206/11(31/12/13) Clásico de aventuras, estudio de una compleja personalidad, Thomas Edward Lawrence, David Lean con bello estilo visual nos obsequia con un hito, joya con momentos únicos, ganó 7 Oscars, película, director, fotografía, dirección artística, sonido, montaje y música.

Peter O’Toole da a su rol carisma, simpatía, ambigüedad, vanidad, autosuficiencia, vulnerabilidad, rebeldía, valor, dignidad, con un lenguaje corporal espléndido, de mirada azul profunda, un ser enigmático, busca su lugar en el mundo, con su lema <No hay nada escrito!>. Es un Mesías (Le preguntan si cruzará el Sinaí, responde <Moisés lo hizo>)? Un héroe? Un guerrero? Un ególatra (dice <Los árabes buscan su libertad. Yo se las voy a dar>)? Un loco temerario (<A mi solo pueden matarme con una bala de oro>)? Un idealista? El Tte. Lawrence es el décimo héroe en la Historia del Cine según el American Film Institute.
Michael Wilson (le dieron el reconocimiento en 1989, tras la restauración del film, otorgándole el Óscar póstumo) escribió el guión, a David Lean le disgustó se centrará en hechos históricos y políticos de la rebelión árabe, fichó a Robert Bolt para guiarlo al estudio de la persona de Lawrence. Casi todos los personajes y situaciones son creación de Wilson, los estupendos diálogos son de Bolt, se basan en parte de las memorias del propio Lawrence de su libro ‘Seven Pilars Of Wisdom’, pero moldea al protagonista a su gusto. Explora la personalidad de Lawrence, a través de su relación con la gente que le rodea, esencialmente con Ali, con charlas sugestivas, además de su mística con el desierto, Bolt le da aristas, le infunde contrastes psicológicos, una deconstrucción brillante del Mito. Enseña el carácter maquiavélico de los políticos, Lawrence les da un rapapolvo <Puede haber honor entre ladrones, pero no hay ninguno en los políticos>, nos muestra el carácter ancestral atado al desierto de los árabes, con momentos de estremecedores.

Lean parte la obra en dos partes. En la primera se da el accidente mortal, en el funeral el reportero Jackson Bentley dice <Era un poeta, un erudito, un guerrero poderoso pero también un exhibicionista>, para ir al pasado, está el magnífico momento de la cerilla apagándose en sus dedos sin mostrar síntomas de dolor, un soldado lo imita y se queja, Lawrence con risa cínica <Por supuesto que duele! El truco está en no pensar que duele>, o la famosa elipsis, el fuego de un fósforo en un cuarto de El Cairo, Lawrence en primer plano la sopla y se agita la llama fundiéndose con el infinito desierto árabe y su cielo rojizo, alegoría Lawrence se mimetizándose con el vasto desierto, sibarita, a continuación los más bellos planos del desierto filmados hasta entonces, lindas tomas panorámicas de sus hipnóticas dunas, preciosos planos de los dos jinetes recortados por el ardiente sol, se da otro de los grandes momentos, un punto de polvo en el soleado horizonte se acerca poco a poco, especie de espejismo, Lean nos aprisiona con este punto que se agranda, hasta que aparece disparando, fastuosa presentación de Ali, Lawrence es hechizado por el desierto y por la cultura árabe, se da el trémulo momento en que los árabes en señal de respeto le regalan la túnica blanca con que pasará a la Historia, se da la reunión Feisal-Lawrence, el Tte. Fascina al Príncipe por su indómita personalidad, está el prodigioso tramo de atravesar el funesto desierto Nefud, la asfixia y el abatimiento nos cala, y la guinda es cuando Lawrence vuelve a las mortales arenas a por el árabe caído, epopéyico, llega el zenit de esta parte, la espectacular toma de Aqaba (la costa de Almería), de un virtuosismo visual supremo, aún quedaba la Odisea a lo Moisés de Lawrence cruzando el Sinaí para dar la noticia a los ingleses de la toma de Aqaba, nos traspasa el sufrimiento de este y de sus dos criados, Daoud y Faraj, con las arenas movedizas, con la tormenta, y con el colofón del épico rugir del claxon de un barco sobre el Canal de Suez, a esto le sigue el desborde de dignidad de Lawrence llegando con su criado al cuartel General.

Segunda parte. Lawrence es ya un héroe para los árabes, se cree su Elegido, lleva a un reportero de guerra que le endiosará, reflejado en el ataque a un tren turco (rodado en Almería), una vez descarrilado y tomado tras un tiroteo, Lawrence en impoluto blanco se da un paseo operístico por el techo del tren, le dice una frase que lo define <Prefiero el desierto porque es limpio>, se da la catarsis, lo detienen y torturan en Deraa (en Almería), sufre una cambio áspero, ya no se siente árabe y los abandona. Los británicos lo convencen para que vuelva y tomar Damasco, ya no es el mismo, su idealismo se ha quebrado. El desencanto y la amargura ya no le dejaran. Expuesto en una cruenta escena (spoiler). Acabando con una secuencia en que Lawrence se da cuenta que puede ser Líder en la Guerra pero es nadie en la Paz (spoiler).

Omar Shariff, el leal compañero de batallas de Lawrence, Ali, es valentía, arrojo, fe, lealtad, gama emocional que hace empaticemos con él, de mirada poderosa, pose regia, soberbio. Ali no es un personaje real, es una combinación de varios líderes árabes. Alec Guiness da vida con majestuosidad al Príncipe, es solemnidad, hidalguía, honor, nobleza, maravilloso su lenguaje gestual altanero, su acento lo desarrolló copiando el de Shariff, deja una fastuosa cita sobre el contraste de él con el Tte. <Con Lawrence, la misericordia es una pasión. Conmigo no es más que buenas maneras. Usted puede juzgar qué es más fiable>. Antony Quinn hace un rol a su medida, un extrovertido líder árabe, poderío, arrogancia, vitalidad, fuerte personalidad, aporta dosis de humor. Arthur Kennedy es el periodista de Chicago Jackson Bentley, evoluciona de la seducción a asquearse por su salvajismo, rol basado en el periodista estadounidense Lowell Thomas que lo ensalzó mundialmente sin reticencias, solo informó de Lawrence tras finalizar la Gran Guerra…