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Voto de Olivares:
9
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7,4
4.281
Drama
Lenny Bruce es un cáustico humorista que trabaja en locales nocturnos de poca categoría. Poco después de conocer a Honey, una exuberante bailarina de strip-tease, se casa con ella. Durante años mantienen una relación tumultuosa que incluye drogas y sexo poco convencional, pero acaban separándose. La fama de Lenny como showman va en aumento, pero también las denuncias y juicios que debe afrontar debido al carácter subversivo de su humor. (FILMAFFINITY) [+]
1 de marzo de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chocante, atrayente, hiperrealista, divertida, emotiva, escandalosa... Bob Fosse se tomó una pausa entre Cabaret y All That Jazz para rodar una película que quizá hubiera merecido más atención. Lenny es la historia del cómico y monologuista Lenny Bruce, un americano de pro, judío para mas inri, que se dedicó a denunciar todo el puritanismo y la doble moral de su sociedad, y además lo hizo con humor, que es aún más difícil.
De una fuerza magnética intachable, quizá lo que más sorprende del film es su estilo formal. Rodada en un pulcrísimo blanco y negro con una gran fotografía de Bruce Surtees, y unas interpretaciones memorables de Valerie Perrine y Dustin Hoffman que realmente fueron “abducidos” por sus personajes, el hiperrealismo que impregna la película reduce Requiem por un Sueño a la categoría de spot publicitario (increíble la escena del teléfono). Pero por encima de todo, es su formato documentalista, estructurado en base a entrevistas a conocidos y amigos del personaje, y sobretodo a Honey (Perrine), la mujer de Lenny, que nos va desgranando poco a poco la vida del artista y lo que significaba estar a su lado. El tono es a la vez de confesión y de visita al psicólogo, y ahonda sin barreras en la vida liberal de los años 60. Porque un film sobre un personaje que intenta destruir los tradicionalismos sobre el racismo, el sexo, la vida en pareja, el sistema judicial, etc... no puede permitirse poner barreras, y como Lenny en si mismo, la película avanza hasta el objetivo más oscuro y recóndito, sin florituras ni concesiones, o estás con él o no estás... o blanco, o negro. Las confesiones de Honey-Perrine (indivisible unidad), nos muestran como todo lo que Lenny-Dustin era sobre el escenario también lo era en su vida... guarro, mal hablado, incisivo... pero también honesto, divertido, y luchador... coqueteó con el sexo libre y las drogas, y habla sobre ellos en sus speechs, consigue acercarse al público como nadie lo ha hecho... Y todo eso es demasiado para un establishment americano que sigue viviendo no ya en la guerra fría, sino en el puritanismo de los padres fundadores, y ¡oh, sorpresa! La ley escrita les importa poco cuando se trata de eliminar a alguien indeseable para “el buen funcionamiento y la cohesión de la sociedad”. Como un auténtico predicador en el desierto, Lenny Bruce se subía al escenario, dejaba que el foco le apuntara solamente a él, y decía unas cuantas verdades para que el resto pudiéramos disfrutarlas.
De una fuerza magnética intachable, quizá lo que más sorprende del film es su estilo formal. Rodada en un pulcrísimo blanco y negro con una gran fotografía de Bruce Surtees, y unas interpretaciones memorables de Valerie Perrine y Dustin Hoffman que realmente fueron “abducidos” por sus personajes, el hiperrealismo que impregna la película reduce Requiem por un Sueño a la categoría de spot publicitario (increíble la escena del teléfono). Pero por encima de todo, es su formato documentalista, estructurado en base a entrevistas a conocidos y amigos del personaje, y sobretodo a Honey (Perrine), la mujer de Lenny, que nos va desgranando poco a poco la vida del artista y lo que significaba estar a su lado. El tono es a la vez de confesión y de visita al psicólogo, y ahonda sin barreras en la vida liberal de los años 60. Porque un film sobre un personaje que intenta destruir los tradicionalismos sobre el racismo, el sexo, la vida en pareja, el sistema judicial, etc... no puede permitirse poner barreras, y como Lenny en si mismo, la película avanza hasta el objetivo más oscuro y recóndito, sin florituras ni concesiones, o estás con él o no estás... o blanco, o negro. Las confesiones de Honey-Perrine (indivisible unidad), nos muestran como todo lo que Lenny-Dustin era sobre el escenario también lo era en su vida... guarro, mal hablado, incisivo... pero también honesto, divertido, y luchador... coqueteó con el sexo libre y las drogas, y habla sobre ellos en sus speechs, consigue acercarse al público como nadie lo ha hecho... Y todo eso es demasiado para un establishment americano que sigue viviendo no ya en la guerra fría, sino en el puritanismo de los padres fundadores, y ¡oh, sorpresa! La ley escrita les importa poco cuando se trata de eliminar a alguien indeseable para “el buen funcionamiento y la cohesión de la sociedad”. Como un auténtico predicador en el desierto, Lenny Bruce se subía al escenario, dejaba que el foco le apuntara solamente a él, y decía unas cuantas verdades para que el resto pudiéramos disfrutarlas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Respecto a esto, dejadme comentar un aspecto estilístico que encuentro memorable. En el film, las confesiones de Honey van acompañadas de un flashback que nos muestra lo que dice: es destacable que estas confesiones se realicen en una privacidad hermética y con pudor, ya que ni Honey puede seguir el ritmo de la transgresión continua de Lenny. Pero aún más allá, intercalados entre estos dos tiempos fílmicos, vemos a Lenny en sus monólogos, haciendo referencia a lo que se nos ha contado y haciendo avanzar la narración. Pero estos insertos de espectáculo, en los que Lenny está solo, con el foco apuntándolo y aislándolo en un fondo de negrura, donde muchas veces no se nos muestra siquiera un público, tienen algo de esotérico. Es un limbo. No está ubicado en ningún espacio ni en ningún tiempo. Es como si Lenny nos hablara desde otro sitio, o desde un rincón de nuestra cabeza, y ciertamente tiene algo de inquietante, de voz interior... Pues bien, lo que hace Bob Fosse en este tipo de escena es para quitarse tres sombreros, pues subliminalmente nos va plantando lo que pasará al final. Lenny muere. Lenny ha estado muerto durante todo la película, pero hemos tenido el privilegio de escucharlo aún así, desde esta especie de más allá, de conciencia si gustáis, y su mensaje sigue totalmente vivo, y quedó vivo para las generaciones futuras, ya que la muerte de Lenny, quizá, abrió un camino hacía un poco más de libertad. Un camino que habrá que ir cuidando, manteniendo, y protegiendo, y que honre a personajes como Lenny Bruce que lucharon por él.