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8
7,0
27.565
Drama
Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70. (FILMAFFINITY)
12 de marzo de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso que dos de las mejores películas del año, esta y ‘Cold war’, hagan gala de un hiperrealismo estético apoyándose en la fotografía en B/N. No es sólo “preciosismo estético”: es un compromiso con la veracidad de la vida y sus historias que abre nuevos puntos de vista para la cámara. La misma veracidad de ‘Los cuatrocientos golpes’ pero con una profunidad de campo sin parangón, una calidad tecnológica superior y el (hiper)realismo de una cámara subjetiva que nos sumerge en el mar para observar el drama.
La gente que dice que "en 'Roma' no pasa nada" sólo ha mirado, durante dos horas, una pantalla.
La gente que dice que "en 'Roma' no pasa nada" sólo ha mirado, durante dos horas, una pantalla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Érase una vez una mujer que, siendo no demasiado feliz, al menos no se quejaba mucho. Vivía no su vida sino otra y cuidaba de una familia, por sustento, que no era la suya. La suya estaba lejos. Vivía en una especie de síndrome de Estocolmo: queriendo a los niños que cuidaba y siendo querida por ellos. Uno “cuando era mayor” fue marinero y algún otro acabó retratando su vida y agradeciéndole los cuidados en una película mexicana que se tituló ‘Roma’.
Cleo vivió atrapada, en el tiempo de vida que retrata el filme, en ‘Crónica de una muerte anunciada’. “Está de encargo” y, cuando observa a los niños a través del cristal en el hospital, el mismo se tambalea y ellos peligran, por culpa de un terremoto. Bebe leche y su vaso se rompe. Cleo acabó pariendo la muerte.
I. Sociedad de clases: una familia de clase media alta, un padre profesor universitario, un intelectual orgánico. Su coche (su símbolo de ostentación) es demasiado grande y lujoso para entrar diligentemente por el portal y él detesta ver su casa desordenada y sucia. La familia vive ajena a la desgracia y la desdicha: a las protestas, precisamente, estudiantiles, que sacuden México desde el 68. El gobierno, hacia 1970-1971, contesta creando un equipo paramilitar. La familia ve un programa de humor en la calidez del hogar y de la familia y Cleo está invitada con cariño. A su madre, en el pueblo, donde todavía viven los que son como ella, el gobierno le quita sus tierras.
II. Género: la madre de familia llega a casa, borracha, y le dice a Cleo que ambas son iguales. Esencialmente es falso. Pero una cosa sí es cierta: ambas viven en una sociedad profundamente patriarcal y religiosa donde los hombres de su misma clase social están legitimados para abusar y ejercer control sobre ellas. El drama pequeñoburgués y el drama proletario.
III. Ideología: Cleo, que no vive su vida sino la de otro, no debería obviar lo que sucede en las calles, pero lo hace. Porque una familia de clase media alta, formada y blanca, le da trabajo y sustento económico, hogar y cariño. Una síntesis habitual entre el “consenso” y la “coerción”. La sociedad que mira, desde la tienda, por la ventana, las revueltas estudiantiles: la sociedad que calla y observa los desequilibrios sociales. El niño comenta, en la comida, que un hombre ha muerto a manos de un militar. “Mirar para otro lado”.
‘Roma’ crea un espacio donde la belleza y la tristeza dialogan. Con la crispación mexicana de los setenta como telón (lo que se ve y lo que no), con la cercanía autobiográfica (el cariño) y las contradicciones de la veracidad.
Cleo vivió atrapada, en el tiempo de vida que retrata el filme, en ‘Crónica de una muerte anunciada’. “Está de encargo” y, cuando observa a los niños a través del cristal en el hospital, el mismo se tambalea y ellos peligran, por culpa de un terremoto. Bebe leche y su vaso se rompe. Cleo acabó pariendo la muerte.
I. Sociedad de clases: una familia de clase media alta, un padre profesor universitario, un intelectual orgánico. Su coche (su símbolo de ostentación) es demasiado grande y lujoso para entrar diligentemente por el portal y él detesta ver su casa desordenada y sucia. La familia vive ajena a la desgracia y la desdicha: a las protestas, precisamente, estudiantiles, que sacuden México desde el 68. El gobierno, hacia 1970-1971, contesta creando un equipo paramilitar. La familia ve un programa de humor en la calidez del hogar y de la familia y Cleo está invitada con cariño. A su madre, en el pueblo, donde todavía viven los que son como ella, el gobierno le quita sus tierras.
II. Género: la madre de familia llega a casa, borracha, y le dice a Cleo que ambas son iguales. Esencialmente es falso. Pero una cosa sí es cierta: ambas viven en una sociedad profundamente patriarcal y religiosa donde los hombres de su misma clase social están legitimados para abusar y ejercer control sobre ellas. El drama pequeñoburgués y el drama proletario.
III. Ideología: Cleo, que no vive su vida sino la de otro, no debería obviar lo que sucede en las calles, pero lo hace. Porque una familia de clase media alta, formada y blanca, le da trabajo y sustento económico, hogar y cariño. Una síntesis habitual entre el “consenso” y la “coerción”. La sociedad que mira, desde la tienda, por la ventana, las revueltas estudiantiles: la sociedad que calla y observa los desequilibrios sociales. El niño comenta, en la comida, que un hombre ha muerto a manos de un militar. “Mirar para otro lado”.
‘Roma’ crea un espacio donde la belleza y la tristeza dialogan. Con la crispación mexicana de los setenta como telón (lo que se ve y lo que no), con la cercanía autobiográfica (el cariño) y las contradicciones de la veracidad.