Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Barfly:
9
Cine negro. Drama Retrato desolador de la injusticia y el sufrimiento humanos causados por el sistema penal de los Estados Unidos vigente tras la I Guerra Mundial. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contra pronóstico y a contra pie, anoche me llevé uno de los balazos en el cráneo más potentes que recuerdo.

En el mini bar multicolor, en la comuna del aleluya, en vuestra amada licorería, alguna voz se apresta a admitir que tras sufrir el shock de esta maravilla tuvo que bajar automáticamente la nota a Cadena Perpetua. Nada que objetar al recital de Robbins en esa gran película, al fin y al cabo él subió a un coche y nosotros no, pero las cotas de intensidad, crudeza y demencial vigor que tiene Yo Soy Un Fugitivo no las exhibe prácticamente ninguna película carcelaria que haya visto jamás, aunque dicho esto permitidme que guiñe un ojo a la tumba de Brad Davis.

Mervin LeRoy está a los mandos, y yo me pregunto, reposado ya el impacto que me ha creado, si este tipo no es familiar indirecto de Ben Shepherd o Matt Cameron. Porque la base rítmica que tiene este obús tiene pocos parangones en la historia del cine. Uno pulsa el play, ve a Fernando Hierro surcar el continente americano en busca de un trabajo y, a renglón seguido, zambullirse en el infierno de la prisión, y es difícil parpadear.

Como, a su vez, tampoco cabe ningún paréntesis o cucharada de azúcar en el sobrecogedor retrato de los trabajos forzados, a cuyo lado La Leyenda Del Indomable parece un cursillo de boy-scouts. Y no es mi intención acuchillar a Newman y su sobredosis de huevos, esa película rebosa encanto a borbotones, pero desde luego que es incapaz de sostener la mirada a esta infravaloradísima cúspide del género, que no deja títere con cabeza: flagela sin compasión al sistema judicial, realiza un perverso retrato del braguetazo al que aspiran ciertas damas y, en última instancia, y en uno de los desenlaces más siniestros que recuerdo, regala al espectador una maravillosa apología de la vida maldita, huidiza, malhechora.

Y todo ello coronado con una actuación magnética, repleta de matices, embriagada de dolor, de Fernando Hierro.

Extraordinaria.
Barfly
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow