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Voto de Javier:
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Drama
Nick (Peter Falk) tiene que cargar con la responsabilidad de cuidar a su mujer (Gena Rowlands) que padece inestabilidad emocional. Lucha sin descanso para mantener un ambiente de normalidad a pesar del anormal comportamiento de su mujer; sin embargo, llega un momento en que la situación afecta a sus hijos, de modo que no tendrá más remedio que tomar ciertas medidas. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2009
93 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teniendo como marco una América convulsa, en la que las masas de jóvenes habían perdido el ánimo épico y heroico de preguerra que fue convertido en repulsa antibélica, Cassavetes inicia su guerra particular contra la industria hollywoodense, cuando ésta pretendió boicotear su trabajo negándose a distribuir y exhibir A woman under the influence.
Reunir un grupo de amigos, entre profesionales y familiares del equipo, y recaudaciones abiertas al pública, entre las que se recuerda una hecha por radio en la que prometía "un cine como tu vida", fueron los pasos determinantes para que Cassavetes no se doblegara ante el boicoteo y finalmente cree su propia compañía distribuidora para entregarle, al menos, a una pequeña parte del mundo su obra.
En A woman under the influence, el mentor del cine independiente americano, por encima de nuestra voluntad, nos coloca en el lugar de un simple voyeurista que tiene en su objetivo el posible hogar de una familia vecina de clase media, con una vista más que privilegiada; nos introduce a los lazos y nudos que unen y obstruyen la comunicación entre mujer y marido, madre e hijos, hijos y padre.
La actuación de Gena Rowlands en el papel de madre y mujer con claras muestras de desequilibro emocional es fantástica, desbordante, desquiciante y finalmente inquietante, tanto por el lado oral, el gestual y la excelente dinámica corporal. A ésta se suman los trabajos también notables de Peter Falk, en el papel de marido delirante y padre frustrado, los abuelos unas veces desatinados y otras tantas también desequilibrados, y la labor de los niños, quienes al fin y al cabo son los más cuerdos dentro de la caótica familia.
Ayudan en gran parte al resultado los planos utilizados por Cassavetes, totalmente desprovistos de paisajes grandilocuentes o escenarios pomposos, que reemplaza por encuadres cerrados en los que prevalecen los rostros, las miradas, las muecas, los ademanes por encima de todo lo demás.
El aspecto sonoro juega también un papel sumamente relevante, puesto que complementa el lenguaje visual y nos envuelve en las distintas atmósferas de las situaciones que en conjunto denotan la condición de esta familia. Resulta especialmente entrañable el uso de sinfonías orquestales para los momentos de intensidad y las piezas de jazz para los de placidez.
Reunir un grupo de amigos, entre profesionales y familiares del equipo, y recaudaciones abiertas al pública, entre las que se recuerda una hecha por radio en la que prometía "un cine como tu vida", fueron los pasos determinantes para que Cassavetes no se doblegara ante el boicoteo y finalmente cree su propia compañía distribuidora para entregarle, al menos, a una pequeña parte del mundo su obra.
En A woman under the influence, el mentor del cine independiente americano, por encima de nuestra voluntad, nos coloca en el lugar de un simple voyeurista que tiene en su objetivo el posible hogar de una familia vecina de clase media, con una vista más que privilegiada; nos introduce a los lazos y nudos que unen y obstruyen la comunicación entre mujer y marido, madre e hijos, hijos y padre.
La actuación de Gena Rowlands en el papel de madre y mujer con claras muestras de desequilibro emocional es fantástica, desbordante, desquiciante y finalmente inquietante, tanto por el lado oral, el gestual y la excelente dinámica corporal. A ésta se suman los trabajos también notables de Peter Falk, en el papel de marido delirante y padre frustrado, los abuelos unas veces desatinados y otras tantas también desequilibrados, y la labor de los niños, quienes al fin y al cabo son los más cuerdos dentro de la caótica familia.
Ayudan en gran parte al resultado los planos utilizados por Cassavetes, totalmente desprovistos de paisajes grandilocuentes o escenarios pomposos, que reemplaza por encuadres cerrados en los que prevalecen los rostros, las miradas, las muecas, los ademanes por encima de todo lo demás.
El aspecto sonoro juega también un papel sumamente relevante, puesto que complementa el lenguaje visual y nos envuelve en las distintas atmósferas de las situaciones que en conjunto denotan la condición de esta familia. Resulta especialmente entrañable el uso de sinfonías orquestales para los momentos de intensidad y las piezas de jazz para los de placidez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una mujer con la facilidad de desplegar su interior mediante su comportamiento, de comprender y de ser comprendida por los niños, pero a la que le cuesta adaptarse a las pautas de la vida adulta en sociedad, y un marido obrero de carácter prepotente que no tiene mayor dificultad para lograr amistades y reunir a 60 personas en su casa pequeña, pero que su lenguaje no conecta con el de sus hijos, quienes no lo entienden y a quienes no sabe comprender, son el eje sobre el cual gira este filme.
El cine de Cassavetes está caracterizado por la libertad de sus actores. "Necesito que lo destruyan, que se hagan daño", escribió él mismo sobre su cine. Razón por la cual escribía y reescribía sus guiones tras cada ensayo, para alcanzar y atrapar la espontaneidad, la naturalidad y, sobre todo, la verdad que iba surgiendo tras cada exploración a la que sometía a sus actores. Es por ello que incluso hasta ahora se rumorea la falsa concepción de que su cine es producto de la "improvisación": parece la vida misma.
"Nunca diré que lo que hago es entretenimiento. Es investigación, exploración (...) Una buena película te planteará interrogantes que nadie te ha planteado antes, sobre cada día de tu vida. Una película es una investigación sobre la vida, sobre lo que somos."
En esencia, Cassavetes no filma historias, sino estados de ánimo.
El cine de Cassavetes está caracterizado por la libertad de sus actores. "Necesito que lo destruyan, que se hagan daño", escribió él mismo sobre su cine. Razón por la cual escribía y reescribía sus guiones tras cada ensayo, para alcanzar y atrapar la espontaneidad, la naturalidad y, sobre todo, la verdad que iba surgiendo tras cada exploración a la que sometía a sus actores. Es por ello que incluso hasta ahora se rumorea la falsa concepción de que su cine es producto de la "improvisación": parece la vida misma.
"Nunca diré que lo que hago es entretenimiento. Es investigación, exploración (...) Una buena película te planteará interrogantes que nadie te ha planteado antes, sobre cada día de tu vida. Una película es una investigación sobre la vida, sobre lo que somos."
En esencia, Cassavetes no filma historias, sino estados de ánimo.