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Voto de TOM REGAN:
7
6,2
73.045
Aventuras. Fantástico. Acción
Durante la Gran Depresión, Ann Darrow (Naomi Watts), una actriz de vodevil, se queda sin trabajo. Su suerte parece cambiar cuando conoce a Carl Denham (Jack Black), un empresario que lucha para abrirse camino en el mundo del espectáculo. A ellos se une Jack Driscoll (Adrien Brody), un autor de teatro. Los tres emprenden un viaje a una remota isla, donde Denham tiene previsto dirigir una película. En una frondosa selva, descubren a King ... [+]
31 de octubre de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
281/09(08/10/23) Muy entretenido remake. Con motivo del 90 aniversario del estreno del mítico film parteaguas de Merian C. Cooper & Ernest B. Shoedsack “King Kong” (1933), me la he visto, y como afiche he hecho lo propio con sus dos remakes oficiales, el de John Guillermin de 1976, con Jessica Lange como la bella Ann Darraw, y ahora le ha tocado al de Peter Jackson de 2005, con Naomi Watts. Realizado y producido, coescrito (con a sus dos colaboradoras habituales, su esposa Fran Walsh y Philippa Boyens) por el neozelandés, es fiel a la historia primigenia, pero casi extiende el metraje el doble, más de 3 horas (187 minutos), aprovecha el director para dar más fondo a personajes y situaciones. Añade roles nuevos, un marinero joven aficionado (Jamie Bell) a leer “Heart of Darkness” de Joseph Conrad, su figura paterna del lugarteniente del capitán, Hayes (Evan Parke), tiene su importancia el cocinero del barco (Andy Serkis, actor experto en capture-motion, famoso por dar vida al Gollum, aquí embiste al Gran Gorila), está el protagonista galán (Kyle Chandler) del film se supone filmará el promotor del viaje. Y están los clásicos de la trama en el mencionado líder del proyecto que da vida un desubicado (error de casting) Jack Black, el guionista que se enamora de Ann (Adrien Brody), y una maravillosa Naomi Watts como el deux machine del Kong. “King Kong” de 1933 fue sensación de su época, y los efectos especiales stop-motion de Willis O'Brien establecieron un estándar no fue superado en décadas. El tema es el mismo que en 1933, como el ser humano es la peor de las bestias, su codicia y megalomanía no tiene límites.
Ambientada en 1933, sigue la historia de un cineasta Carl Denham (Jack Black) que obliga a su elenco y contrata a la tripulación del barco a viajar a la misteriosa Isla. Allí se encuentran con criaturas prehistóricas y un gigante legendario gorila conocido como Kong, a quien capturan y llevan a la ciudad de Nueva York. Tenemos al escritor Jack Driscoll (Adrien Brody), dramaturgo serio admirado por Ann (Naomi Watts), la que será la protagonista del film. Carl también trae consigo a un asistente (Colin Hanks) y al protagonista Bruce Baxter (Kyle Chandler). El barco está a cargo del Capitán Englehorn (Thomas Kretschmann), el primer oficial Hayes (Evan Parke), el joven Jimmy (Jamie Bell) que aprende en el trabajo y el cocinero Lumpy (Andy Serkis).
La cinta se extiende en el tramo del comienzo en Nueca York, mostrando la pobreza del tiempo en las colas de los vagabundos para comer durante la Gran depresión, también en las carencias de la protagonista Ann, que malvive como actriz. Asistimos a la pasión desmedida por el cine que él pone el productor Carl Denham a su trabajo, llegando a manipular a unos y otros para sus objetivos, embarcando a un variopinto grupo de personas en esta enigmática travesía.
Luego tenemos el segundo tramo, la navegación en sí, los caracteres siguen desarrollándose, sobre todo la relación del autor Driscoll con Ann, romance como en todas las anteriores es parche, donde Brody solo puede llegar a cumplidor con un rol de acompañante. Realmente estos caracteres, sobre todo los nuevos mencionados, forman una película aparte un tanto impostada, pues estorba con respecto a lo importante, tanto que en la parte final desaparecen.
