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Voto de TOM REGAN:
9
7,2
6.514
Comedia. Drama
Chance es un hombre peculiar. Su vida se reduce a cuidar el jardín de la mansión de un hombre adinerado y a ver la televisión el resto del día. Pero, cuando el dueño de la casa muere y Chance es despedido, no está preparado para hacer frente al mundo exterior. Tiene, sin embargo, la suerte de conocer a Eve, una buena mujer que lo acoge en su casa. Lo paradójico es que, poco a poco, este hombre analfabeto pero extremadamente cortés ... [+]
9 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
402/13(15/12/22) Notable fábula satírica estadounidense que deconstruye con mordacidad a la sociedad, a su superficialidad de la masa, a lo fácil que es manipularla, su culto a las apariencias (se le toma en serio desde el principio por la millonaria por llevar un buen traje hecho a medida), a sus ansias de crear ídolos, creer en guías místicos puros que los guíen en tiempos de crisis (hay que tener en cuenta el contexto del año en que se estrenó, 1979, cuando USA estaba en crisis de identidad tras la desastrosa Guerra de Vietnam, el Watergate que conllevó la dimisión de Nixon, y con Jimmy Carter de POTUS, considerado uno de los peores presidentes de la Historia en su debilidad [prueba de ello fue la crisis del secuestro de la embajada USA en Teherán] y falta de carisma). Ataca a la televisión como medio ‘atontizador’ (uno de los geniales running-gags es la querencia de Mr. Chance por su mando a distancia, es lo único que le preocupa cuando muere su jefe, o como pretende cambiar de ‘canal’ por la calle cuando algo no le gusta [cuando le amenazan unos muchachos con una navaja]) su poder para crear ídolos con pies de barro, también a los medios de comunicación que se dejan arrastrar por los populismos, lanza dardos certeros contra la política y sus arrogantes mandamases que se creen inteligentes y sagaces, cuando no son más que vendedores de crecepelo, incluso tiene pellizcos de gags racistas (esa maravillosa Ruth Attaway, criada negra, cuando lo ve en la televisión, comenta a sus amigos que definitivamente es un mundo de hombres blancos… viendo por tv a Mr. Chance, sabiendo ella que es un simple y lo han entronizado por ser blanco). Dirigida con ritmo sereno, pero pétreo por Hal Ashby, exponiendo un sentido del humor caustico en su vitriólica evolución, llegando a la cúspide de su carrera que eclosionó en esta década de los 70 con films como “Harold y Maude”, “El último deber” o “El regreso”, y que entraría en declive en los 80, cuando fallecería prematuramente (1988).
Con muy inteligente guion del polaco Jerzy Kosiński (controvertido escritor, tuvo muchas polémicas con acusaciones de plagios, mucho de ello fomentado por las autoridades comunistas polacas; Kosinski a los 57 años se suicidó, el 3 de mayo de 1991, tomando una dosis mortal de barbitúricos, su habitual ron con Coca Cola, y asegurándose del resultado introduciendo su cabeza en una bolsa de plástico. Dejó una nota: "Me he ido a dormir por un rato mayor de lo habitual. Llamad Eternidad a ese rato"), que adapta su propia novela homónima de 1970, con aportaciones no acreditadas de Robert C. Jones. Historia de un hombre sin identidad, analfabeto, ha pasado toda su vida sin salir de una casa donde trabajaba como jardinero, y todo lo que sabe del mundo es por programas de tv, que debe abandonar forzadamente la casa en la que creció y salir al mundo, cruzándose por azar con un rico e influyente matrimonio que toma su parquedad de palabra y sus disquisiciones sobre botánica como un signo de inteligencia superior, un cierto sentido claros antecedentes de “Zelig” (1983) y “Forrest Gump” (1994), manejando el resorte de ‘aventuras de pez fuera del agua’, provocando en su desarrollo diálogos ingeniosos, gags delirantes, y todo ello con flema y solidez narrativa, sin querer caricaturizar. Todo ello llevado en un crescendo dramático formidable, hasta desembocar en un final maravilloso tanto en como se quiere depositar el poder del maletín nuclear en una cáscara vacía-placebo, como en ese abierto a interpretaciones epílogo místico (que no estaba en la novela, pero que Kosinski si creó para la película).
