Muy buena película. Esta tiene la particularidad de llegar a los espectadores y de sumergirnos en todo lo siniestro que se tiene preparado. El guión, los personajes, el desenvolvimiento en su devenir de los minutos, el desenlace ( aunque muchos de antemanos pudimos acertarlo tiempo posterior a comenzado el film ) y hasta el lugar en donde se lleva a cabo este acertijo, con personajes que lidian entre la locura, la razón y las paradojas.
Prolija en la historia de los tratamientos psiquiátricos, razonable en como se involucra el médico en la vida de sus pacientes, llamativa en la veracidad de la locura a partir de situaciones tan traumáticas. Y sí entramos en la psiquis humana, la conjunción de alucinaciones y delirios, la paranoia y esa delgada línea entre la locura y la razón, la hacen atractiva y llamativa hasta su último momento.
Y hablando de esto, es lo que más que rescato ( sin detrimento del resto ) que es poder ver y comprender hasta que punto el ser humano psicótico puede captar su triste realidad y la irreversibilidad de su cuadro, sin que por ello pierda su dignidad y la capacidad de entender que su pérdida de la realidad es, en su misma acción consciente, al mismo tiempo su salvación.
Muy buena actuación la Leonardo Di Caprio, consolidándose cada vez más como actor versátil e inteligente a la hora de elegir sus roles. Ruffalo, me resulta simpático ( lo sigo desde aquella tierna película que acá la conocimos como "Como si fuera cierto" ) Ben Kingsley, actúa limpiamente en un papel en donde le otorgan nada más que tratar de dignificar la existencia de una persona, aunque sea a través de métodos poco convencionales.
Para verla y entender el sufrimiento mental que en este caso es desembocado por el dolor ante pérdidas y que muestra la continuidad del mismo cuando no puede superarse y con él, el quiebre de la realidad y de la personalidad en sí.