Comedia adolescente típicamente americana que bebe de su absorbente cultura ochentera (una generación más preocupada por los bailes de fin de curso, las pizzas, hamburgesas y batidos de chocolate espeso cuando no hay cola, y que estudian en unos institutos más limpios que los trajes con hombreras de los domingos), pero que funciona bien sin caer en los tópicos, que los hay, con el estudiante impopular e ignorado, los chulopiscinas de turno, el capitán del equipo y la niña bonita reina de las animadoras-barbie que pululan de las fiestas particulares al Baile Anual de Fin de Curso…

El título “No puedes comprar mi Amor” desprende de la popular canción de los Beatles (que suena al principio y al cierre de la película) y forma parte de la floreciente corriente de cintas adolescentes al estilo de “El Club de los Cinco” (The Breakfast Club, 1985) de de John Hughes o “La Chica de Rosa” (Pretty in Pink, 1986) de Howard Deutch, ambas protagonizadas por la reina “teen” Molly Ringwald.

De impopular a popular chico en la escuela. Ése es el objetivo que se traza Ronald Miller (Patrick Dempsey) para ganarse la amistad con la guapa Cindy Mancini (Amanda Peterson). Dejará atrás sus aburridas partidas de póker con sus amigos de toda la vida, tan marginados como él y se unirá a las fiestas de los guaperas, cambiando su radicalmente su aspecto con la ayuda de Cindy después de haberla ayudado a salir de una situación embarazosa. Pero ese trato de favor tendrá sus consecuencias con toda una serie de situaciones divertidas que convierten ésta comedia en todo un referente en su género.