El tercero y más grueso y que se hace esperar, es el tramo en Skull Island, se llega en medio de intensa secuencia, el barco debe sortear hostiles farallones de piedra en medio del embravecido mar junto a la ínsula. Jackson vuelve a referenciar a la original con la visión de un mastodóntico muro, al igual que la antigua con discordante portón (si no quieres que pase a este lado lo del otro, para que poner una puerta?). Tenemos (tras calma tensa) a una tribu violenta. El rapto de Ann por esta tribu, cambiando la forma del secuestro con imaginativa secuencia de pértigas. Esta como colocan a Ann amarrada para ser ofrecida en sacrificio a algo que no hemos visto aún. Y aparece en el minuto 70, entre la bruma el Gran Gorila, y Jackson vuelve a poner imaginación visual, vemos como el simio se la lleva por la selva, pero desde el nervioso punto de vista de Ann. Tras ella (como en el original) la tripulación del barco. Entrando con ellos en una especie de revisión de la novela de Arthur Conan Doyle “The Lost World” (1912), que a su vez también era inspiración para Michael Crichton y su “Jurassic Park” llevada al cien por Spielberg. Y es que los perseguidores se toparan con todo tipo de animales prehistóricos. El primero de los encuentros será con una estampida de brontosaurios por un desfiladero con algunos velociraptors, donde los humanos intentan no ser aplastados, en una secuencia chapucera en lo que respecta a los f/x, se nota demasiado el CGI, casi se pueden ver las enormes patas traspasando en modo fantasma a los humanos. Tenemos el viaje de vuelta a su hogar de Kong con su ‘regalo’, pelea con un ciempiés gigante, y tres T-Rex (en la original era contra uno, aunque si acaba con el último de la misma forma abriéndole la mandíbula hasta …), donde los efectos visuales mejoran bastante, hasta ser impresionantes. Tendremos la secuencia descartada en 1933, la del llamado pozo de los monstruos (cuando caen los protagonistas del tronco-puente), con todo tipo de insectos y arañas de metros de envergadura intentando devorar humanos, tremendo como van emergiendo de las cavidades de las paredes oscuras.
Hay otra secuencia propia de Jackson, para bien proyecta parte de lo que queda en los márgenes de la historia original, mejora y pule aspectos de la del 33, escenifica, haciéndonos ver al simio como el último de su estirpe, reliquia a punto de extinguirse, lo vemos en su ‘hogar’ al filo de un acantilado junto a calaveras de grandes simios, le dota de un sentido melancólico, alguien condenado a la soledad, ello realzado por esa lírica imagen del gorila mirando desde el filo del tajo hacia el horizonte en una puesta de sol… (sigo en spoiler)
Ambientada en 1933, sigue la historia de un cineasta Carl Denham (Jack Black) que obliga a su elenco y contrata a la tripulación del barco a viajar a la misteriosa Isla. Allí se encuentran con criaturas prehistóricas y un gigante legendario gorila conocido como Kong, a quien capturan y llevan a la ciudad de Nueva York. Tenemos al escritor Jack Driscoll (Adrien Brody), dramaturgo serio admirado por Ann (Naomi Watts), la que será la protagonista del film. Carl también trae consigo a un asistente (Colin Hanks) y al protagonista Bruce Baxter (Kyle Chandler). El barco está a cargo del Capitán Englehorn (Thomas Kretschmann), el primer oficial Hayes (Evan Parke), el joven Jimmy (Jamie Bell) que aprende en el trabajo y el cocinero Lumpy (Andy Serkis).
La cinta se extiende en el tramo del comienzo en Nueca York, mostrando la pobreza del tiempo en las colas de los vagabundos para comer durante la Gran depresión, también en las carencias de la protagonista Ann, que malvive como actriz. Asistimos a la pasión desmedida por el cine que él pone el productor Carl Denham a su trabajo, llegando a manipular a unos y otros para sus objetivos, embarcando a un variopinto grupo de personas en esta enigmática travesía.
Luego tenemos el segundo tramo, la navegación en sí, los caracteres siguen desarrollándose, sobre todo la relación del autor Driscoll con Ann, romance como en todas las anteriores es parche, donde Brody solo puede llegar a cumplidor con un rol de acompañante. Realmente estos caracteres, sobre todo los nuevos mencionados, forman una película aparte un tanto impostada, pues estorba con respecto a lo importante, tanto que en la parte final desaparecen.
