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Voto de Natxo Borràs:
8
Thriller. Drama Daniel Ciello, un policía neoyorquino de origen italiano, a fin de librarse de ciertas implicaciones en prácticas heterodoxas, acepta colaborar con asuntos internos para sacar a la luz diversos casos de corrupción; pero lo hace con una condición: no delatar a sus compañeros. Sin embargo, las cosas no van a ser tan fáciles. (FILMAFFINITY)
9 de marzo de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Ciello (Treat Williams) forma parte de un equipo de agentes de narcóticos de la Policía de Nueva York que mediante extorsiones y soplos consigue su cometido con lo que también le hace incrementar su tren de vida. Lo que no esperaba es la irrupción de la Comisión Chase que investiga en el seno de la policía, los posibles agravios que algunos agentes hayan ocasionado al margen de la ley. Daniel confesará ante dos fiscales para no ser interrogado; pero para ello tendrá que pagar un precio muy alto; delatar a sus compañeros, hecho del que se niega rotundamente a realizar.

Sidney Lumet llevó a cabo su proyecto más ambicioso y complejo que viene a ser una olvidada hermana mayor de la película “Serpico” (1973). Pero si el policía que interpretaba Al Pacino bebía de las fuentes de la honradez, el agente que interpreta Treat Williams, atlético pero joven y con cara de niño, intenta salir de un objetivo (el de cumplir su tarea como buen policía) que la Justicia le limita a base de interrogatorios y micrófonos ocultos. Pero más que resaltar en el “vía crucis” de un hombre dada la condición profesional, Lumet nos sumerge en los realistas escenarios en que se mueven los trapicheos de los bajos fondos. Dónde la Ley de la Justicia no llega, los policías son el cebo perfecto para flirtearse con yonquis, camellos, abogados y prestamistas corruptos. Todos se extorsionan entre sí para que la Justicia se lleve su parte del pastel.

Es obvio que la crítica y el público pasaran por alto una película de la que Lumet se sintió orgulloso en realizar. Para muchos se considera su obra maestra ya que denunciando los entresijos de su complicada trama, mete el dedo en la llaga y nos presenta la maquinaría de los hechos (tratos mano a mano, sobornos, etc…), por lo que su complicada y técnica trama argumental se deja notar pasada la primera hora de metraje.

Ni nadie se acordó del talento de Treat Williams que, dos años antes, había interpretado al divertido y desvergonzado George Berger en la versión cinematográfica del musical “Hair” (1979) dirigida por Milos Forman. Por otra parte, la anécdota de “Prince of the City”, es que destaca por las apariciones fugaces de Bruce Willis y Chyntia Nixon (Sexo en Nueva York).
Natxo Borràs
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