Esta es una película difícil de olvidar por sus muchas cualidades. Para empezar, situar la escena en una única habitación durante 90 minutos, con los mismos 12 actores y sin aburrir en ningún momento.
El guión es muy elaborado, descubriendo las debilidades de los argumentos de la acusación y el cambio de posicionamiento de los miembros del jurado. El retrato psicológico de cada uno de ellos es muy interesante así como la interpretación magistral de los actores, a destacar herny fonda y lee j. cobb (a quien vi hace poco en la ley del silencio en un papel similar).
Es una auténtica obra maestra, un espejo en el que deberían mirarse muchos cineastas actuales y un film que debería estar presente en todas las filmotecas domésticas.