sonny (James Caan), el pusilánime Fredo (John Cazale) y Michael (Al Pacino), que no quiere saber nada de los negocios de su padre. Cuando Corleone, en contra de los consejos de 'Il consigliere' Tom Hagen (Robert Duvall), se niega a participar en ... [+]
12 de julio de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Neo-Hollywood, corriente de nuevos directores que se harían un hueco influyente en la Industria desde finales de los sesenta y entre los que destacan George Lucas, Steven Spielberg o Brian de Palma llegó a su punto culminante limpiando la cara a Hollywood sobre ese gran cabezazo al Sueño Americano que representaría “El Padrino”, dirigido por un hombre de la casa, desde los tiempos de ayudante de dirección de Roger Corman y cuyo perfil profesional iba a más: más libertad de dirigir, más libertad de trabajar y más libertad de cumplir el sueño que muchos espectadores también querían ver cumplido en el visionado de su primera, y no única, pieza magistral: en lo bueno y en lo malo, la unión hace la fuerza y con ese empeño nació “El Padrino” y lo que tenía que venir, en breve pero en intenso contenido.

Así que el antiguo ayudante de dirección de Corman, Francis Ford Coppola y que ya había dirigido, entre otros y por su cuenta, destacables títulos como “Demencia 13” (1963) y “Llueve sobre mi Corazón” (1969), reescribió un guión novelado de Mario Puzo con una ilusión como ganas de trabajar y dar libertad a unos actores del método como Marlon Brando, Al Pacino, John Cazale afín de hacer realidad su proyecto. Que el realizador de las posteriores “La Conversación” (1974) y “Apocalypse Now” (1979) refinaría lo que acabaría siendo un perfecto cuadro con sus puntos flancos (demasiada exposición en la presentación de los personajes aunque se entiende por lo memorable y austero de su presencia, especialmente la de Brando que no se sabía el papel pero solo le bastaba gesticular y moverse bien para inmortalizar su foto en la Historia) quedan nulos por la soberbia trama que rodea a la Familia Corleone , sacramentada por la extorsión y el crimen, que ha hecho realidad su sueño pero que no puede escapar de sus cadenas; demostrado en su rivalidad con las otras familias, los Barzini y los Tataglia y un nuevo negocio que sale a la luz después de una Guerra: los narcóticos, prueba consolidado de que los tiempos de los gángsters han terminado y que el alcohol juego y podrían ocupar un segundo puesto, poniendo en peligro tanto la integridad material como personal de los Corleone.

El vivo retrato de una Familia marcada por el destino, la tragedia, el crimen y la soberbia desde sus raíces (consolidada con la inigualable maestría de su segunda parte dirigida dos años después). Una tarta de bodas, en sus cuatro décadas de vida, que no solo incluye al novio, a la novia y al “angelo”,… Sino también una nueva generación de “enfant terribles” que emocionarían durante años las pantallas con su ambiciosa forma de dirigir. Y Coppola es un buen ejemplo de ello.
Natxo Borràs
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