Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Thriller. Ciencia ficción En un Londres del futuro, la detective Karin Parke (Kelly McDonald) y Blue (Faye Marsay), su experta compañera en nuevas tecnologías, investigan una serie de misteriosas muertes con una conexión siniestra con las redes sociales. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2016
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
211/06(11/11/16) Buen broche final a la tercera temporada de la brillante “Black Mirror”, su sexto capítulo nos adentra en el perverso submundo de los “haters” de la red. Antológica serie creada por el británico Charlie Brooker, ha cambiado de cadena, de la británica Channel 4 a la estadounidense Netflix, pero su mordacidad, ironía, acidez y visión inquieta sobre el impacto de las nuevas tecnologías en nuestra sociedad sigue intacto. Para el que no la conozca, es una serie de antología, capítulos independientes autoconclusivos, con diferentes tramas, diferentes géneros, diferentes actores y personajes, diferente ambientación, e incluso abordando diferente franjas temporales, pero todas con el nexo de unión de cómo la nueva era tecnológica puede ser pervertida haciéndonos menos humanos. En esta nueva temporada ha decidido diversificar los géneros, el primero fue una comedia, el segundo el terror, el tercero un thriller, el cuarto uno romántico, el quinto uno bélico, y este del final un policiaco procedimental, dirigido por james Hawes (“Penny Dreadful”), con guión del propio creador Brooker, el más largo de la temporada, metraje delargo con hora y media, y este puede ser dentro de lo sugestivo de su propuesta su hándicap, y es que parece alargado para intentar dar más fondo y trascendencia y esto en realidad entorpece, pues su primer tercio adolece de ritmo, se alarga, se nota el relleno forzado, lo bueno es que cuando coge brío e intensidad te atrapa en sus insidiosas redes de juegos de espejos, donde cada acción tiene su consecuencia.

Tras una extraña muerte de una periodista machacada en la red por un artículo controvertido, dos agentes especialistas en delitos cibernéticos, Karin Parker (Kelly Macdonald) y Blue Corson (Faye Marsay), investigaran quien puede estar detrás de la muerte. También tendrá importancia en el relato el agente de la Agencia Nacional de Delitos Shaun Li (Benedict Wong) Rasmus Sjolberg (Jonas Karlson) y Vanessa Dahl (Esther Hall), dos encargados de una empresa de abejas biotecnológicas.

Episodio centrado en los populares últimamente y arbitrarios “linchamientos digitales” el bullying de la red, es un deporte de moda entre los que gustan de navegar por las redes sociales (entre los que por suerte no me cuento, no tengo siquiera twitter), estos medios se han convertido en los nuevos estadios de futbol en que se van a insultar al árbitro o a los jugadores rivales, modo de descargar nuestra rabia diaria en aquellos que ni siquiera conocemos, y desde la barrera y cobarde avatar y pseudónimo se puede arremeter hoy contra un torero, mañana contra un fumador fallecido, se insulta y humilla a los demás con indiferencia, creyéndonos en la atalaya de una superficial e hipócrita superioridad moral, llegando en el colmo a desear la muerte por escrito de alguien, luego se dice que es solo alegórica y tan panchos, hay quien no ve maldad en ello, es un simple juego ahora popular, modo de huir de nuestra ordinariez, problemas diarios o tedio, pues a ver contra quien despotrico hoy, mañana será otro.

Cuando el núcleo se destapa hay una encarnizada crítica a estas redes salvajes donde cualquiera despotrica contra el que se le antoja, de como la red se ha convertido en un océano infinito por el que navegan millones de incautos que se sienten libres de atacar desde el “supuesto” anonimato-escudo de la intimidad de su hogar, el capítulo quiere incidir en que esto te puede rebotar y entonces... Una mordaz reflexión sobre el veneno que inunda nuestro nuevo mundo atomizado en la red. Además nos habla de la seguridad de un país (espionaje gubernamental) contraponiéndola a nuestra libertad personal, sobre el cambio climático (la desaparición de las abejas), sobre los dilemas morales (algo común en la serie), sobre nuestro afán de justicieros sociales. La narración sigue un increscendo de tensión (ayudado por una vibrante y por momentos estremecedora música) que se agudiza hacia su segunda mitad, siendo la primera regularmente llevada, pero siendo gratificados en la mencionada parte por un vuelco y giro de situaciones, con unos efectos especiales muy buenos, recordando grácilmente a los hitchcockianos de “Los pájaros” en los momentos en que las abejas se mueven en mas y se posan.

Las taras están en varios elementos: Su susodicha primera mitad, moviéndose lentamente; Una construcción de protagonistas planos, algo que Brooker siempre había cuidado, aquí se queda en la superficie, una pareja protagónica que no te mueve a sentimiento alguno, son el hilo de la trama, pero son meros moldes sin alma; Asimismo en su crítica a los peligros de las redes se queda sin rascar demasiado, todo muy esquematizado, un esbozo que impide dar profundidad a la historia; Me extiendo más en spoiler.

Buena puesta en escena, con diseño de producción de Joel Collins (“Guia del autoestopista galáctico”), rodándose gran parte en Londres y alrededores, y su epílogo en Tejada (Gran Canaria-España), con un correcto trabajo de fotografía de Lukas Strebel (“Wallander”), sabiendo recoger muy bien las escenas de tensión con el movimiento de las abejas, estos insectos magníficamente creados por los encargados de efectos visuales. A todo esto se suma una trémula música de Martin Phipps (“Harry Brown” o “Peaky Blinders”), hipersensitiva y melancólica en el clímax de la cinta, sobrecogiéndote son su incisiva melodía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow