Clásica comedia española veraniega protagonizada por un omnipresente Leo Harlem en el papel de Curro, un padre de familia con algún que otro problema sin resolver.

A destacar la complicidad en pantalla de Curro y su hijo Nico (lo que habrá disfrutado el chaval rodando junto a Leo Harlem) y, la simpatía, espontaneidad y optimismo ante las adversidades que transmite en todo momento el personaje del propio Leo Harlem. Es cierto que hay bastantes referencias a monólogos anteriores del propio Leo, pero bien hilados en todo momento y sin ser repetitivos.

El resto es una puesta en escena correcta donde las risas están aseguradas, sobre todo durante el tramo en el que se alojan en el resort.