Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Barfly:
9
Drama. Aventuras Basada en la historia real de Aron Ralston, un intrépido montañero y escalador norteamericano que se hizo famoso porque en mayo de 2003, durante una escalada por los nada transitados cañones de Utah, sufrió una caída y quedó atrapado dentro de una profunda grieta. Tras varios días inmovilizado e incapaz de encontrar una solución alternativa, tuvo que tomar una dramática decisión. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, a petición directa de Juanito Cachimba, y sirva también de revés liftado al estupor mostrado por Motta hace unos instantes, desarrollaré lo inexplicable, trataré de aclarar lo inescrutable: 127 Horas, contra todo pronóstico, me ha torpedeado el pecho.

Ante tesituras tan benditas, tan esporádicas, aflora mi benevolencia y mi rigor cojea, se lleva la mano al abductor y pide el cambio. Podría hacer un análisis muy concienzudo de esta bellísima historia de superación y maldecir a Boyle por sus ocasionales y modernísimas fragmentaciones de pantallas, que a mí suelen abochornarme, o lamentar la indudable amabilidad y complacencia que acompañan a la función. Boyle busca aplausos, busca óscars, busca retozar sobre una alfombra roja, sería de ineptos negarlo. Pero, en esta ocasión, algo prácticamente inédito en este tipo de bombones epatantes, bajo el celofán late un corazón arrollador y un ojo avizor para la seducción, el suspense y el estoque final.

Resulta tentadora la comparación con Enterrado, y para mi gusto 127 Horas se la merienda sin contemplaciones. Lo que allí era poco más que un ejercicio de estilo, con escasísima capacidad para la imantación, aquí no tardé mucho en adherirme sin reservas a su protagonista. Concretamente, desde que se pega una hostia en la bici, sonríe y se hace una foto. Desde ese instante, comencé a sufrir de una terrible simpatía por Golpe Franco, que posteriormente se encarga de ratificar con una actuación notablemente veraz y realista. Qué puedo decir, a mí Golpe Franco me ha conquistado, ese atormentado desparpajo que luce y los dioses y monstruos de su vida, que Boyle recrea con unos flash backs acertados e idóneos aunque algo efectistas, me han tocado la fibra.

Tampoco conviene obviar una cumbre absoluta de la película, esa autoparodia que hace en forma de programa televisivo en mitad del infierno. Agudísimo recurso de Boyle para huir del histrionismo y el tremendismo e introducir una dosis de humor malsano y cabrón de lo más regocijante. Y, sí, digámoslo ya, su desenlace es purificador, aleccionador, en el mejor de los sentidos, con la sobrenatural Festival de Sigur Ros acelerando la elevación, un instante sublime que ha contribuido a disparar mi nota de un notable holgado a un imprevisible sobresaliente. He sido un Undiano Mallenco dadivoso y bonachón, lo sé, pero va por ti y por tus pelotas como obuses, Golpe Franco.

En fin, aunque no disimulo mi ausencia casi absoluta de expectativas como factor influyente, así como también sospecho que quizá no envejezca muy bien en mi recuerdo, la he gozado y sentido como un maldito puerco.

La mejor película actual estadounidense que he visto desde mi biopic.

Golpe Franco, vámonos al Calderón en bici, entonemos un aleluya por las gestas imposibles.
Barfly
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow