Es innegable la capacidad de mimetismo de Allen que el mismo auto parodia en Zelig, una capacidad que le llevará con dosis de ironía, proximidad-distancia y perspectiva a lograr excelentes resultados cinematográficos, sobre todo en los años 90.
Interiores no responde exactamente a ese estilo mimetizador que alcanzará Allen a partir de películas como Sombra y Nieblas o Maridos y Mujeres, se trata más bien de una especie de experimento despersonalizado (en la forma fundamentalmente), despersonalizado en el sentido de que Allen intenta eliminar de la película cualquier referencia formal, visual o incluso a nivel de texto que nos remita a su universo, salvo tal vez la presencia de algún actor como la Keaton claro está, la música dixie de la boda, y algún que otro pincelazo suelto que no alcanza ni siquiera la condición de guiño.
El resultado es un poco desigual, evidentemente el reto es bastante complicado, tratar de reproducir la densidad y complejidad del cine de Bergman o Antonionni y hacerlo de manera natural es harto dificil.
Pese a ello, lo alcanzado no es desdeñable. La metáfora que encierra la película es interesante, la protagonista es una interiorista en el sentido total de la palabra, no sólo buscará el orden, la harmonía y el gusto en su trabajo sino que además configurará su vida y la de los suyos siguiendo los mismos parámetros, una voluntad por crear un orden preciso en su universo personal que paradójicamente acabará por autodestruirse.
Algunos planos resultan excesivamente artificiosos como el final, el de la boda o el del entierro (el peor de la película), demasiado explicito y literario el "libreto", en fin, tendremos que esperar diez años a que en September, Allen logre plenamente dar en el clavo.
Interesante.