Estamos en 1983; Shaun, un chico de doce años es el centro de las burlas de sus compañeros de clase, va siempre solo, no tiene a nadie con quien jugar y todavía tiene en mente los recuerdos de su padre muerto en la batalla por las Malvinas un año antes. Una tarde, regresando a casa conoce a Woody, Milky, Gadget y Pukey, una banda de cabezas rapadas mayores que él pero con quiénes congenia. Con sus nuevos compañeros de juego, tan hastiados con el resto del mundo como Shaun, empieza a vestirse con sus características indumentarias y se afeita la cabeza. Pero el ambiente se tensa con la llegada de Combo, un respetado cabeza rapada que ha salido de la cárcel y empieza a sentir afecto por Shaun con él fin de asociarlo a círculos más peligrosos y complejos.

Shane Meadows no demoniza la tribu urbana ni se arrastra por idealismos abstractos relacionados con dichos grupos sinó más bien nos lleva a unos maravillosos pero grises años ingleses. Es la Inglaterra arrojada al compact disc, al aerobic, a los teleñecos, las gominolas y a Margaret Thatcher. Aunque deja perfilar un poco el ideal "skin" de su tierra prestada a concesiones como igualdad entre razas. Descontento heredado de la generación de nacidos en países de la Commonwealth (uno de los chicos es jamaicano). Pero no se deja de lado la esencia del nacionalismo como bandera que ondean estas tribus urbanas. Shaun refleja claramente el preadolescente indeciso, enfurecido y negado por los demás con un futuro no muy esclarecedor y su protector Combo la fría, violenta y dura veteranía con una frustración a rastras y señalizada en la lágrima tatuada en su ojo derecho.