102/03/07/05/12) Intrascendente remake del notable film homónimo del gran Sam Peckinpah, las variantes van de lo inane a lo malo. David Summer (inane James Marsden) es un guionista de cine (en la original es un astrofísico) que junto a su esposa Amy (correcta Kate Bosworth) van al pueblo natal de ella, Blackwater (Mississippi) en el sur profundo de USA (en la original era en el sur de Inglaterra), en la casa del padre recientemente muerto piensa David escribir en tranquilidad un guión, mientras unos lugareños apañan el techo del granero, entre ellos está el antigua novio de Amy, Charlie (buen Alexander Skarsgard), poco a poco irán surgiendo choques entre David y los lugareños hasta desembocar en un final desbordante de violencia. El argumento es el mismo, hay escenas que son un calco, el desenlace es similar, pero sin embargo todo huele a artificioso, todo huele a políticamente correcto, mientras el de Peckinpah hacia de la ambigüedad de los personajes el motor de su film cosa que aquí ha quedado bastardeada, la mejor prueba es la famosa escena de la violación que en la de hace 40 años te revolvía la conciencia, te dejaba mal cuerpo por las enfermizas reacciones de los participantes, en esta copia todo es correccionismo, lo blanco es blanco y lo negro más negro, la complejidad a dejado paso al simplismo, derivando en emoción nula, la puerilidad del relato llega a querer explicarlo todo, como el título. Intenta hacer un retrato deprimente de la América profunda, pero esto resulta forzado, se quiere hacer un chirriante paralelismo entre el futbol americano, la religión y la violencia que aflora en este universo, no se entiende la violencia que desatan los lugareños, no hay coherencia, mientras en la de Sam los pueblerinos si se veían personas arcaicas que respondían a los instintos básicos aquí esto es brusco, la explosión de salvajismo es del todo inverosímil, no conectas con los personajes, te dejan frío. La cinta adolece de poder de fascinación, es un quiero y no puedo en aportar algo nuevo al relato de Peckinpah, atrae por el morbo y valentía realizador Rod Lurie en como rehace la gran obra del californiano, pero una vez la has visto te asalta la clásica pregunta, que necesidad había? No hay algo que se te vaya a quedar en la memoria, no aburre, pero tampoco te llega, la radiografía de la violencia latente es muy superficial y sin calado, los personajes se presentan planos, los actores van de lo intrascendente, a la sobreactuación de James Woods, pasando por la patética actuación de Dominic Purcell haciendo de retrasado, penoso. Lo mejor es su impecable puesta en escena, fotografía, música, escenarios, lástima que nada emocione. Fuerza y honor!!!