El tercero y más grueso y que se hace esperar, es el tramo en Skull Island, se llega en medio de intensa secuencia, el barco debe sortear hostiles farallones de piedra en medio del embravecido mar junto a la ínsula. Jackson vuelve a referenciar a la original con la visión de un mastodóntico muro, al igual que la antigua con discordante portón (si no quieres que pase a este lado lo del otro, para que poner una puerta?). Tenemos (tras calma tensa) a una tribu violenta. El rapto de Ann por esta tribu, cambiando la forma del secuestro con imaginativa secuencia de pértigas. Esta como colocan a Ann amarrada para ser ofrecida en sacrificio a algo que no hemos visto aún. Y aparece en el minuto 70, entre la bruma el Gran Gorila, y Jackson vuelve a poner imaginación visual, vemos como el simio se la lleva por la selva, pero desde el nervioso punto de vista de Ann. Tras ella (como en el original) la tripulación del barco. Entrando con ellos en una especie de revisión de la novela de Arthur Conan Doyle “The Lost World” (1912), que a su vez también era inspiración para Michael Crichton y su “Jurassic Park” llevada al cien por Spielberg. Y es que los perseguidores se toparan con todo tipo de animales prehistóricos. El primero de los encuentros será con una estampida de brontosaurios por un desfiladero con algunos velociraptors, donde los humanos intentan no ser aplastados, en una secuencia chapucera en lo que respecta a los f/x, se nota demasiado el CGI, casi se pueden ver las enormes patas traspasando en modo fantasma a los humanos. Tenemos el viaje de vuelta a su hogar de Kong con su ‘regalo’, pelea con un ciempiés gigante, y tres T-Rex (en la original era contra uno, aunque si acaba con el último de la misma forma abriéndole la mandíbula hasta …), donde los efectos visuales mejoran bastante, hasta ser impresionantes. Tendremos la secuencia descartada en 1933, la del llamado pozo de los monstruos (cuando caen los protagonistas del tronco-puente), con todo tipo de insectos y arañas de metros de envergadura intentando devorar humanos, tremendo como van emergiendo de las cavidades de las paredes oscuras.
Hay otra secuencia propia de Jackson, para bien proyecta parte de lo que queda en los márgenes de la historia original, mejora y pule aspectos de la del 33, escenifica, haciéndonos ver al simio como el último de su estirpe, reliquia a punto de extinguirse, lo vemos en su ‘hogar’ al filo de un acantilado junto a calaveras de grandes simios, le dota de un sentido melancólico, alguien condenado a la soledad, ello realzado por esa lírica imagen del gorila mirando desde el filo del tajo hacia el horizonte en una puesta de sol… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
…La relación de Ann con el gran simio no es la de amor, de la primera, o la de (ridícula) lascivia de la de 1976, es más de empatía y entendimiento, él la protege y ella intenta divertirle, en lo que es un tributo a la comedia slapstick y a los espectáculos teatrales bufonesco. Ann ya no es la Scream Queen de la primigenia, aquí hay una relación de comprensión y cariño mutuo que cala en el espectador (ósea yo). Tras una elipsis a ver a Ann durmiendo sobre el brazo cálido del simio, el gorila se ha convertido en su protector. En este lugar tendremos una colosal batalla de Kong frente a unos enormes murciélagos. Tendremos como los visitantes capturaran a Kong (como en la original), lo hacen de forma distinta, aunque al igual que en la del 33 hay una elipsis y no nos enteramos como lo pueden llevar (no en a del 76 que si dan sentido a como se lleva en la bodega de un petrolero); El tramo en Skull Island me ha resultado ameno, pero demasiado extendido, aquí lo importante es Kong, el ver caer uno tras otro a personajes con los que apenas hemos conectado resulta entretenido, pero Jackson se excede en lo aparatoso (aunque sin sangre, para hacer el producto para todos los públicos), perdiendo el núcleo de lo crucial, Solo sirve esto para mostrar la obsesión enfermiza de Jack Driscoll por su película. Ah, como en la del 33, aquí a la vuelta han desaparecido los nativos (¿?).