Protagonizada por un extraordinario Peter Sellers que transpira humanidad, inocencia, ingenuo, actuación alejada de sus típicos histrionismos, contenida, sobria, seca, monocorde, sereno, impávido, excepto por una media sonrisa hueca de contenido, sin ser consciente de sus limitaciones, con solo un momento en que sus sentimientos le desbordan, tan gélido como asexual (prueba de ello es su singular escena de sexo). Su sencillez es tomada por hondura de pensamiento. Su falta de pasado es tomada por el FBI y la CIA (en un tramo desternillante) como muestra de lo importante que es por ser alguien que alguna agencia de inteligencia ha ocultado sus datos. Sus monólogos escuetos (apenas unos segundos, que parecen soflamas-slogans para ser emitidos en telediarios) sobre la jardinería son tomados como metáforas sesudas sobre la política, elevado a los altares por considerarlo un mesiánico filósofo, cuando solo es placebo para las masas. Todo esto lo transmite el actor con gran fuerza dramática, dejando traslucir emociones tras su rostro de desconcertado. Sellers durante ocho años, presionó a Kosinski a que le concediera el derecho de interpretar al protagonista.
Hay secundarios en jugosos roles como Shirley MacLaine encarnando a Eve con una notable vis cómica, teniendo buena compenetración con Sellers; Melvyn Douglas está sensacional como el ricachón consejero del POTUS, manteniendo una química estupenda con Sellers, transpirando calor entre ambos, excelso su carisma; Jack Warden como el presidente derrocha personalidad, con ese gran encuentro con Mr. Chance, con ese desconcierto con el FBI y CIA sin poder saber quién es ese ‘Gardiner’, y con su peculiar relación con su esposa (Alice Hirson ) y los ‘acercamientos’ de esta; Richard Dysart está muy bien como Ben, el médico personal del anfitrión de Mr. Chance, él único que se da cuenta de quien es realmente este, muy buena su expresividad observándolo y sin querer hacer sangre; Richard Basehart da vida a un diplomático soviético en una jocosa escena con Mr. Channce, donde compara a Chance con Ivan Krylov (1769-1844), un satírico ruso que escribía fábulas, reflejando las condiciones políticas de su país. Chance se ríe cuando le habla en ruso, lo cual hace pensar al europeo que sabe su idioma eslavo.
Con muy inteligente guion del polaco Jerzy Kosiński (controvertido escritor, tuvo muchas polémicas con acusaciones de plagios, mucho de ello fomentado por las autoridades comunistas polacas; Kosinski a los 57 años se suicidó, el 3 de mayo de 1991, tomando una dosis mortal de barbitúricos, su habitual ron con Coca Cola, y asegurándose del resultado introduciendo su cabeza en una bolsa de plástico. Dejó una nota: "Me he ido a dormir por un rato mayor de lo habitual. Llamad Eternidad a ese rato"), que adapta su propia novela homónima de 1970, con aportaciones no acreditadas de Robert C. Jones. Historia de un hombre sin identidad, analfabeto, ha pasado toda su vida sin salir de una casa donde trabajaba como jardinero, y todo lo que sabe del mundo es por programas de tv, que debe abandonar forzadamente la casa en la que creció y salir al mundo, cruzándose por azar con un rico e influyente matrimonio que toma su parquedad de palabra y sus disquisiciones sobre botánica como un signo de inteligencia superior, un cierto sentido claros antecedentes de “Zelig” (1983) y “Forrest Gump” (1994), manejando el resorte de ‘aventuras de pez fuera del agua’, provocando en su desarrollo diálogos ingeniosos, gags delirantes, y todo ello con flema y solidez narrativa, sin querer caricaturizar. Todo ello llevado en un crescendo dramático formidable, hasta desembocar en un final maravilloso tanto en como se quiere depositar el poder del maletín nuclear en una cáscara vacía-placebo, como en ese abierto a interpretaciones epílogo místico (que no estaba en la novela, pero que Kosinski si creó para la película).
