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Voto de TOM REGAN:
10
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8,0
9.714
Drama. Cine negro
Charles Tatum es un periodista sin escrúpulos que atraviesa una mala racha a causa de su adicción al alcohol, razón por la que se ha visto obligado a trabajar en un pequeño diario de Nuevo México. Cuando un minero indio se queda atrapado en un túnel, Tatum ve la oportunidad de volver a triunfar en el mundo del periodismo. Entonces, en connivencia con el sheriff del pueblo, no sólo convierte el caso en un espectáculo, sino que, además, ... [+]
12 de septiembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
154/12(18/07/16) Obra Maestra del genial Billy Wilder, film incomprendido en su tiempo, quizás por poner contra el espejo a una sociedad a la que no le gustó ver su alma en su verdadera forma distorsionada, morbosa, voyeurista, amarillista, retorcida, hipócrita, y esto (quizás) provoco su fracaso comercial y de crítica, para una cinta además en la que se había invertido mucho dinero, no en vano se creó en Gallup el set de rodaje más grande para un film no bélico hasta entonces. Fue el primer proyecto tras su ruptura con el co-guionista de sus anteriores películas Charles Brackett (“Días sin huella” o “Sunset Boulevard”). La trama de la película se inspiró en dos eventos de la vida real, el primero hace referencia a W. Floyd Collins, que en 1925 quedó atrapado en el interior de una Cueva derrumbada en Kentucky, tras un deslizamiento de tierra, un periódico de Louisville , el Courier-Journal , saltó sobre la historia mediante el envío del reportero William Burke Miller a la escena, la cobertura de Miller volvió el episodio trágico en un evento nacional y ganó el premio Pulitzer, el nombre de Collins se cita en la película como ejemplo de una víctima de derrumbe que se convierte en sensación en los medios; El segundo evento tuvo lugar en abril de 1949, la niña de tres años de edad, Kathy Fiscus de San Marino, California , cayó en un pozo abandonado y, durante una operación de rescate que duró varios días, miles de personas llegaron a ver se desarrollaba la acción; En ambos casos, las víctimas murieron antes de ser rescatados. Esta historia es una mordaz radiografía sobre los medios de comunicación, sobre el poder de manipulación de la prensa, y sobre los depredadores que ávidos consumen las tragedias como un espectáculo, protagonizada por un actor en estado de gracia un volcán en perpetua erupción, un Kirk Douglas apoteósico. El guión original del propio Wilder, junto a Lesser Samuels (“El cáliz de plata”) y Walter Newman (“El hombre del brazo de oro”) fue nominado sin éxito al Oscar.
Billy Wilder imprime un ritmo en increscendo dramático portentoso, una descripción de personajes brillantísima, una edificación de protagonista memorable, unos diálogos y frases afiladísimas, rebosantes de ironía, de agudeza, una deconstrucción grandiosa de la Condición Humana, dejándola en muy mal lugar, y lo peor es que es un certero dardo envenenado a la mezquina naturaleza autodevoradora de todos. El director utiliza una antológica artillería para arremeter contra nuestra patética sociedad, convirtiendo el relato en atemporal, siendo trasladable la situación central a cualquier tiempo. Un frontal ataque a los medios de comunicación, a su insaciable sed de protagonismo, a su artera manipulación, al modo en que hacen circos de las penurias humanas, en como distorsionan la verdad, e incluso la empujan, de cómo las ambiciones, la codicia, el deseo del protagonismo, sacan lo peor de nosotros mismos. Una ácida reflexión moral sobre si son peores estos medios de prensa que hacen un carnaval de la desgracia o los ávidos degustadores que se alimentan de la desdicha, que hipócritamente se convierten en voyeurista que parecen ser felices sabiendo que hay alguien pasándolo mal, gente que tras una falsa fachada de empatía con el sufriente esconden un insensible espíritu que disfruta contemplando la desventura desde la barrera, en lo que resulta un fresco decadente de nuestro mundo, muestra una sociedad degrada, reflejada en un periodismo que la alimenta de carnaza alterada para ser del gusto del populacho.
Es un retrato desgarrador de nuestra sociedad, la exhibe en toda su crudeza, desprovista de sentimientos puros, egoísta, demagógica, por un lado dicen sufrir por la víctima, pero por otro disfrutan del momento, casi nadie queda en buen lugar, solo los padres del accidentado, y el propio Leo, el resto son coparticipes de una situación mostrada con fluidez, con naturalidad, creíble, un entramado podrido de corrupción moral, de complicidades por acción o por omisión, por afán de fama, de éxito, de protagonismo, de egocentrismo, todo conformado con unos sólidos engranajes de elementos que se mueven con frescura. Una corrosiva estampa que pone a la sociedad contra el paredón nuestra doble moral, narrada con cinismo, con incisivo tono, con ironía, con retorcida mordacidad. Muy bueno el recurso cuasi-running-gag de la familia primera que llega al lugar de la tragedia, una familia modelo de la clase media USA, una familia ordinaria, el padre (Frank Cady) un vendedor de seguros (Pacific All-Risk la misma compañía ficticia protagonista en el film de Wilder de 1944 “Perdición”), ella ama de casa con sus bulliciosos hijos, viajan por el país con su caravana, siendo esta prole ejemplo de cómo la clase media norteamericana en la post-guerra tuvo gran pujanza. Al parecer su final podría haber sido otro si no hubiera sido por el puñetero Código Hays, me es excelente el final del film, pero me habría gustado aún más que el maestro Wilder hubiese tenido libertad completa para concluir a su antojo la historia, me extiendo más en zona spoiler.
Kirk Douglas es el amo y señor del film, el lo avasalla todo, lo cubre con su Carisma, un Titán, un Coloso, un Tornado, Apoteósico, racial, visceral, cínico, incisivo, lenguaraz, una serpiente de cascabel, arrogante, narcisista, y sobre todo con todos estas cualidades, empático, simpático, un depredador en constante búsqueda de su frágil presa, un manipulador ingenioso, que sabe ver los defectos de las personas, un amoral encantador, lenguaraz, inteligente, divertido, un derroche de vitalidad memorable, un cruento periodista de instintos básicos, un provocador y lo peor, muy cerca de la realidad, su reflejo del periodismo amarillista que se retroalimenta con su público de las desgracias ajenas, interpretado por el pelirrojo del hoyuelo de modo majestuoso, con un lenguaje gestual impetuoso, de mirada que te atraviesa, Imperial... (sigue en spoiler)
Billy Wilder imprime un ritmo en increscendo dramático portentoso, una descripción de personajes brillantísima, una edificación de protagonista memorable, unos diálogos y frases afiladísimas, rebosantes de ironía, de agudeza, una deconstrucción grandiosa de la Condición Humana, dejándola en muy mal lugar, y lo peor es que es un certero dardo envenenado a la mezquina naturaleza autodevoradora de todos. El director utiliza una antológica artillería para arremeter contra nuestra patética sociedad, convirtiendo el relato en atemporal, siendo trasladable la situación central a cualquier tiempo. Un frontal ataque a los medios de comunicación, a su insaciable sed de protagonismo, a su artera manipulación, al modo en que hacen circos de las penurias humanas, en como distorsionan la verdad, e incluso la empujan, de cómo las ambiciones, la codicia, el deseo del protagonismo, sacan lo peor de nosotros mismos. Una ácida reflexión moral sobre si son peores estos medios de prensa que hacen un carnaval de la desgracia o los ávidos degustadores que se alimentan de la desdicha, que hipócritamente se convierten en voyeurista que parecen ser felices sabiendo que hay alguien pasándolo mal, gente que tras una falsa fachada de empatía con el sufriente esconden un insensible espíritu que disfruta contemplando la desventura desde la barrera, en lo que resulta un fresco decadente de nuestro mundo, muestra una sociedad degrada, reflejada en un periodismo que la alimenta de carnaza alterada para ser del gusto del populacho.
Es un retrato desgarrador de nuestra sociedad, la exhibe en toda su crudeza, desprovista de sentimientos puros, egoísta, demagógica, por un lado dicen sufrir por la víctima, pero por otro disfrutan del momento, casi nadie queda en buen lugar, solo los padres del accidentado, y el propio Leo, el resto son coparticipes de una situación mostrada con fluidez, con naturalidad, creíble, un entramado podrido de corrupción moral, de complicidades por acción o por omisión, por afán de fama, de éxito, de protagonismo, de egocentrismo, todo conformado con unos sólidos engranajes de elementos que se mueven con frescura. Una corrosiva estampa que pone a la sociedad contra el paredón nuestra doble moral, narrada con cinismo, con incisivo tono, con ironía, con retorcida mordacidad. Muy bueno el recurso cuasi-running-gag de la familia primera que llega al lugar de la tragedia, una familia modelo de la clase media USA, una familia ordinaria, el padre (Frank Cady) un vendedor de seguros (Pacific All-Risk la misma compañía ficticia protagonista en el film de Wilder de 1944 “Perdición”), ella ama de casa con sus bulliciosos hijos, viajan por el país con su caravana, siendo esta prole ejemplo de cómo la clase media norteamericana en la post-guerra tuvo gran pujanza. Al parecer su final podría haber sido otro si no hubiera sido por el puñetero Código Hays, me es excelente el final del film, pero me habría gustado aún más que el maestro Wilder hubiese tenido libertad completa para concluir a su antojo la historia, me extiendo más en zona spoiler.
Kirk Douglas es el amo y señor del film, el lo avasalla todo, lo cubre con su Carisma, un Titán, un Coloso, un Tornado, Apoteósico, racial, visceral, cínico, incisivo, lenguaraz, una serpiente de cascabel, arrogante, narcisista, y sobre todo con todos estas cualidades, empático, simpático, un depredador en constante búsqueda de su frágil presa, un manipulador ingenioso, que sabe ver los defectos de las personas, un amoral encantador, lenguaraz, inteligente, divertido, un derroche de vitalidad memorable, un cruento periodista de instintos básicos, un provocador y lo peor, muy cerca de la realidad, su reflejo del periodismo amarillista que se retroalimenta con su público de las desgracias ajenas, interpretado por el pelirrojo del hoyuelo de modo majestuoso, con un lenguaje gestual impetuoso, de mirada que te atraviesa, Imperial... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... A su lado los demás son simples satélites alrededor de Júpiter, aunque queda espacio para una Jan Sterling maravillosa, femme fatale tóxica, actuada de modo perverso por la actriz. Ray Teal como el sheriff despliega un rol extraordinario con su falta de ética, deja traslucir toda la corrupción que el poder conlleva, excelso el actor. Porter Hall como el idealista editor del periódico local deja destellos de rectitud, brújula moral del relato. Bob Arthur como el ayudante de Tatum está correcto en su arco de desarrollo, vemos que cada vez se siente más engullido por la amoralidad de su mentor. Richard Benedict como la víctima lo hace muy bien, haciendo implicar al espectador en su sufrimiento, estremece oír el amor que siente por su “díscola” esposa, notable.
La puesta en escena es sobresaliente, propia de la superproducción que es (1.821.052 $ costó), con una formidable dirección artística de A. Earl Hedrick (“Los viajes de Sullivan”), y Hal Pereira(“La ventana indiscreta”), rodándose en Gallup el set de rodaje más grande para un film no bélico hasta entonces. Filmándose en exteriores de Nueva México, Albuquerque, sede del periódico, y sobre todo es reseñable el que fue el más grande escenario de rodaje hasta la fecha (no bélico) para un film, fue en Gallup, medía 235 pies (72 m) de altura, 1.200 pies (370 m) de ancho y 1.600 pies (490 m) de profundidad e incluyó una antigua vivienda india en una gran cavidad, el derrumbe de la cueva, puestos de venta, estacionamientos, y un carnaval, asimismo se utilizaron más de 1.000 extras y 400 coches en escenas de masas, las escenas del interior de la cueva colapsada se rodó en los Estudios Paramount en Melrose Avenue en Hollywood, CA., todo esto magnificado por la fenomenal fotografía en glorioso b/n de de Charles Lang ("Los 7 magníficos"), en tonos de gamas grisáceas que acentúan lo descolorido de los humanos, con un soberbio manejo de los planos panorámicos para refleja cómo se mueve la turba de gentío, con muy expresivos primeros planos, con gran uso de grúas, con impresionantes travellings, con turbadores picados y contrapicados, con espléndido uso de imágenes simbólicas, todo un alarde de la imagen puesta al servicio de la historia. Se suma la vibrante música de Hugo Friedhofer ("Tú y yo"), con enérgicas y neurálgicas melodías que enardecen y soliviantan en el momento adecuado, se suman dos canciones, "The Hut-Sut Song", que cantan los actores Benedict y Douglas, y la irónica "We're Coming, Leo", cantada presencialmente por un cantante y su banda en el carnaval, escrita por Jay Livingston y Ray Evans escribió canción "Ya vamos, Leo", interpretada por cantante y banda en carnaval.
Spoiler:
El final que al parecer podría haber tenido previsto Wilder dista del que vimos, el arrepentimiento que sufre Tatum tras darse cuenta de que Leo Minosa morirá en la cueva por sus ansias de alargar su sufrimiento y de este modo tener éxito, muriendo al final por apuñalamiento, siendo al final víctima Tatum de los remordimientos de su conciencia redimida. Pues al parecer este tramo final, que dicho sea de paso encaja de modo natural en el relato, no era lo previsto originalmente, era Tatum haciendo una crónica de la muerte de Minosa y mandándosela al editor del periódico en New York. Me habría agradado ver la idea primigenia del gran Billy.
Una ultrarecomendable película, de las que dejan calado eterno, de las que te hacen pensar, y protagonizada por una fuerza de la naturaleza en forma de un tremendo Kirk Douglas. Una de las más sangrantes críticas a los medios de comunicación que se hayan hecho, en tono de comedia décadas después hizo referencia a esta profesión en la genial comedia “Primera plana”, asimismo en el 2014 se estrenó una cinta que guarda bastantes paralelismos con esta, me refiera a la caustica “Nightcrawler”, de Dan Gilroy. Fuerza y honor!!!
Puedes leer más sobre el film en: http://tomregan.blogspot.com/2016/09/el-gran-carnaval.html
La puesta en escena es sobresaliente, propia de la superproducción que es (1.821.052 $ costó), con una formidable dirección artística de A. Earl Hedrick (“Los viajes de Sullivan”), y Hal Pereira(“La ventana indiscreta”), rodándose en Gallup el set de rodaje más grande para un film no bélico hasta entonces. Filmándose en exteriores de Nueva México, Albuquerque, sede del periódico, y sobre todo es reseñable el que fue el más grande escenario de rodaje hasta la fecha (no bélico) para un film, fue en Gallup, medía 235 pies (72 m) de altura, 1.200 pies (370 m) de ancho y 1.600 pies (490 m) de profundidad e incluyó una antigua vivienda india en una gran cavidad, el derrumbe de la cueva, puestos de venta, estacionamientos, y un carnaval, asimismo se utilizaron más de 1.000 extras y 400 coches en escenas de masas, las escenas del interior de la cueva colapsada se rodó en los Estudios Paramount en Melrose Avenue en Hollywood, CA., todo esto magnificado por la fenomenal fotografía en glorioso b/n de de Charles Lang ("Los 7 magníficos"), en tonos de gamas grisáceas que acentúan lo descolorido de los humanos, con un soberbio manejo de los planos panorámicos para refleja cómo se mueve la turba de gentío, con muy expresivos primeros planos, con gran uso de grúas, con impresionantes travellings, con turbadores picados y contrapicados, con espléndido uso de imágenes simbólicas, todo un alarde de la imagen puesta al servicio de la historia. Se suma la vibrante música de Hugo Friedhofer ("Tú y yo"), con enérgicas y neurálgicas melodías que enardecen y soliviantan en el momento adecuado, se suman dos canciones, "The Hut-Sut Song", que cantan los actores Benedict y Douglas, y la irónica "We're Coming, Leo", cantada presencialmente por un cantante y su banda en el carnaval, escrita por Jay Livingston y Ray Evans escribió canción "Ya vamos, Leo", interpretada por cantante y banda en carnaval.
Spoiler:
El final que al parecer podría haber tenido previsto Wilder dista del que vimos, el arrepentimiento que sufre Tatum tras darse cuenta de que Leo Minosa morirá en la cueva por sus ansias de alargar su sufrimiento y de este modo tener éxito, muriendo al final por apuñalamiento, siendo al final víctima Tatum de los remordimientos de su conciencia redimida. Pues al parecer este tramo final, que dicho sea de paso encaja de modo natural en el relato, no era lo previsto originalmente, era Tatum haciendo una crónica de la muerte de Minosa y mandándosela al editor del periódico en New York. Me habría agradado ver la idea primigenia del gran Billy.
Una ultrarecomendable película, de las que dejan calado eterno, de las que te hacen pensar, y protagonizada por una fuerza de la naturaleza en forma de un tremendo Kirk Douglas. Una de las más sangrantes críticas a los medios de comunicación que se hayan hecho, en tono de comedia décadas después hizo referencia a esta profesión en la genial comedia “Primera plana”, asimismo en el 2014 se estrenó una cinta que guarda bastantes paralelismos con esta, me refiera a la caustica “Nightcrawler”, de Dan Gilroy. Fuerza y honor!!!
Puedes leer más sobre el film en: http://tomregan.blogspot.com/2016/09/el-gran-carnaval.html