Carla Simón termina de consolidar ese estilo tan particular (aunque no novedoso), después de su debut "Estiu 1993" y que repite con "Alcarrás" creando perfectamente una atmósfera que es capaz de transportarte a tu infancia y a las vacaciones de verano en el pueblo. Es cierto que tiene algo que te atrapa: los planos íntimos, la fotografía delicada de los colores del campo, unos diálogos sencillos con puntos de humor que hacen más ligero el film y con unos personajes cercanos, reales y con una mirada propia que descubrimos a medida que avanza la película. En definitiva, presenta una escenario familiar del que cualquiera de nosotros podríamos formar parte. El punto fuerte del film, sin duda, es su potente mensaje en torno a todas esas personas que viven por y para el campo. Un mensaje de denuncia muy necesario, que es una herramienta para comprender lo infravalorada que está esa profesión en nuestros tiempos.

Ahora bien, el estilo" Carla Simón" desde mi punto de vista, peca de falta de ritmo. Se pierde en escenas que, quizás, no tienen demasiada relevancia para la trama. 2 horas de película que se convierte por momentos en un documental y que sientes que le sobra algo. Escenas que quizás ayudan a entender el desarrollo de un personaje, pero que en su conjunto aporta más bien poco.

Interesante película que, tal vez, hubiera brillado más con un formato corto o con menos minutos.