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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Drama América, años treinta. Chuck Glover (Montgomery Clift) es un funcionario del Gobierno del Valle del Tennessee, encargado de expropiar las tierras ribereñas, cuyos habitantes sufren con frecuencia los devastadores desbordamientos del río. El objetivo es, además de evitar catástrofes, construir una presa hidroeléctrica que garantice el progreso de la región. Pero ese proyecto exige la demolición de las viviendas de una pequeña población y ... [+]
23 de mayo de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
140/24(22/05/20) Sobrevalorado film realizado por Elia Kazan (él consideraba su favorito), esperaba mucho más después de las buenas críticas que atesora, y me he encontrado una película que abarca demasiado y aprieta muy poco. Adaptado por Paul Osborn a partir de dos novelas, “Borden Deal's Dunbar's Cove” y “William Bradford Huie's Mud on the Stars”, historia de una batalla de voluntades entre la naciente Autoridad del Valle de Tennessee y propietarios de tierras de generaciones anteriores, y del estudio de Huie de una familia matriarcal del sur rural para los personajes y su reacción a la destrucción de sus tierras. Tiene entre sus grandes bazas, además del reputado director, el protagonismo de Monty Clift, Lee Remick y Jo Van Fleet (bajo una capa de maquillaje para parecer el doble de mayor de sus 41 años), está su temática social donde se enfrentan el viejo mundo (reflejado en esa anciana que no quiere abandonar su ancestral hogar en una isla) con el implacable progreso (representado en la presa). Pero todo este viejo mundo que se nos quiere reflejar en la América profunda con nostalgia y cariño, con esa dulce y carismática viejecita, también lleva consigo el hediondo racismo, no solo de los lugareños blancos, si no también reflejado en el paternalismo con que la vieja trata a sus ‘negritos’. Con lo que la subtrama central queda atrofiada por esta condescendencia con que es abordada la ‘víctima’ de la expropiación.

Hay un romance que me resulta grimante en su flashística evolución, sucede de modo ipso facto, nos lo meten a empujones haciéndolo de este modo inverosímil, pues un tipo viene a echar a la abuela de su isla, habla con la nieta un rato y a los pocos minutos ya se ha acostado con ella, no hay por dónde cogerlo, ella es una viuda que no tiene reparos morales, no tiene sentimientos de culpa en una sociedad cerril y muy religiosa-puritana, como esta, nos hacen ver a la joven con una personalidad anacrónica, más propia del SXXI. Como no me creo esa personalidad melancólica de la joven, cuando lo único que me transmite es que desea salir de este lugar y consigue enganchar a este nuevo visitante, acentuado esto en uno de los clímax dramáticos del film donde ella se le muestra con una abnegación que da dentera tanto sometimiento, sobre todo porque además Clift demuestra una apatía y rostro de empanado que da pena, parece sin alma, su expresividad resulta críptica, quizás atragantado de calmantes o drogas, pero su actuación me resulta desrumbada, acentuada por una química repelente entre él y la Remick. Están los tarugos Hillbillys hijos de la abuela, que se nos presentan como fieles a su madre, para a la siguiente vez que aparecen querer que se la tilde de loca, sin coherencia alguna.

Narra la expropiación de una vieja propietaria sureña que ante la construcción de una presa en el río Tennese es obligada a abandonar sus tierras. Ante la negativa de la anciana Elle Garth (Jo Van Fleet) a dejar sus propiedades, la Tennesse Valley Authority envía a un empleado, Chuck Glover (Montgomery Clift) para disuadirla. El funcionario va a encontrar a una inesperada aliada, la nieta de la anciana, Carol (Lee Remick), una joven viuda que vive allí con sus dos hijos sin decidirse a rehacer su vida. Estamos en los años 30 que bajo el mandato de Roosevelt, se crearon muchos pantanos.

Lo más interesante de la película es la relación de Ella Garth, y Chuck Glover, representante de TVA, los dos ejemplos de dos mundos, el antiguo del profundo sur estadounidense, el anclado en viejos ideales de individualismo enraizados en la tierra, ejemplificado en la historia que le cuenta Ella sobre como su marido se asentó en la isla, y él ejemplo del progreso y la modernidad capaz de arrasar con lo antiguo en pos de un bien mayor común, para esto el (innecesario por su carácter de subrayado excesivo) el prólogo de imágenes de archivo, donde al final él comienza a comprender a la anciana yu sus motivaciones de dignidad, “Lleva sentada en ese porche ochenta años, y yo pretendía sacarla de ahí en un día. Incluso me apetecía, imagínate”. Pero este enfrentamiento me resulta sesgado pues como he dicho, este ancestral micro-universo se sustentaba en explotar a los negros, mano de obra barata, para hacer de los blancos una élite siempre por encima de los negros y perpetuar la segregación racial y de clases. Está muy bien la actuación de Jo Van Fleet, pero cuando la veo no puedo dejar de ver a alguien con un maquillaje que intenta parecer vieja, y entonces me pregunto porque no buscaron a alguien mayor para el papel, es que no había actrices que se asemejaran a edad a lo que se requería y que no desviar la atención su enmascaramiento de la real edad. Del pobre Clift ya he hablado arriba, no quiero machacarlo más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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