Protagonizada por un extraordinario Peter Sellers que transpira humanidad, inocencia, ingenuo, actuación alejada de sus típicos histrionismos, contenida, sobria, seca, monocorde, sereno, impávido, excepto por una media sonrisa hueca de contenido, sin ser consciente de sus limitaciones, con solo un momento en que sus sentimientos le desbordan, tan gélido como asexual (prueba de ello es su singular escena de sexo). Su sencillez es tomada por hondura de pensamiento. Su falta de pasado es tomada por el FBI y la CIA (en un tramo desternillante) como muestra de lo importante que es por ser alguien que alguna agencia de inteligencia ha ocultado sus datos. Sus monólogos escuetos (apenas unos segundos, que parecen soflamas-slogans para ser emitidos en telediarios) sobre la jardinería son tomados como metáforas sesudas sobre la política, elevado a los altares por considerarlo un mesiánico filósofo, cuando solo es placebo para las masas. Todo esto lo transmite el actor con gran fuerza dramática, dejando traslucir emociones tras su rostro de desconcertado. Sellers durante ocho años, presionó a Kosinski a que le concediera el derecho de interpretar al protagonista.
Hay secundarios en jugosos roles como Shirley MacLaine encarnando a Eve con una notable vis cómica, teniendo buena compenetración con Sellers; Melvyn Douglas está sensacional como el ricachón consejero del POTUS, manteniendo una química estupenda con Sellers, transpirando calor entre ambos, excelso su carisma; Jack Warden como el presidente derrocha personalidad, con ese gran encuentro con Mr. Chance, con ese desconcierto con el FBI y CIA sin poder saber quién es ese ‘Gardiner’, y con su peculiar relación con su esposa (Alice Hirson ) y los ‘acercamientos’ de esta; Richard Dysart está muy bien como Ben, el médico personal del anfitrión de Mr. Chance, él único que se da cuenta de quien es realmente este, muy buena su expresividad observándolo y sin querer hacer sangre; Richard Basehart da vida a un diplomático soviético en una jocosa escena con Mr. Channce, donde compara a Chance con Ivan Krylov (1769-1844), un satírico ruso que escribía fábulas, reflejando las condiciones políticas de su país. Chance se ríe cuando le habla en ruso, lo cual hace pensar al europeo que sabe su idioma eslavo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Ashby se sirve de Mr. Chance para vilipendiar a la tv, incluyendo clips televisivos que observa el protagonista, como parte de su frugal cultura, manejado de modo hábil bien para mostrar lo fatuo de los programas catódicos, o para componer gags ingeniosos, como cuando los servicios secretos comunican al POTUS que han analizado la voz de Mr. Chance y no han averiguado su procedencia geográfica, tras lo que hay un corte y vemos a Chance ver en la tv un episodio de ‘Mister Rogers' Neighborhood’ (¿?); Cuando Eve irrumpe en el dormitorio de Mr. Chance con intenciones sexuales, él la agarra y besa apasionadamente, ella lo toma como muy pasional, cuando en realidad lo que hace es imitar una escena que acaba de ver en tv, tras lo que ella le pregunta que le gusta (sexualmente) y él responde que mirar (la tv), el malentendido está servido, pues ella piensa que es un ‘mirón’, y se tumba en el suelo sobre una piel de osos a masturbarse mientras Chance mira en tv un programa de yoga que imita sobre la cama. Esto de que le gusta mirar también es una respuesta en una fiesta cuando un gay le pregunta que le gusta (aunque no sabemos cómo acabó esto, pues hay una elipsis); Incluso traspasa la pantalla para llevar a su protagonista a un late-night y allí el presentador pretende hacer bromas con el reciente consejero presidencial, pero la mayor broma es que este lo toma por un tipo profundo y sabio (solo por que repite modismos de jardinería)
La puesta en escena resulta brillante en su misión de trasladar un estado de ánimo. Ya desde el formidable diseño producción de Michael Haller (“THX 1138”), trasladándonos a la alta sociedad estadounidense con todo su lujo y boato, con epicentro en la fastuosa mansión Rand, en realidad la casa privada más grande de Estados Unidos, ubicada en Asheville, Carolina del Norte. Ashby y Deschanel filmaron la mayor parte de la película en Asheville, Carolina del Norte, en Biltmore Estate. Construida por George Vanderbilt en 1895, fue la casa privada más grande de los Estados Unidos, completa con una mansión de 250 habitaciones situada en 8,000 acres; Ello realzado por la notable cinematografía de Caleb Deschanel, realzando la comicidad caustica de Sellers, jugando con las yuxtaposiciones, con en tonos tenues, fríos, en contraste con la calidez del protagonista; con una dramática edición de Don Zimmerman (“Rocky III”), con montajes tan gráciles como cuando Mr. Chance por vez primera a la calle, o para remarcar lo que se dice sobre él y se pasa a la realidad de él mismo; Y todo esto punteado por la minimalista y a la vez neurálgica música creada por John Mandel (“MASH”), con sensibles melodías de piano, sugiriendo misterio cuasi-mçístico. Mandel también contó con la asistencia de su primo y colega compositor Miles Goodman en la orquestación de la película. Incluye la banda sonora "Also Sprach Zarathustra" de Richard Strauss, arreglada e interpretada por Eumir Deodato, insertada de modo mordaz en el ‘paseo’ que Mr. Chance da cuando es expulsado de su antiguo hogar, emparejando su odisea por Washington DC a la del ’Humano’ en su salto de la prehistoria a la era espacial del film kubrickiano “2001” (1968). También incorpora dos composiciones del pianista francés Erik Satie (“Gnossiennes”, nº 4 y 5) y canciones ambientales, como “Differents Ways”. Asimismo está “Basketball Jones” de Cheech y Chong, escuchado durante los créditos.