Y bajo el esgrimido lema capitalista de Carl Denham: “El mundo entero pagará por ver esto. Por el precio de una entrada… Kong, la Octava Maravilla del Mundo!”. Entramos en la capital del mundo en el cuarto y climático tramo. Cuasi calcado de la original, Kong atado con grilletes y cadenas en escenario de teatro en Manhattan para ser atracción de feria. Destaca aquello de que ‘Cuando la leyenda se convierte en un hecho, se escribe la leyenda’, me refiero a que la verdad no estropee una buena noticia, sobre quien fue realmente el que ‘salvó’ a Ann en Skull Island. A pesar de que Carl dice al público que no puede escapar, lo hace. Está la huida por Manhattan, destrozando todo a su paso, homenajeando la escena en que el simio del 33 coge un vagón de tren con gente y ‘juega’ con él. Tenemos un encuentro entre Ann y King Kong mucho más natural que el muy forzado de la del 33, donde ‘paseando’ Kong por Nueva York la encuentra en un apartamento, mete la mano y la coge y está solo grita), aquí mejora con naturalidad emocional el reencuentro. Nos regala un poético patinaje por un estanque de Central Park, roto este hermoso momento por la violencia atávica del hombre. Y llegamos, como no, al clímax en el Icono Empire State Building, emparejando esto hábilmente a Kong en el promontorio en Skull Island. Pero el hombre será el peor de las bestias, y tendremos el ataque con aviones de combate., resulta conmovedor este tramo, de los que cala y te pone el vello de punta, y me considero frio. La relación entre el Gran Gorila y la mujer resulta mucho más entrañable que en las anteriores, para ello Naomi Watts tiene mucho que ver en su complicada actuación (recordar que esta actuación frente al simio sería frente a un croma), cargando de sentimiento su expresividad. Pero también vibrante y vigorosa es la encarnación de Andy Serkis del mico en capture-motion, ¡brillante dotando de emociones su rostro, su mirada, fenomenal. Entre los dos hay una química magna, su intimidad se roza, y te hace estremecer en su catárquico final.
Nunca puede ser mejor que la primera, pues pierde de inicio en la originalidad, la frescura, el encanto, e incluso parte de su inocencia crearon una seducción eterna. Esta es un buen homenaje, incluso mejorando algunos aspectos, aunque a Jackson le pierde su (como a Driscoll) megalomanía, queriendo meter mucho, cuando no era necesario atiborrar al espectador, cuando ya tienes de por si una historia cautivadora. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/10/king-kong.html
Y bajo el esgrimido lema capitalista de Carl Denham: “El mundo entero pagará por ver esto. Por el precio de una entrada… Kong, la Octava Maravilla del Mundo!”. Entramos en la capital del mundo en el cuarto y climático tramo. Cuasi calcado de la original, Kong atado con grilletes y cadenas en escenario de teatro en Manhattan para ser atracción de feria. Destaca aquello de que ‘Cuando la leyenda se convierte en un hecho, se escribe la leyenda’, me refiero a que la verdad no estropee una buena noticia, sobre quien fue realmente el que ‘salvó’ a Ann en Skull Island. A pesar de que Carl dice al público que no puede escapar, lo hace. Está la huida por Manhattan, destrozando todo a su paso, homenajeando la escena en que el simio del 33 coge un vagón de tren con gente y ‘juega’ con él. Tenemos un encuentro entre Ann y King Kong mucho más natural que el muy forzado de la del 33, donde ‘paseando’ Kong por Nueva York la encuentra en un apartamento, mete la mano y la coge y está solo grita), aquí mejora con naturalidad emocional el reencuentro. Nos regala un poético patinaje por un estanque de Central Park, roto este hermoso momento por la violencia atávica del hombre. Y llegamos, como no, al clímax en el Icono Empire State Building, emparejando esto hábilmente a Kong en el promontorio en Skull Island. Pero el hombre será el peor de las bestias, y tendremos el ataque con aviones de combate., resulta conmovedor este tramo, de los que cala y te pone el vello de punta, y me considero frio. La relación entre el Gran Gorila y la mujer resulta mucho más entrañable que en las anteriores, para ello Naomi Watts tiene mucho que ver en su complicada actuación (recordar que esta actuación frente al simio sería frente a un croma), cargando de sentimiento su expresividad. Pero también vibrante y vigorosa es la encarnación de Andy Serkis del mico en capture-motion, ¡brillante dotando de emociones su rostro, su mirada, fenomenal. Entre los dos hay una química magna, su intimidad se roza, y te hace estremecer en su catárquico final.
Nunca puede ser mejor que la primera, pues pierde de inicio en la originalidad, la frescura, el encanto, e incluso parte de su inocencia crearon una seducción eterna. Esta es un buen homenaje, incluso mejorando algunos aspectos, aunque a Jackson le pierde su (como a Driscoll) megalomanía, queriendo meter mucho, cuando no era necesario atiborrar al espectador, cuando ya tienes de por si una historia cautivadora. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/10/king-kong.html