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Voto de Natxo Borràs:
10
Aventuras. Drama En 1560, poco después de la destrucción del imperio inca, una expedición española parte de las montañas de Perú rumbo a las selvas del Amazonas, en busca de la legendaria tierra de El Dorado. A través del diario del fraile Diego Gaspar de Carvajal iremos conociendo detalles y circunstancias de aquella peligrosa aventura... (FILMAFFINITY)
20 de junio de 2009
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El día de Navidad del año 1560 alcanzamos el último puerto de la Cordillera de los Andes y contemplamos por primera vez a nuestros pies la Selva Prometida. Por la mañana dije misa y después fuimos descendiendo a través de las nubes..."

Con esta contundente frase de la voz en off del actor Del Negro que interpreta al Fray Diego Gaspar de Carvajal somos partícipes de la tortuosa entrada en escena (un plano panorámico excepcional rodado en el Machu Pichu) de la expedición española que iba en la búsqueda de las tierras de El Dorado, que no fue más que una creencia difundida por los indios ý que llevaron a los conquistadores españoles ser presas de la perdición, el desasosiego, la locura y la muerte. El sublevado Lope de Aguirre (Klaus Kinski) quiere seguir río abajo, presa de la ambición y la codicia que ha obligado a levantarse contra Pedro de Ursua (Ruy Guerra), alzándose contra la expedición de Pizarro y, por tanto, traicionando a la Corona Española. Apodado como "La Cólera de Dios" incluso se prometió a sí mismo, una vez conquistado el Dorado, casarse con su hija Flores y crear una nueva raza de ese incesto como así constata en el monólogo final del film, cuando el alocado conquistador esta rodeado solamente de monos capuchinos y arroja con furia a uno de ellos que tiene entre manos. Aunque, segun los libros de historia, el destino de la expedición de Aguirre fue distinto; Don Lope fue ajusticiado por traición al haberse levantado en armas contra la Corona. Pero Herzog elabora una odisea metafísica sobre la búsqueda de lo imposible en un torbellino de locura que solo aqueja a la mente del conquistador de orígen vasco.

Lo que sí fue un levantamiento fue el transcurso del rodaje de la película. Financiada solamente con 370.000 dólares la sensación de agotamiento de los actores y extras también se debió traspasar al equipo técnico; entre zarzas, matorrales, mosquitos, serpientes, la selva virgen y la madre que parió a la Madre Naturaleza fueron de tal magnitud que merecen estar en los anecdotarios del "making off". Pero la palma se la llevó Klaus Kinski y su carácter asociado con sus brotes propensos a la esquizofrenia y que acompañaron al actor en su carrera, siempre participando en roles de loco o villano. Incluso en la secuencia de la llegada a un poblado presuntamente atacado por caníbales, Kinski, en una escena que requería mucha acción, llegó a herir en la cabeza a un extra. Los enfrentamientos a punta de pistola con Werner Herzog eran constantes. Pero, dudando o no, de la veracidad de los hechos, lo curioso es que tan épico esfuerzo se volvería a repetir diez años más tarde con "Fitzcarraldo".
Natxo Borràs
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