Esta película demuestra hasta donde puede llegar una película de animación y no las bazofias de Disney, dónde la imaginación fluye de una manera maravillosa salida de la mente del maestro Miyazaki.
La ambientación es fantástica y la cantidad de personajes llenos de vitalidad hacen de ellos que los veamos como una gran fantasía.
La música del dios Hisaishi es sublime(aunque prefiero la que hace con el gran dios Kitano) y le llena a la película de una asombrosa vitalidad que complementa a la perfección la maravillosa película.
Después de su anterior trabajo(la princesa Mononoke), Miyazaki pretendía igualar a la anterior película y lo consigió con creces demostrando que es el mejor animador del mundo entero