Perpetrada con éxito la Primera Temporada de una de las serie más innovadoras dentro del panorama fantástico y que ganó en envergadura e historias a modo de ser contadas de modo subalterno (desde fantasmas, psicópatas y fenómenos paranormales) partiendo de un argumento en común, los creadores de éste engendro que hoy en día goza de millones de admiradores freakys de lo freaky volvieron a repetir la fórmula llevando su nuevo escenario a Briarcliff, un sanatorio a principios de los años sesenta regida por unas monjas como la supervisora hermana Jude (Jessica Lange) que tiene un pasado oscuro pero no tan tenebroso como algunos de los pacientes y médicos que pululan por el lugar.

En éstas tétricas como claustrofóbicas instalaciones llegan una periodista lesbiana (Sarah Paulson) y un joven (Evan Peters ) acusado del asesinato de su mujer de color. Tocando temas de esos años como la homosexualidad o el racismo a los guionistas le vino como anillo al dedo a meter algunos de sus personajes en una institución regida por la Iglesia Católica aunque sus crueles métodos solo son un juego infantil comparado con los terribles secretos que se esconden tras esas paredes. Alternando pasado con presente la seria va desvelando los recovecos más inquietantes de la galería de personajes aportada por ésta segunda temporada tan histriónica como inquietante y que no pierde su ritmo habitual en encadenar las situaciones más escalofriantes como absurdas y heredadas de su primera entrega. La aportación de Jessica Lange vuelve a ser clave y con el apoyo de otros actores como un salvable Joseph Fiennes y un soberbio James Cromwell.