Spoiler:
Hay durante los créditos finales un montaje de descartes de una escena donde Sellers se tumba cual muerto y cuando debe callar sonríe una y otra vez, ello con las risas de los de alrededor. Chirriante con el tono del film, como bien remarcó Sellers, rompe el hechizo de la película. Error morrocotudo. Sellers culpó a este inserto de que no llevarse el Oscar (lo ganó Dustin Hoffman por “Kramer vs Kramer”).
Maravillosa fábula sobre la percepción que tenemos sobre la gente. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2022/12/bienvenido-mr.html
La puesta en escena resulta brillante en su misión de trasladar un estado de ánimo. Ya desde el formidable diseño producción de Michael Haller (“THX 1138”), trasladándonos a la alta sociedad estadounidense con todo su lujo y boato, con epicentro en la fastuosa mansión Rand, en realidad la casa privada más grande de Estados Unidos, ubicada en Asheville, Carolina del Norte. Ashby y Deschanel filmaron la mayor parte de la película en Asheville, Carolina del Norte, en Biltmore Estate. Construida por George Vanderbilt en 1895, fue la casa privada más grande de los Estados Unidos, completa con una mansión de 250 habitaciones situada en 8,000 acres; Ello realzado por la notable cinematografía de Caleb Deschanel, realzando la comicidad caustica de Sellers, jugando con las yuxtaposiciones, con en tonos tenues, fríos, en contraste con la calidez del protagonista; con una dramática edición de Don Zimmerman (“Rocky III”), con montajes tan gráciles como cuando Mr. Chance por vez primera a la calle, o para remarcar lo que se dice sobre él y se pasa a la realidad de él mismo; Y todo esto punteado por la minimalista y a la vez neurálgica música creada por John Mandel (“MASH”), con sensibles melodías de piano, sugiriendo misterio cuasi-mçístico. Mandel también contó con la asistencia de su primo y colega compositor Miles Goodman en la orquestación de la película. Incluye la banda sonora "Also Sprach Zarathustra" de Richard Strauss, arreglada e interpretada por Eumir Deodato, insertada de modo mordaz en el ‘paseo’ que Mr. Chance da cuando es expulsado de su antiguo hogar, emparejando su odisea por Washington DC a la del ’Humano’ en su salto de la prehistoria a la era espacial del film kubrickiano “2001” (1968). También incorpora dos composiciones del pianista francés Erik Satie (“Gnossiennes”, nº 4 y 5) y canciones ambientales, como “Differents Ways”. Asimismo está “Basketball Jones” de Cheech y Chong, escuchado durante los créditos.
Spoiler:
Hay durante los créditos finales un montaje de descartes de una escena donde Sellers se tumba cual muerto y cuando debe callar sonríe una y otra vez, ello con las risas de los de alrededor. Chirriante con el tono del film, como bien remarcó Sellers, rompe el hechizo de la película. Error morrocotudo. Sellers culpó a este inserto de que no llevarse el Oscar (lo ganó Dustin Hoffman por “Kramer vs Kramer”).
Maravillosa fábula sobre la percepción que tenemos sobre la gente. Gloria Ucrania!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2022/12/bienvenido-mr.html