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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Aventuras. Acción En esta tercera entrega, el padre del protagonista (Harrison Ford), Henry Jones, también arqueólogo (Sean Connery), es secuestrado cuando buscaba el Santo Grial. Indiana tendrá que ir a rescatarlo y, de paso, intentar hacerse con la preciada reliquia, que también ambicionan los nazis. (FILMAFFINITY)
7 de junio de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
80/10(17/05/19) El tiempo y con ella la mentalidad no pasan en balde, y esta tercera entrega de las aventuras del arqueólogo más famoso de la historia del cine, que en su momento (de adolescente) me resultó “guay del Paraguay” de entretenida, vista 3 décadas después de su estreno me es un producto infantiloide, desprovisto de tensión, producto de una ligereza solo comparable a un argumento más simple que el mecanismo de un martillo, aunque mejora a las pretéritas por la inclusión en el reparto a partir del primer tercio del gran Sean Connery (encarnando con flema deliciosa al padre de Indy, Henry Jones), que es un deleite en su buena química con Ford. El Rey Midas de Hollywood Steven Spielberg volvió a dirigir para completar la trilogía, a partir de historia co-escrita por el productor ejecutivo George Lucas. Un divertimento que combina la acción con la comedia con gran ligereza, donde los dilemas morales, las complejidades o los matices quedan fuera del metraje, todo resulta festivo, intentando aportar sobre las dos anteriores indagando en el pasado de Indy, en su familia, en cómo se convirtió en el aventurero del sobrero panamá y la cazadora, como se aficionó al látigo, como cogió pánico a las serpientes, o como se hizo la cicatriz en la barbilla, pero sobre todo entra en su disfuncional vida familiar (hasta sabremos de boca de su padre su verdadero nombre) algo muy mantra de Spielberg, ya tratado en otras cintas, según comentó el propio Spielberg en un documental la relación entre padre e hijo de este film estaba influenciada por la de Steven con su progenitor Arnold, con el que estuvo alejado años y tras una revelación volvió a recuperar los vínculos afectivos. Esta es una cinta a la que las costuras se le ven demasiado, va de más a menos.

El film tiene (como es marca de la casa) un prólogo brillante en 1912, con ese arranque con imágenes majestuosas del Monument Valley en Utah, homenajeando Spielberg al maestro John Ford con ese convoy de jinetes surcando las imponentes montañas. Un grupo de boys scouts exploran las cuevas, ello mientras vemos a uno de los jóvenes de espaldas, de modo velado, en claro paralelismo con la aparición de Indy en “En busca del Arca perdida”, hasta que aparece su rostro (River Phoenix) descubriendo a unos saqueadores robando una reliquia colombina, Una Cruz de Oro colombina, derivando todo en una persecución que tiene su zenit en un tren en marcha que transporta en sus vagones los enseres de un circo (sus animales, su ajuar de magia,…), donde se gotean guiños del porqué del atuendo y cicatrices de Indy, consiguiendo huir el joven, llega a su casa donde su padre fuera de plano, aunque vemos sus manos escribiendo en un diario, pasa de lo que le cuenta su vástago, entonces aparece el saqueador a recuperar la cruz de Oro, y a cambio le regala su sombrero, el icónico que lleva durante toda la saga.

Hay dos tramos diferenciados, uno es el primer tercio, donde la acción es notable, muy bien ejecutada, trepidante; y la segunda parte precisamente cuando aparece el gran Sean Connery, donde la acción resulta regularmente mostrada (siendo benévolo), estrafalaria, pasada de vueltas y mal coreografiada (epítome es la que se da en el desierto con el tanque nazi), teniendo que dar muchas licencias para digerirla, en cambio los momentos de interacción Sean-Harrison son estupendos, quedando la mencionada acción en un segundo plano. El relato es el sempiterno de batalla entre el Bien vs Mal, donde los grises no hacen acto de presencia.

Las dos entregas pretéritas han marcado a fuego el tono distendido de la saga, inundando las secuencias de comedia y aventuras, todo con un aire muy familiar, para todos los públicos, con un sentido del humor muy blanco, donde no tienes que pensar mucho (o sea casi nada), donde los límites de lo verosímil son sobrepasados una y otra vez, con persecuciones, peleas, explosiones, búsquedas McGuffin místicas, y tono en un clima muy naif, ello en escenarios exóticos, todo envuelto en lo previsible, sin giros que te descoloquen, todo hacia adelante, donde las muertes no suponen catarsis alguna, todo lineal. En este caso llevándonos por el Monument Valley, Venecia, la Alemania nazi o un reino árabe ficticio, y subiéndonos en trenes, lanchas, sidecar, zeppelín, avionetas, caballos, o tanques; llevándonos a cuevas indias, catacumbas, canales, castillos, concentraciones alemanas con Hitler, túneles, desiertos o templos excavados en la roca.

En realidad, siendo un exegeta freudiano podemos deducir que la búsqueda del Santo Grial, en realidad es la búsqueda del padre ausente por parte del hijo, y es que lo que en las otras partes era un interés romántico vago (Karen Allen y Kate Capshaw), aquí lo intenta Alison Doody (muy bella, emulando en algunas escenas a Verónica Lake con su cabello, pero rol totalmente prescindible, una nadería florero), pero en realidad la pareja es Sean Connery, el mejor para hacer binomio el arqueólogo, con un Indy buscando la aprobación de su padre, el que él se sienta orgulloso de él, teniendo choques divertidos como cuando el padre le dice al hijo que sabía que cierto personaje femenino era una traidora, y dice saberlo porque ella habla en sueños (¿?); o también de como en las tres partes Indy siempre está intentando hallar a Dios, bien sea en el Arca, en una piedra o en este caso en el cáliz sagrado; Pero en realidad esto sería otorgar una trascendencia que ni tiene ni busca Spielberg, solo quiere generar un pasarratos que le dé buenos dividendos explotando un producto ya ganador.

La película intenta copiar la primera entrega, con muchas similitudes, con algunos claros guiños (el del Arca en las catacumbas es diáfano, la recuperación de los nazis como malos, y la vuelta de Marcus Brody y Sallah) pero llegado un punto las escenas de acción resultan metidas con el piloto automático, y es que por ejemplo todo lo que sucede en el castillo me es ridículo, propio de un film de Abbot & Costello;… (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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